Existen efectos de la pandemia que, si bien no representan una urgencia o emergencia, a largo plazo y sin contención pueden ser igual de devastadores. Desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS), su directora, Carissa Etienne, aseguró días atrás que «la pandemia de Covid-19 ha provocado una crisis de salud mental en la región a una escala nunca antes vista». Aumento de angustia, estrés, depresión, consumo de sustancias, violencia, son algunas de las consecuencias que derivan de situaciones como pérdidas de familiares, de empleo o ingresos, o el padecimiento de la enfermedad y otras situaciones propias de esta pandemia. Desde este organismo dimensionaron que el 60% de la población de las Américas sufre ansiedad o depresión. «Hoy nos enfrentamos a una crisis de salud mental que, si no se aborda, tendrá graves consecuencias. No solo empeorará la carga de los trastornos de salud mental en nuestra región, sino que también prolongará el impacto de la pandemia», advirtió la directiva.
En este sentido se refirió la psicóloga Beatriz Strugo, en contacto con La Radio, al analizar los últimos casos de femicidios, asesinatos y suicidios que registraron en las últimas horas en la provincia: «Hay un contexto muy complicado, el de la pandemia, que genera mucha angustia, muchas muertes, mucha incertidumbre, en este tiempo hemos visto morir muchos seres queridos, duelos no realizados, mucha bronca, mucha impotencia, más las pérdidas de trabajo, la situación socioeconómica, y puede llegar a tener que ver con muchas cosas», recordó la profesional, quien seguidamente indicó: «Asesinatos hay en todas las épocas, pero ahora se empiezan a ver muchos más, las personas que estaban enfermas están más enfermas todavía, y lo terrible es que no hay un aparato de prevención adecuado».
pandemia y salud mental
En este contexto, Etienne recordó que «en los últimos meses hemos sentido miedo a la infección o ansiedad si estamos enfermos; dolor porque nuestros seres queridos han sucumbido al virus; incertidumbre sobre el futuro, ya que el trabajo y la vida como la conocíamos se ven amenazados; agobio por las noticias y la falta de información; y soledad o aislamiento tras semanas o incluso meses de distanciamiento social. Y aunque es posible que estemos haciendo frente a este estrés de distintas maneras, todos estamos sufriendo, especialmente quienes están afectados por trastornos de salud mental preexistentes», subrayó.
La OPS señaló que los casos de coronavirus en las Américas han alcanzado casi 11,5 millones y que más de 400 mil personas han muerto. La región de las Américas tiene aproximadamente el 13% de la población mundial, pero el 64% de las muertes mundiales reportadas oficialmente.
Asimismo, los pacientes que han dado positivo para Covid-19 también experimentan insomnio, delirio o incluso depresión, dijo Etienne. Muchas personas están agobiadas por el miedo a desarrollar enfermedades graves, y otras están comprensiblemente preocupadas por sus vidas, señaló la directiva. La investigación inicial indica que tanto como un tercio de los pacientes que se recuperan de Covid-19 pueden tener cambios duraderos en su estado de ánimo, y sufren de ansiedad o depresión.
Ante esto «la demanda de apoyo psicológico nunca fue tan alta, las tres cuartas partes de los países que suministraron datos a la OPS reportaron problemas para ofrecer ese apoyo a la población. Más de la mitad de los programas escolares de salud mental y más de las tres cuartas partes de los programas fuera de las escuelas se han interrumpido parcial o totalmente en un momento en el que más del 15% de los jóvenes sufren depresión», indicó.
«Y casi el 90% de los países participantes informan que los servicios de psicoterapia y asesoramiento en salud mental se han visto interrumpidos; sin embargo, hoy hasta el 60% de las personas en nuestra región sufren ansiedad o depresión», agregó.
«Se trata de una tormenta perfecta en todos los países, ya que vemos necesidades cada vez mayores y recursos cada vez menores para abordarlas. Es urgente que el apoyo a la salud mental se considere un componente fundamental de la respuesta a la pandemia», indicó Etienne.
En similar sentido Strugo recordó que «el Estado es responsable y tiene que proveer la contención adecuada, en muchos casos de violencias», aseveró. No obstante también reconoció que «la Policía no puede reaccionar adecuada y oportunamente, en casos como los de esta persona, que probablemente haya entrado en un estado de locura hace tiempo», sostuvo y aseguró que se llegan a casos extremos como los registrados en la provincia, «con falta de diagnóstico de enfermedades muy graves, que a veces el Estado no provee rápidamente la asistencia a este tipo de enfermedades mentales. No sé en qué estado estaba ese sujeto, pero quien cometa semejante cosa, no estaba en un estado mental adecuado», consideró.
consumo de sustancias
Asimismo, la directora de la OPS aseguró que si bien las enfermedades de salud mental constituyen una epidemia silenciosa que ha afectado a las Américas mucho antes de Covid-19, con depresión y ansiedad como dos de las principales causas de discapacidad, también en la región el consumo de alcohol es el segundo más alto en el mundo y advirtió que esta emergencia pueden empeorar estas condiciones.
Para Strugo esta situación ya es palpable, «hay mayor consumo de sustancias y de violencias, hay mensajes muy contradictorios, hay una economía muy quebrada y esto aumenta la violencia, sin ninguna duda, aumenta la frustración, la posibilidad de pensar las situaciones, de separarse de una relación peligrosa», describió.
«Hay un aumento de sustancias absolutamente descontrolado, convengamos que el alcohol es una adicción de fácil acceso incluso en menores de edad, no hay ningún tipo de control, solo lo que se hace en las rutas, la pandemia aumentó mucho el consumo de sustancias que hace dos años no se veía», dimensionó.
Para Strugo, tan peligroso como una grave patología mental no diagnosticada es el consumo de alcohol, «tan a la orden del día y con tan poca educación de la patología que esto conlleva, todo el tiempo lo vemos, desde épocas inmemorables, familias destruidas por el alcohol, vidas destruidas, pero antes eran menos, y ahora vemos mucho más, pero también hay un estado de incertidumbre, de angustia, de pérdida de trabajo de mala economía, de descreimiento», recordó.
Igual necesidad de atención que la violencia de género
Siguiendo con su apelación a los estados para que atiendan la salud mental de la población, la directora de la OPS recordó que «todas las personas que necesitan apoyo de salud mental deben sentirse cómodas pidiendo ayuda. Nadie debería sufrir solo y sin apoyo profesional, especialmente ahora», explicó Etienne. «Estos mismos conceptos se aplican a la violencia doméstica. Estos servicios deben ser accesibles y estar integrados a nivel local; necesitamos innovaciones para llegar a las personas supervivientes y apoyarlas, y es fundamental luchar contra el estigma. La violencia nunca es aceptable y no se debe culpar a las personas sobrevivientes de violencia doméstica», recordó.
Al mismo tiempo consideró: «Es probable que se subestime el alcance real de la violencia doméstica durante la Covid-19, ya que las personas sobrevivientes están atrapadas en casa y los servicios de apoyo y extensión están interrumpidos. Dada la reducción del contacto con amigos y familiares y los obstáculos para acceder a servicios y refugios, estamos dejando a las personas sobrevivientes sin un lugar adonde acudir.
Los costos de la violencia son extraordinariamente altos, por lo que no se puede suspender el apoyo a las personas sobrevivientes», opinó la directora de la OPS. «Los servicios de salud mental y violencia doméstica son esenciales y debemos enfocarnos en abordar las brechas que la pandemia ha dejado al descubierto. Hoy, pido a los países que tomen las medidas necesarias para garantizar que todos reciban la atención que necesitan y merecen», indicó.
Para Etienne, «los pasos más eficaces son contratar y capacitar a más trabajadores de la salud e integrar la salud mental y el apoyo psicosocial dentro de los sistemas de atención primaria de salud para que sean de fácil acceso para quienes más los necesitan». Y agregó: «Debemos intensificar los trabajos para que las personas que viven con enfermedades mentales, así como sobrevivientes de violencia, tengan los recursos y el apoyo que necesitan. Esta pandemia nos recuerda, como nunca antes, que la buena salud mental es necesaria para el bienestar de las personas y las sociedades», agregó la directora de la OPS.
«Los servicios de salud mental son fundamentales en nuestra respuesta a la Covid-19 y, en última instancia, para nuestro proceso de reconstrucción», concluyó.