Con requerimiento a juicio, el caso del megalavado de dinero descubierta por la Justicia Federal permitirá dilucidar esta maniobra de millones de dólares.
La Fiscalía Federal de Resistencia luego de varios reportes de actividades sospechosas emitidas por bancos locales, descubrió esta maniobra que llevaba años. Se calcula que se movieron más de $79.6 millones: unos USD9 millones a cotización de la época.
Ocho personas están procesadas y a un paso del juicio oral por presuntamente formar parte de esta asociación ilícita dedicada a lavar dinero en el Chaco.
Según develó en su investigación el fiscal Federal de Resistencia, Patricio Sabadini, la operatoria de lavado se iniciaba con la captación de personas de escasos recursos, a quienes se les solicitaba usufructuar sus cajas de ahorros y tarjetas de débito, sin aclarar el fin delictivo por el cual serían usadas. A cambio, se le daba un pago mínimo en concepto de retribución.
En ellas, posteriormente se realizaban depósitos de dinero no declarado por montos que no superaban los $40 mil. Ese tope en la cantidad de dinero depositado se daba debido a que al superar el mismo, el depositante debía hacer una presentación a la entidad bancaria justificando su origen.
Tras hacer los depósitos, inmediatamente simulaban compras de artículos varios en comercios del Paraguay. Sin embargo, las cuentas a las cuales se transfería el dinero no eran de comercio, sino de casas de cambio paraguayas.
Posteriormente, los miembros de la banda viajaban al país guaraní, pagaban un porcentaje de comisión a la casa de cambio, retiraban el dinero y, ya convertido en dólares, lo reingresaban a la Argentina de manera física para luego venderlo en el mercado ilegal de divisas en forma de «dólar blue», en pleno cepo cambiario.
Las ganancias derivadas de esta operatoria reiniciaban este circuito ilegal, terminaban en la compra de vehículos de alta gama o en inmuebles.
LOS PROCESADOS
Por esta causa, según publicó el porta Chaco Día por Día, están procesados por lavado de activos agravado por asociación ilícita Miguel S. y Rodolfo B., en calidad de autores.
En tanto que María A., Víctor H., Juan F., Alfredo A., Bettiana B. y Cintia B. lo están en calidad de partícipes necesarios.
La operatoria, desde Resistencia hasta el Paraguay
En su requerimiento de elevación a juicio presentado ante la jueza Federal, Zunilda Niremperger, el fiscal Sabadini explicó que las metodologías de lavado aplicadas en esta causa fueron por un lado la de envío de efectivo fuera del país de origen (transporte de dinero físico por contrabando o estructuras financieras off-shore) y la de smurf (pitufo, en inglés).
¿En qué consiste el smurf? Consiste en el depósito o consignación del dinero diversificado en un gran número de cuentas bancarias pertenecientes a personas de bajos recursos y en monto fraccionados que no superaban los $40 mil, en una maniobra para dificultar su detección por el sistema financiero, lográndose de esta manera alejar progresivamente el dinero de su origen ilícito y ocultar la propiedad real de los imputados.
¿Cómo hizo esta banda para obtener las cuentas bancarias y las tarjetas de débito para realizar su maniobra ilegal? Gran parte de los testimonios de quienes fueron víctimas explicaron que los conocían de la infancia o por alguna persona en común. Sabiendo su condición humilde, se les acercaron a proponerle ganar un dinero a cambio del uso de sus cuentas y tarjetas de débito. Las excusas eran siempre supuestos problemas burocráticos para el cobro de honorarios o de alguna venta.
Solo dos ejemplos: el caso de un hombre de apellido V., quien en su declaración manifestó conocer a S. desde chico porque vivía frente a su casa. El imputado le dijo a V. que se compró un terreno y si él le podía prestar la cuenta caja de ahorro del Banco del Chaco para depositar el dinero para pagarlo, el cual provenía de un juicio que había ganado y que le estaban abonando «de a poco». Le dijo que la iba a usar por tres o cuatro días en el mes y que cada vez que iba a cobrar le pediría la tarjeta. El hombre accedió «en un acto de confianza».
El otro caso es el de una señora de apellido M. La mujer le prestó su tarjeta de débito del Banco Nación a B., otro de los imputados, porque es pariente lejano de su padre, pero no tenía conocimiento de lo que estaba pasando.
Tiempo después no lo podía encontrar para que le devuelva la tarjeta. Entonces se dirigió al banco a darla de baja y allí la atendió el gerente, explicándole que su tarjeta era usada para depositar y extraer mucho dinero. Desde entonces nunca más vio a B. ni a su tarjeta.
En algunos de estos casos, donde la entidad bancaria detectaba inconsistencia y reportaba la operación como sospechosa, los imputados llegaron a concurrir al banco junto a los titulares de las cuentas «alquiladas» presentándose como sus prestamistas.
Mencionado de otro modo: justificaban el inusual movimiento de las cuentas de estas personas de escasos recursos asegurando que ese dinero provenía de préstamos de una financiera céntrica de Resistencia, cuyo titular era, justamente, el imputado S.
Otro dato que añade un condimento más a lo alevoso de la maniobra es la gran cantidad de veces que los sospechosos cruzaron al Paraguay y el poco tiempo que se quedaban en el país vecino.
En solo ocho meses (entre el 1 de enero de 2015 y el 16 de septiembre de ese año) tres de los imputados pasaron la frontera 684 veces: iban casi todos los días. Y su estadía no duraba más de dos o tres horas.