La chaqueña Daniela Giménez quedó muy cerca de conseguir una medalla en la final de los 100 metros pecho (SB9) de los Juegos Paralímpicos Tokio 2020. La formada inicialmente en Cune, de 29 años, estableció un tiempo de 1m18s70 y llegó en el cuarto lugar.
La prueba fue ganada por la neerlandesa Chantalle Zijderveld, quien completó la prueba en 1m10s99 con récord mundial y paralímpico. Completaron el podio la también neerlandesa Lisa Kruger, campeona paralímpica en Río de Janeiro 2016, que registró un crono de 1m13s91 y la australiana Keira Stephens que terminó en 1m17s59.
Giménez había obtenido el tercer tiempo más veloz entre las ocho finalistas en las series clasificatorias y había esperanza de que pudiera conseguir una medalla, sueño que se frustró por muy poco.
La presente en Tokio es la cuarta experiencia olímpica para la chaqueña, que había sido séptima en esta misma prueba en Beijing 2008, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. No solo logró su mejor ubicación en Tokio, sino que quedó a una centésima de su mejor registro.
Valorarlo el doble
Hoy la dimensión de Daniela Giménez es nacional, pero sus inicos en la natación se dio en el Chaco, y más precisamente en el Club de la Universidad del Nordeste (Cune). Y allí, el que la recibió y luego la formó fue el profesor Francisco Oporto, quien ayer, al ser consultado por LA VOZ DEL CHACO, comentó: «Yo la tuve desde los 5 a los 16 años; un orgullo hoy verla competir, lástima que no pudo abrazar esa medalla de bronce».
«El nivel (de la final) fue muy bueno; ese 1.10 es un tiempazo para natación adaptada. Para darte una idea, las nadadoras argentinas convencionales están en ese tiempo», detalló quien es «el» referente de la natación en el Chaco.
«Hay que valorarlo el doble, porque les falta un miembro y tiran ese tiempo. Son de elite total», afirmó Oporto, quien luego agregó: «Me gustó la actuación de Daniela, creo que el entrenador (Juan Manuel Zucconi) está haciendo un buen trabajo (N. de R.: la chaqueña hace ya varios años que entrena en el Cenard con incluso una incursión por Australia), y con 29 años está en su cúspide. Me parece que a esta edad pedirle al cuerpo más es demasiado». «Daniela ya tiene experiencia, se formó y lo único que me queda de satisfacción es que son las pruebas que elegimos y planificamos con ella en sus inicios. Yo tengo los planes de ella cuando tenía 12 años, que me piden a mí que comencemos a planificar, porque de 6 a 12 lo formamos técnicamente, entrenamos para competir, no para ganar», se explaya el profe.
«Y a partir de los 12 -continúa Oporto- planificamos/entrenamos para ganar. Ella conmigo metió un séptimo puesto, un diploma en Beijing, pero me gustó que lo que alguna vez planificamos que son los estilos pecho, mariposa y libre, son los que hoy ella tiene de excelencia».
«También habla muy bien de nuestro club, de la formación, porque más allá de que haya pasado yo, somos un cuerpo de profesores trabajando siempre con la misma modalidad; hoy teniendo otros chicos con la misma discapacidad que Daniela trabajando con Osvaldo Acuña y Justina Cabrera con un muy buen trabajo y ellos también especializándose, haciendo una diplomatura en discapacidad y natación, que hay que aplaudir», sostuvo Francisco, quien luego agregó: «Pero hoy son solo palabras de halago para Daniela».