A poco menos de una semana para que comience el invierno en el calendario, las temperaturas primaverales registradas días atrás, principalmente en el centro y norte de la Argentina, llegaron ayer a su fin de forma abrupta con el ingreso de un frente frío.
El contraste fue notable ya que las temperaturas de 25 °C a 27 °C registradas el último fin de semana en gran parte del país, y en la provincia, descendieron rápidamente y alcanzó ayer una mínima de 9 °C en Resistencia, mientras que para esta semana se esperan varios días consecutivos con marcas frías, con mínimas que rondarán los 6 °C a 10 °C y máximas entre los 14 °C a los 21 °C, lo que se extendería al menos hasta el próximo fin de semana en el cual se mantendrá el continuo ingreso de aire frío a través de los vientos predominantes del sur.
Si bien el frío no será extremadamente riguroso, sí puede catalogárselo como de origen polar. Con el correr de la semana se verá si algunas ciudades logran registrar una «ola polar», concepto que alude a la presencia de al menos tres días consecutivos con marcas mínimas y máximas estrictas y acordes a la climatología de cada lugar.
Este ingreso frontal comenzó el lunes en el centro del país y llegó a la región ayer con un aumento marcado de nubosidad en las provincias del centro y noreste de la Argentina, pero sin precipitaciones. Sin embargo, este arribo de aire polar coincide con el acercamiento de un sistema de bajas presiones segregado en niveles altos de la troposfera, aumentando la inestabilidad específicamente sobre Cuyo y región Noroeste de la Argentina.
Esta situación favorecerá el desarrollo de precipitaciones en estas regiones, extendiéndose también a la provincia de Córdoba. En zonas bajas se presentarán lluvias débiles y lloviznas, pero en zonas más altas y bajo un escenario con temperaturas frías, aumenta considerablemente la probabilidad de nevadas.
Bajas temperaturas y virus respiratorios
La llegada del frío en tiempo de la pandemia puede complicar la situación, ya que aumenta la probabilidad de padecer infecciones respiratorias. Por esto las recomendaciones son fortalecer los cuidados durante estos meses de junio y julio ya que, sumado a la circulación del Covid, llegan los virus del resfrío, de la gripe, de la bronquiolitis y otros virus respiratorios, además de otros microorganismos que causan neumonías y bronquitis.
No obstante al tener incorporado el hábito y el uso obligatorio de tapaboca y tapanariz (barbijo), el lavado de manos frecuente, el uso de alcohol en gel y la ventilación cruzada de los ambientes, se logró reducir la circulación de este tipo de patologías, como quedó demostrado durante la temporada invernal del año pasado, donde las consultas y los diagnósticos de los mismos en los centros asistenciales tuvieron un gran descenso.
Para entender el rol que juegan las bajas temperaturas en el organismo, hay que saber que la nariz está recubierta por un epitelio cilíndrico ciliado seudoestratificado y, justamente, es importante que las cilias mantengan un movimiento sincronizado pues son las encargadas de la depuración del aire que ingresa por la nariz. Actúan como una barrera de defensa y, con su movimiento, permiten el transporte de la capa de moco que está sobre la superficie del epitelio, evitando la producción de infecciones.
Cuando las temperaturas son extremas, las cilias se paralizan y es allí cuando los virus o bacterias se adhieren a esa capa de moco que se vuelve espesa y más adherente. Se produce el enlentecimiento mucociliar y las toxinas llegan hasta las células ciliadas. En condiciones normales, el movimiento y el moco diluyen las toxinas e impiden que se fijen al epitelio respiratorio. Se genera entonces un círculo vicioso donde cada vez se enlentece más y se deteriora el transporte mucociliar; esto causa una reacción inflamatoria importante, los microorganismos patógenos colonizan e invaden el tejido y el organismo, para compensar ese deterioro, reacciona con estornudos o tos, expulsando el moco.
No es que el frío produzca la enfermedad, sino que se producen cambios a nivel local e inmunológico que hacen que los virus o bacterias entren en contacto con personas quizá muy vulnerables o alérgicas
En el caso del estornudo, se trata de un flujo aéreo súbito y turbulento de una velocidad aproximada de alrededor de 150 km/hora. Las llamadas gotitas de Flügge pueden llegar hasta los ocho a diez metros de distancia.
La tos, por su parte, se produce por una contracción rápida y brusca del diafragma y de los músculos abdominales contra la glotis que está cerrada, pero aumenta la presión dentro de las vías respiratorias y se expulsan las gotitas de Flügge.
Entonces, los días de mucho frío, el transporte de moco se altera, las cilias se inmovilizan y esta es la explicación de por qué nos chorrea la nariz al salir a la calle temprano a la mañana, por ejemplo. No es que el frío produzca la enfermedad, sino que se producen cambios a nivel local e inmunológico que hacen que los virus o bacterias entren en contacto con personas quizá muy vulnerables o alérgicas: se produce la inflamación de la vía aérea y aparece la sintomatología.