La Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus) fue seleccionada nuevamente a nivel nacional por uno de sus proyectos presentados en el marco de la convocatoria «Ciencia y tecnología contra el hambre» impulsada por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
Se trata del proyecto «Tecnologías para el acceso al agua y saneamiento», cuya línea temática fue el desarrollo y aplicación de tecnología para la potabilización del agua de consumo y aplicación de microorganismos en el tratamiento sostenible de remoción de arsénico en aguas subterráneas, utilizadas en escuelas rurales de la Provincia del Chaco.
En 2020, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación, junto con la cartera de Desarrollo Social de la Nación y el Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales, lanzaron la convocatoria «Ciencia y tecnología contra el hambre». En esta primera convocatoria, que cerró el 21 de diciembre de ese mismo año, se presentaron 451 proyectos de diferentes instituciones científicas y tecnológicas nacionales o provinciales.
El proyecto presentado por investigadores de la Universidad Nacional del Chaco Austral fue seleccionado entre un importante número de propuestas y tendrá un costo estimativo de $17 millones que serán enviados desde Nación a la universidad para poder empezar a comprar los elementos necesarios.
El programa nacional contaba con tres ítems de trabajo que incluía además sub ítems. El elegido por los profesionales de la Uncaus fue la modalidad B: presentación de proyectos de «Tecnologías para el acceso al agua y saneamiento», cuya línea temática fue el desarrollo y aplicación de tecnología para la potabilización del agua de consumo y aplicación de microorganismos en el tratamiento sostenible de remoción de arsénico en aguas subterráneas, utilizadas en escuelas rurales del Chaco.
«Hace muchos años venimos investigando para sacar el arsénico de las aguas subterráneas, que un grave problema en muchas áreas de la provincia, especialmente en la zona rural donde no llega el agua potable de Sameep», manifestó Esther Pellizzari, investigadora y creadora del proyecto.
ARMADO DE BIOREACTORES
Con un diseño realizado por la ingeniera y el aporte de una empresa local se armarán bioreactores. El primer fabricado será utilizado para estudio, ajustar parámetros de funcionamiento «porque saltamos de una escala piloto a una escala industrial y luego de realizado este proceso será instalado en su lugar de permanencia», explicó Pellizzari. Además, remarcó que es un proyecto para patentar, que se encuentra incluido en el presupuesto, porque es «un desarrollo inventado, diseñado y fabricado por nosotros».
Respecto a la región o zona en la que se lo desarrollará no está definido, será analizado con el gobierno provincial y se tendrá en cuenta dónde están las escuelas con mayor contaminación que serán las prioritarias.
«Hoy el costo del traslado de agua a esas escuelas es muy grande y con este proyecto estaríamos solucionado el problema. Es agua para beber y cocinar, no es para bañarse, regar o lavar la ropa. El agua tiene que ser potable porque es transmisora de enfermedades.
El arsénico no se detecta a simple vista, ni con el olor ni con el sabor del agua y en muchos lugares se encuentra a niveles que enferma, intoxica, además en algunas zonas está mezclado con otros minerales que si no están en su justa medida metabólicamente, te enfermas, por eso se hará la remoción completa de todos los contaminantes que tenga el agua», detalló la investigadora.
¿CÓMO SERÁ
EL TRABAJO?
La planta de tratamiento se instalará en la escuela seleccionada con controles mensuales, donde directores y docentes del lugar serán instruidos para poder hacerlo.
En cuanto al mantenimiento que deberá realizarse prolongado en el tiempo, Pellizzari explicó que deberá ser organizado «es sencillo hacerlo, pero hay que saber» y agregó que es importante programar parte de la comunicación, educación, la enseñanza y transmisión de todos los conocimientos que va a necesitar un encargado de escuela para poder mantener la planta con buen funcionamiento.
Bajo la dirección de la ingeniera Pellizzari, el proyecto multidisciplinario está integrado, además, por los investigadores Gabriel Bedogni, quien se encargará de los cálculos cinéticos de reacción; Ricardo Fogar que realizará el análisis desde la parte de alimentos y Walter Frank se encargará de las operaciones de proceso.
La esperanza de poder comenzar a ejecutar el proyecto en 2021 dependerá de la evolución de la pandemia y de otros factores como la llegada de los recursos y la vacunación fundamentalmente por la cantidad personas que participarán de su desarrollo.