Una misma historia que por más repetitiva que sea, no deja de sorprender: se trata de aquellos casos de personas que compran autos de manera directa y después descubren que son robados.
Esta semana se registraron dos situaciones al respecto, ambas en Resistencia y Sáenz Peña. Y el resultado fue lógico: los propietarios de los vehículos se quedaron «a pata» y sin que nadie les devuelva el dinero que pagaron por ellos.
EL PRIMER CASO
Efectivos de la Policía Caminera con funciones en la Planta Verificadora e Identificación Vehicular de Resistencia, secuestraron un Fiat Uno, gris, porque estaba adulterado.
El rodado fue llevado por una señora (58) para realizar la inspección física. Los peritos lograron detectar que la numeración del motor fue estampada sobre una base rebajada y con cuños no originales a los de fábrica. Además, la numeración del chasis no pudo ser observada debido a que tenía una reparación en el sector.
El fiscal de turno dispuso la incautación del automóvil y la notificación de la conductora.
SÁENZ PEÑA
Asimismo, el jueves a la mañana, efectivos de la Termal incautaron un automóvil buscado a requerimiento de la Justicia.
Se trata de un Toyota Corolla, azul, el cual era solicitado por la Policía Federal, desde el 1 de junio de 2017.
Su conductor (28) se había hecho presente en la Planta Verificadora 3, local con la intensión de realizar el examen físico a su rodado.
Dieron intervención a la fiscalía de turno, cuyo magistrado dispuso la notificación en libertad al conductor, mientras que el rodado fue remitido a la seccional Primera.