En el Día Internacional de la Tierra, la organización ambientalista Somos Monte Chaco impulsa una campaña on-line para juntar firmas y suspender los desmontes. Desde el pasado jueves, cuando comenzó la petición al momento se alcanzaron 2.900 firmas que se suman a las 2 mil recolectadas presencialmente en las plazas del Chaco durante los últimos dos meses.
Quien esté interesado puede sumar su firma a la dirección: http://www.change.org/ChacoLibreDeDesmontes.
El informe «Frentes de Deforestación: Causas y Soluciones en un mundo que cambia» publicado en febrero por el WWF, ubica el Gran Chaco como la segunda región con la mayor tasa de deforestación de todo el planeta Tierra, incluso más que Amazonia.
Se calcula que, en tan solo trece años, desde 2004 a 2017, se perdieron más de 5 millones de hectáreas de bosques.
Este año con la actualización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos, el Chaco puede solucionar de una vez por todas el problema de la deforestación, prohibiendo el avance de las topadoras sobre los bosques nativos y transformándose en la primera provincia argentina libre de desmontes.
Día de la tierra
La creación del Día Internacional de la Tierra remonta a 1970 y fue el resultado de una masiva manifestación para concienciar sobre la importancia de cuidar el medio ambiente, tomando como modelo las movilizaciones contra la guerra de Vietnam que se habían dado en aquellos años.
Hoy en Argentina esta fecha toma todavía más relevancia siendo que a partir de ahora entra en vigor el Acuerdo de Escazú, recientemente ratificado por la Nación.
Escazú tiene como objetivo garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina de los derechos de acceso a la información ambiental, participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y acceso a la justicia en asuntos ambientales, en pos de garantizar el derecho de las generaciones presentes y futuras a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible.
Contemporáneamente en el Chaco el arranque del proceso de actualización del Ordenamiento Territorial de Bosques Nativos significa la oportunidad concreta para terminar con el problema de los desmontes.
¿QUé ES EL DESMONTE?
Esta pandemia dejó al descubierto las fragilidades de nuestro planeta y quedó claro que necesitamos volver a vivir en armonía con la naturaleza.
Los bosques brindan agua, aire y un clima sano para todos, además de ser fuente de trabajo y comida para muchas familias.
Los desmontes a gran escala son impulsados por la especulación inmobiliaria y una visión de desarrollo vieja y equivocada. El desmonte, o cambio de uso de suelo, no es la tala como muchos piensan.
El desmonte de un bosque virgen es una práctica que se realiza juntando dos topadoras por medio de una enorme cadena que al ser arrastrada, tumba, arranca de raíz y quiebra todo lo que encuentra en su paso, árboles centenarios, plantas, animales. Luego de esto se sacan los troncos de algunas especies, que en gran parte terminan en las industrias tanineras o las grandes carboneras, todo lo que queda en el campo se quema, pese a que la ley lo prohíbe. Con esta práctica obsoleta y destructiva se eliminan en pocos días bosques más extensos que una ciudad entera.
No hay nada sustentable en un desmonte de un bosque virgen -por definición- debido a que es la eliminación permanente e irrevocable de un bosque.
ALTERNATIVAS y PETICIÓN DE FIRMAS
Hoy existen alternativas para producir y valorizar los bosques sin destruirlos: la apicultura factura millones de pesos cada año, el turismo comunitario y de naturaleza permite valorizar el monte y los saberes de las culturas que lo habitan, la agroecología y la agricultura familiar han encontrado desde siempre un equilibrio con su entorno, además una industria forestal verdaderamente sostenible y una ganadería respetuosa del bosque no solo son posibles, sino son lo que cada vez más exige el mismo mercado.
Encuesta
nacional
Una encuesta realizada por la consultora Poliarquía reveló en diciembre pasado que el 89% de los argentinos quiere que paren los desmontes.
El estudio muestra, además, que los argentinos no quieren que se siga expandiendo la frontera agropecuaria a expensas de territorios boscosos, incluso en aquellas áreas que ya han sido devastadas por incendios o destruidas intencionalmente.
Ante la pregunta concreta de si creen que las zonas desmontadas pueden ser aprovechadas para nuevas actividades económicas, solo un 9% respondió que sí. Un 79% dijo, en cambio, que hay que dejar que se recuperen los ecosistemas arrasados.
El estudio reveló que hay un consenso casi total sobre los beneficios que brindan los bosques en el país.
Un 92% que los bosques eran «muy importantes» o «bastante importantes». Un 86% señaló que estaba enterado de que se realizan desmontes. Y un 77% afirmó conocer que existe una ley que protege los bosques.
Ante la pregunta «¿Quién cree usted que es el responsable de que haya desmontes?», un 28% respondió que son los gobiernos provinciales, un 22% el gobierno nacional y un 31% dijo que la culpa cae sobre los tres niveles de gobierno: nacional, provincial y municipal.
Proponen sancionar con hasta 30 años
de prisión a quienes dañen el ambiente
El senador nacional por el Chaco, Antonio Rodas, presentó en marzo un proyecto de ley para tipificar los delitos contra el ambiente ya que, asegura, dentro del sistema penal son escasos. El documento evalúa penas de hasta 30 años dependiendo la gravedad del delito.
Rodas, quien además fue ratificado como vicepresidente de la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable, entre sus considerandos, aseguró que las normas que hasta el momento dispone la Justicia en la materia «están dispersas en leyes que han regulado estas conductas de modo insuficiente».
«Las regulaciones ambientales se han caracterizado por aparecer en razón de casos concretos, a medida que la cuestión ambiental fue tomando visibilidad como objeto de protección jurídica», explicó el legislador chaqueño.
Aseveró que, ante esto, y desde el punto de vista de la política criminal, «se entiende que es necesario incorporar de forma sistematizada la punición de estas conductas», por lo que este proyecto propone unificar en una sola norma, especial, los delitos contra el ambiente.
Delitos y penas
Para sancionar este tipo de conductas se prevén penas de prisión y un sistema novedoso de multas, denominado «días» que será determinado según las condiciones económicas del condenado y su capacidad de pago, con límites mínimos y máximos. El valor «día» será actualizado periódicamente y la multa destinada a un fondo especial para solventar la asistencia social a las víctimas y a sus familias. Esto obedece al hecho que, en cuestiones de multas, distintas iniciativas de reforma del Código Penal han optado por definir estándares actualizables para que no devengan obsoletos.
La propuesta de Rodas contempla penas contra la contaminación y daños contra el medio ambiente, que contempla la mortandad de animales o la alteración o destrucción significativa de la flora para lo cual se prevén las correspondientes figuras agravadas y culposas, y la incorporación de la responsabilidad de las personas jurídicas y de los funcionarios públicos. Para este tipo de delitos los castigos van desde los 720 días de multa hasta los 30 años de prisión.
También se incorporan los delitos contra la biodiversidad el cual establece penas para quien sin autorización y en violación a la legislación y reglamentos nacionales y provinciales introduzca o libere en el ambiente un ejemplar de flora o fauna exótica invasora, de organismos o microorganismos genéticamente modificados y la alteración negativa de los componentes o estructura de la flora o del funcionamiento de los ecosistemas naturales. Para estos delitos se prevé penas que van desde los doce días de multa hasta los seis años de prisión.
También prevé una figura que pena la facilitación o instigación de incendios en bosques, arbustales o pastizales que causen un grave daño a elementos naturales, la flora, la fauna, los ecosistemas o el ambiente en general.