Con el objetivo de exponer cómo lo geográfico se relaciona con la salud y la población, en el XVII Encuentro Profesores en Geografía del NEA, organizado por la Facultad de Humanidades de la Unne, se realizó un panel sobre tres enfermedades de relevancia en el NEA y su situación en los primeros decenios del siglo XXI.
Las exposiciones de la doctora Marina Stein sobre Dengue, y de los doctores Horacio Lucero sobre Chagas y Gustavo Giusiano respecto a Paracoccidioidomicosis, visibilizaron la incidencia actual de cada una de estas enfermedades en la región, y las principales acciones para un abordaje actual que permita una mejor atención de las mismas.
Los tres expositores coincidieron en que estas enfermedades requieren una conducta activa por parte de los organismos gubernamentales en pos de la prevención, y optimizar estrategias de diagnósticos.
En especial se destacó que estas enfermedades afectan con mayor fuerza a ciertas poblaciones de alta vulnerabilidad en materia socioambiental, por lo cual atender a esas poblaciones constituye una de las prioridades en las estrategias posibles de abordaje.
DENGUE
Sobre la situación del dengue, Marina Stein, investigadora del Área de Entomología del Instituto de Medicina Regional de la Unne, y docente de la Facultad de Humanidades, explicó que en la región NEA el dengue tiene un patrón «no endémico», es epidémico con interrupción de circulación viral en determinados momentos del año en los que el vector aedes aegypti en su etapa adulta no está presente por una cuestión de temperaturas.
En la Argentina, todos los años hay interrupción de la circulación viral y los brotes se dan en forma recurrente en pocas localidades.
Recordó que es erróneo decir que no hay aedes aegypti en invierno, «lo que no hay son ejemplares en su etapa adulta que son los que pueden transmitir el dengue, porque las temperaturas bajas eliminan los ejemplares adultos, pero sí están en etapa de huevo y sobreviven en esas condiciones. Lo que no hay es circulación viral de dengue en época de bajas temperaturas».
En relación a la actualidad del dengue, la especialista comentó que en la década de 1930 el dengue estaba ampliamente distribuido en toda América, y gracias a las campañas del control del vector se logró que en la década de 1970 existan varios países del continente libres del vector y una reducción de la distribución vectorial en otros países.
Pero el abandono de las campañas de control produjo que actualmente se registre la presencia de aedes aegypti en gran parte del territorio americano, con mayor distribución en todo el continente, incluso mayor a 1930.
En ese contexto, en 2019 se produjo la mayor epidemia de dengue de toda la historia del continente americano, con 3 millones de casos comprobados.
En la Argentina, durante la pandemia hubo 58 mil casos confirmados por laboratorio de tres serotipos distintos, que marcó un récord para el país.
Causas
Respecto a cuáles son las causales de la reemergencia de la transmisión del virus dengue en Argentina, y en particular en la región NEA, Stein señaló que se conjugan una serie de factores como la cuestión climática; pobreza y pobreza extrema; crecimiento poblacional sin precedentes; y urbanización no planificada.
Además, un inadecuado manejo ambiental (acumulación de elementos por falta de provisión de agua corriente, deficiente recolección de residuos, viviendas precarias); actividades humanas que alteran ambientes; inadecuados uso de insecticidas; migración y turismo.
Sobre algunos de esos factores, mencionó el caso de la cuestión climática y al respecto sostuvo que no se debe asociar dengue a ciclos de lluvias.
En 2009 se produjo la primera epidemia de dengue, en la que Chaco aportó 50% de los más de 40 mil casos del país. Esa epidemia se originó en Charata, del Chaco Seco, y en el año 2008, previo a la epidemia, se registró un balance negativo de agua en la región y el país.
«No hubo grandes precipitaciones sino una gran sequía, lo cual desalienta el vínculo entre precipitaciones y brotes de dengue».
Al respecto, agregó que por ser marcadamente urbano y domiciliario el aedes aegypti utiliza también distintos tipos de recipientes que no provienen de la lluvia.
Existen numerosas localidades del país que no reciben agua corriente de red o su frecuencia es intermitente, entonces deben obligadamente almacenar aguas en recipientes para diferentes usos.
En cuanto a factores sociales y de servicios, indicó que hay investigaciones que concluyen que las poblaciones con peores servicios presentan índices de crías y números de criaderos en recipientes de almacenamiento más elevados. Sostuvo que en un contexto mundial en el cual el 60% de las personas carece de saneamiento, 1/3 carece de acceso a agua limpia y gran parte no tiene acceso a la salud, «el dengue crece a mayor ritmo».
También incide el crecimiento poblacional y la urbanización desordenada. Al respecto, mencionó que en Chaco el 20% de la población habita en zonas rurales y se redujo 31% entre 1991 y 2001, y la población urbana, que es el 80%, creció 37% en el mismo periodo.
Las ciudades de menos de 5.500 habitantes crecieron 156% en el último tiempo, principalmente por gente que decide migrar del campo a la ciudad, migración que promueve una urbanización sin planificación y con déficit de red de agua potable.
«El dengue es el reflejo de un desorden ambiental complejo que afecta la salud», resaltó en ese aspecto la doctora Stein, en referencia a que el desorden es multicausal, con múltiples barreras que dificultan la realización de acciones anticipadas para evitar la transmisión del virus.
Sostuvo que atender esas poblaciones de mayor vulnerabilidad constituye una de las acciones prioritarias, complementadas con campañas de control de vectores todo el año.
Chagas: un problema milenario
En el caso de la situación actual de la enfermedad de Chagas, transmitida por el parásito Trypanosoma cruzi, e Horacio Lucero, investigador del Laboratorio de Genética y Biología del Instituto de Medicina Regional de la Unne, explicó que la región nordeste, con Chaco, Santiago del Estero y Formosa en mayor medida, se ubican entre los lugares que no lograron resolver el problema del Chagas, «un problema milenario».
Para graficar la antigüedad de esta enfermedad, comentó que en Perú se hicieron estudios científicos de 283 cuerpos momificados en forma natural y encontraron la presencia de Trypanosoma cruzi a partir de 4 mil años atrás con una prevalencia del 41% en esas momias. «Nosotros en estudios que hicimos en Chaco seguimos encontrando esos niveles de prevalencia, niveles que no logramos bajar, en especial en pueblos aborígenes en situación de vulnerabilidad muy marcada».
Remarcó que actualmente existen tratamientos y altas probabilidades de curación cuando el tratamiento se realiza de manera temprana. Comentó que Chagas se interrumpió en 17 países en cuanto a la transmisión vectorial, es decir la enfermedad asociada por la transmisión por vinchucas, igualmente hubo una fuerte reducción de casos nuevos por año de transmisión vectorial. También hubo un descenso en los nuevos casos por transmisión congénita, y se estima una reducción de la población en riesgo. Además, 21 países endémicos han implementado el tamizaje universal de sangre para la enfermedad de Chagas en los bancos de sangre, pues antes era común que se transmita el virus en transfusiones de sangre.
«En la zona de las Américas han bajado los principales indicadores de Chagas, pero hay deudas a nivel territorial y sanitario en el nordeste argentino con altos indicadores, como Chaco, Santiago del Estero y Formosa». En la Argentina la vigilancia de Chagas se realiza a través del Sistema Nacional de Vigilancia en Salud que tiene su enfoque en disminuir el Chagas transmitido por otras vías de transmisión como de madre a hijo.
Al respecto, sostuvo que se requiere avanzar en desarrollos científicos-tecnológicos para acceder a métodos más sensibles, para identificar al parásito en cantidades mínimas, pues cuando el parásito anida en el tejido cardíaco es difícil encontrarlo.
«Los niños tienen una altísima probabilidad de cura, por lo que es una gran deuda no detectar a niños que tienen altas chances de cura», sostuvo. Consideró necesario poner todos los esfuerzos científicos y de salud pública para acceder a las poblaciones vulnerables, sobre todo en niños, poblaciones que en general están lejos de las grandes ciudades. «Debemos ir a buscarlos, hacer métodos de tamizaje para identificar a los infectados, y poder accionar con tratamientos que son gratuitos a través del sistema de salud pública».
Insistió en que se requiere tener una visión social hacia estas enfermedades que afectan a grupos muy vulnerables.
Respecto a los indicadores de la enfermedad, detalló que el Chagas agudo vectorial, con transmisión por la vinchuca, bajó mucho en el país, pero sigue alta la incidencia en algunas provincias como Chaco que está en tercer lugar en casos de transmisión vectorial detrás de Santiago del Estero y Formosa.