«Está claro que fue beneficiosa la lluvia para el interior porque estamos en el período seco, pero en el comportamiento del Paraná no mueve los niveles», explicó Hugo Rohrmann, ex director de la APA en declaraciones a Radio Libertad.
El especialista remarcó que los 70 mm que cayeron el viernes en Resistencia no mueve los niveles. «Uno mira más arriba y dice: en la cuenca del Iguazú cayeron entre 30 y 80 mm, muy cercano a Cataratas, se va a incrementar un poco, pero es muy poco el volumen para la gran cuenca del Paraná.
En la parte de arriba no llovió nada, tampoco se esperan grandes lluvias. Entonces estamos en valores más cercanos al cero de la escala. Ya nos había llamado la atención el año pasado cuando apareció una bajante que hace más de 50 años que no se daba y ahora aparece otra relacionada con la anterior», aclaró.
«Evidentemente en la parte de Brasil que es el corazón de generaciones de caudales del Paraná se está atravesando por segundo año consecutivo por una sequía extrema y eso hace que el rio reaccione de la manera que lo estamos viendo, con valores muy bajos y la mayor preocupación no son los valores que ya están generando problemas, sino cuando termina.
En esta mirada de unos meses hacia adelante las perspectivas de lluvia en la región noreste de la Argentina como del sur de Brasil, son negativas», explicó.
«Nos están avisando que las lluvias van a ser por debajo de lo normal, si bien en un contexto de invierno que es cuando menos llueve pero tres meses hacia adelante no hay ninguna perspectiva, salvo alguna lluvia aislada en la cuenca del Iguazú, pero lo cierto es que los porcentajes van a seguir bajando, nos vamos a acercar al cero y ya se está estimando que se va a llegar a las mínimas históricas del Paraná», dijo.
Las represas contribuyen al fenómeno
Rohrmann detalló que «en cierta medida se nota que desde que se construyeron más represas, hoy hay más de 66 en todo el territorio brasileño, más Yacyretá que provocaron la acentuación de los valores mínimos. En 120 años, los últimos 50, los valores mínimos están un metro por encima en promedio a lo que era históricamente».
Explicó que «la parte del Brasil está atravesando por segundo año consecutivo una sequía extrema y esto afecta al Paraná». «La mayor preocupación no son los valores actuales, sino cuándo termina, ahí las perspectivas de lluvias son negativas. Ya se está estimando que se puede llegar a las mínimas históricas», aseveró.
Recordó que el 7 de octubre de 1944 el río llegó a los 82 centímetros por debajo del cero en la escala del Puerto de Corrientes, el cual es el punto de referencia más crítico. «Al lo mejor no lleguemos a eso, pero sí muy cerca. Lo que pone en evidencia una serie de problemas que derivan en la definición de prioridades como los puntos de toma de agua», estimó.
«Qué lugar de la Argentina uno asocia con el agua… Cataratas, Puerto Iguazú. Hoy hace tres semanas que están distribuyendo el agua en camiones porque la toma ha quedado en el aire. Ese es un tema que empieza a preocupar a todas las poblaciones que toman agua del Paraná del Paraguay hasta Rosario porque ese mismo problema se puede suscitar», insistió.
«No hablemos de la navegación que se empieza a cortar. De hecho en Barranqueras no pueden entrar ni salir las barzas de combustible o de granos», lamentó.
Reglas claras para el cuidado íctico
El docente universitario también se refirió a la situación íctica en este contexto: «Tiene que haber reglas claras de qué se tiene que hacer cuando peligra ese potencial íctico. No puede ser que el Chaco tome una medida y Corrientes otra. Las normas deben ser comunes y acordadas».
«El primer paso de las autoridades es ponerse de acuerdo con las medidas para preservar ese potencial íctico y convenir con quienes viven de ese recurso», subrayó.
«Evidentemente esta bajante en 2021 va a ser mucho más impactante que la de 1944, porque éramos muchísimos menos, entonces las exigencias, el aprovechamiento que hacíamos del Paraná es mucho menor», concluyó.