Sería la cuarta vez en 35 años que se repite de manera consecutiva. Las lluvias serían escasas en el verano y condicionarían a los cultivos.
La probabilidad del fenómeno climático “La Niña” para el próximo verano argentino aumentó del 67% al 70% y condicionaría a las lluvias que se recibirán para la campaña gruesa, principalmente de noviembre a febrero, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA).
La situación fue alertada desde la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). “En los últimos 35 años, hubo tres campañas con Niñas consecutivas, y fueron tres de las peores para soja y maíz de la Argentina”, señaló en el informe semanal.
Entonces, de concretarse, sería la cuarta vez en ese período que dos campañas seguidas serían afectadas por este fenómeno climático. Las anteriores fueron 2008/09, 2011/12 y la 2017/18.
Al respecto, desde la entidad recordaron lo que sucedió en esos casos: “Para soja, los números nacionales muestran que en la primera (2008/09) hubo un rinde de 18,6 qq/ha y que se perdió el 38% de la cosecha. En la segunda, 22,6 qq/ha y fue un 23% la pérdida. La más reciente, 2017/18, terminó con 21,5 qq/ha y se obtuvieron solo 35 millones de toneladas de las casi 52 que se esperaban (32% de merma)”.
En tanto, para maíz, los rindes nacionales para dichas campañas fueron 55,2 qq/ha; 53,4 qq/ha y 59,76 qq/ha respectivamente, cuando el promedio del cereal a nivel nacional está cerca de los 80 quintales.
En los años Niña, las regiones agrícolas de Argentina reciben de un 20% a 30% menos de lluvias que las normales, dependiendo de cómo se desarrolle el evento en cada caso particular. “Lo que resta ahora es responder cuál será la intensidad” en esta oportunidad, indicaron desde la BCR.
Por lo pronto, se espera una próxima semana muy inestable, pero con pocas chances de concretar lluvias generalizadas. “No se ven cambios en el patrón pluvial para lo que falta de agosto”, comentó José Luis Aiello, doctor en Ciencias Atmosféricas.
Malas señales climáticas en Brasil y el invierno argentino
En Brasil, el nivel de sequía “es extraordinario, es uno de los más importantes que hayamos conocido”, advirtió Aiello. De hecho, por esta situación, el Departamento de Agricultura de EEUU (USDA, por sus siglas en inglés) bajó de 93 a 87 millones de toneladas la cosecha de maíz del país vecino para la campaña 2020/21, en línea con las recientes estimaciones del propio organismo brasileño Conab.
En este contexto, Aiello comentó que esta situación impacta “como nunca se había visto” en la provisión de agua para la población y en la capacidad energética. “Las represas están trabajando con niveles muy inferiores a los normales y esto se refleja en los problemas con el río Paraná. Esta sequía tiene muy pocas chances de revertirse, por lo menos hasta noviembre”.
La administración de alarma medio ambiental brasileña tampoco ve respuestas favorables en los modelos climáticos. “La situación es muy incierta”, sintetizó el especialista.
Esto es una mala señal para esperar algún flujo de humedad que auxilie a la Argentina desde el sur de Brasil. Por otro lado, agosto sigue sin dar señales de recuperación pluvial en Argentina y las buenas reservas obtenidas durante el otoño son insuficientes en toda la franja oeste del país.
Las lluvias de este invierno ya se presentan tan deficitarias como en el trimestre frío del año pasado. Y los pronósticos de corto plazo no son favorables: se espera un aumento de la circulación de aire cálido y húmedo, y precipitaciones aisladas.
Pero los fenómenos más importantes se desarrollarían sobre la franja Este. “La distribución de la lluvia sería más generalizada esta vez, pero los acumulados esperados estarían por debajo de los valores normales”, concluyó el reporte.