Por Guillermo Cabaña
Cuando se quiere, se puede. El viejo dicho está siempre vigente en todos los estándares de la vida. Y en el deporte cobra mayor importancia porque ayuda en todo sentido, desde la salud hasta en el estado general de un ser humano.
Esta es la historia de los chicos del beach vóley amateur que, contra viento y marea, consiguieron un lugar para practicar su deporte. Su lugar es un sector del parque urbano Laguna Argüello.
Más allá que ahora la cuarentena les obligó a guardar las ganas, es loable contar las vivencias de un grupo de al menos 80 personas de distintas edades que, el año pasado, decidieron hacer algo sano y optaron por el deporte.
En 2020 soportaron el encierro y, con el proceso de desescalada, un pequeño grupo empezó a darle a la pelota de vóley. Fue en el parque Tiro Federal.
Con el correr de los días, por distintas razones decidieron cambiar de escenario y se mudaron a la laguna Argüello, en un predio especialmente montado con arena sobre la avenida Paraguay.
Fue aumentando el número de jugadores, entre amateurs y federados, sin importar si tenían experiencia o eran principiantes, la intención fue una: hacer deportes.
Muchos de ellos tomaron esta iniciativa por motivos de salud, incluso para alejarse de vicios insanos, otros para tener una actividad mezclándose con personas que en su momento fueron desconocidas, pero hoy son amigas.
Disputan partidos a tres sets y así transcurren las horas, siempre dependiendo del tiempo del jugador.
Los que esperan degustan mates y las tortas parrillas que compran para combatir el apetito. Eso sí: todos respetan a rajatabla el protocolo sanitario. Llevan sus botellas con alcohol en gel y los barbijos.
FALTAN COSAS
Y si de esfuerzo y tesón se habla, estos jugadores son el ejemplo. No representan a ningún club, no tienen padrinos políticos ni integran nada que les permita conseguir cosas.
Pero se las ingenian. Para ello, se las arreglan con una red bastante deteriorada y ni que hablar de las pelotas. Juegan con una sola que, encima, se descosió. Para colmo, el hecho que en ocasiones termine en la laguna, obra contra el buen estado del balón.
Por eso, están elaborando pedidos a Lotería Chaqueña, Instituto del Deporte Chaqueño (IDCH) y a la Subsecretaría de Deportes municipal para ver si consiguen algo que no es caro, pero sí muy útil.
Ojalá que alguna de estas instituciones que tanto ayudan al deporte federado, hagan lo mismo con estos jugadores que, desde el amateurismo y vocación por hacer algo sano, necesitan de elementos básicos como una pelota.