Una de las grandes problemáticas del sector agrícola son las plagas de insectos, hongos y plantas en los cultivos. Estas pueden causar serios problemas en la producción: desde la disminución de calidad hasta pérdidas completas de las plantaciones.
Por esto, resulta clave prevenir, detectar y tratar a tiempo cualquier indicio de plaga o enfermedad en los cultivos. Para ello, existen diversos métodos, técnicas e insumos específicos que ayudan a erradicarlas de las plantaciones.
En esta nota, repasamos algunos consejos esenciales y útiles para mantener y garantizar la salud y calidad de los cultivos.
Erradicación de hongos
Los hongos son organismos diminutos, generalmente microscópicos, que generan enfermedades en los frutos y cultivos. Además, pueden sobrevivir entre ciclos agrícolas sobre hojas, frutos, en rastrojos de cultivos, en el suelo, en semillas y material vegetativo, entre otros.
Para prevenirlos y combatirlos, se utiliza una clase específica de fungicida para plantas. Estos insumos se pueden aplicar tanto en plantas, frutos y semillas como en cueros y maderas. El fungicida, generalmente, se espolvorea o fumiga sobre la superficie a tratar.
Los fungicidas ofrecen diversos beneficios tanto para los cultivos como para el producto final:
- Control de enfermedades del cultivo
- Reducción de daños
- Aumento de calidad del producto
- Mejor almacenamiento
- Incremento de la productividad
Erradicación de plagas de insectos
Las plagas de insectos no solo alteran el crecimiento de los cultivos, sino que, en casos graves, pueden afectar plantaciones completas, causando pérdidas enormes. Por ello, resulta clave prevenirlas aplicando insumos específicos para ellos.
En el mercado, existen diversas sustancias específicamente diseñadas para erradicar las plagas de insectos. Por ejemplo, podemos optar por un insecticida orgánico que garantice el cuidado del medio ambiente, gracias a la disminución de su efecto residual.
Estos venenos, por lo general, actúan afectando los sistemas respiratorio, digestivo y muscular de los insectos. Dependiendo del modo de acción del producto, se agrupan en tres clases diferentes:
- Fumigantes: Se trata de un veneno gaseoso que afecta el sistema respiratorio. Se recomiendan para espacios cerrados como depósitos o silos.
- De contacto: Actúan cuando el cuerpo del insecto los toca. Por esta razón, se recomienda distribuirlos en los espacios en los que se mueve el insecto.
- Estomacales: Este veneno actúa cuando el insecto lo come. Por ello, funciona mejor en los casos de insectos que mastican, por ejemplo, las hojas. Así, se recomienda aplicar en la superficie de la que se alimentan.
Erradicación de plantas indeseadas
Por último, también existe otro tipo de plagas que no son producto de hongos ni insectos, sino de plantas indeseadas. Se trata de hierbas o malezas de fácil dispersión y gran resistencia que reducen la cosecha al acaparar los recursos necesarios para el desarrollo. Además, su presencia también entorpece la recolección.
Para erradicarlas, se acude a la aplicación de los agroquímicos más utilizados en Argentina: los herbicidas. El ejemplo más conocido es el Glifosato. Este tipo de sustancias se utilizan para inhibir e interrumpir el crecimiento y diseminación de plantas indeseadas en los terrenos y cultivos.