El 24 de octubre de cada año se conmemora en todo el mundo el Día Internacional contra el Cambio Climático, una celebración implementada por la ONU para concienciar sobre sus devastadoras consecuencias.
Después de más de un siglo y medio de industrialización, agricultura a gran escala, mal uso de las energías no renovables y la deforestación, las cantidades de gases de efecto invernadero (GEI) en la atmósfera, se han incrementado en niveles nunca antes vistos en tres millones de años. Aunque la mayoría de las personas y entidades hoy en día ya conocen por qué, sus distintas acciones individuales y colectivas generan consecuencias devastadoras al planeta, todavía hay algunos que prefieren decir que «no creen en el cambio climático de origen antropogénico», como si se tratara de un mito o una leyenda del mundo moderno.
innegable
En la fecha la organización ambientalista Greenpeace difundió imágenes que muestran el impacto directo del cambio climático en los ecosistemas del mundo y el país.
«El cambio climático es una realidad, por más que muchos sectores se nieguen a reconocerlo. Las consecuencias las vemos frecuentemente y en distintas partes del globo. Inundaciones, sequías extremas, olas de calor más intensas, derretimiento de los polos son algunos tristes ejemplos de esta realidad que aún estamos a tiempo de revertir», sostuvo Bruno Giambelluca, coordinador de clima y energía de Greenpeace.
De acuerdo a la organización, el mundo está experimentando cambios drásticos que impactan directamente sobre los ecosistemas, las personas y la biodiversidad. El Ártico podría estar libre de hielo marino en verano para 2035 (1). «El derretimiento del hielo polar no solo amenaza el hábitat de especies como los osos polares y los pingüinos, sino que también hace que el nivel del mar aumente y amenace a las ciudades y comunidades costeras», agregó Giambelluca. A su vez, en gran parte de África y América del Sur las sequías han empeorado, de acuerdo a datos del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
En la Argentina, los impactos también se evidencian en la frecuencia de olas de calor se ha incrementado en el norte y este del país en el período 1960-2010, de acuerdo a datos del Sistema Meteorológico Nacional.
Las inundaciones en varios puntos del país se han repetido en los últimos años, sobre todo en verano.
Los incendios forestales ocurren año tras año, producto de la actividad humana principalmente, pero también promovidos por la sequía y las altas temperaturas. La temperatura media de la superficie de la tierra en parte de la Argentina aumentó un 0,5°C debido al cambio climático mundial. (datos del IPCC/Usal).
En la mayor parte de la Argentina al norte de la Patagonia hubo un aumento de la temperatura media de hasta medio grado entre 1960 y 2010. Estos aumentos, por mínimos que parezcan, tienen un impacto climático regional muy alto. En la Patagonia el aumento de la temperatura media fue mayor que en el resto del país, llegando en algunas zonas a superar 1 °C. (datos del CIMA)
«En pocos días, los líderes del mundo vuelven a reunirse en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26), en Glasgow, para discutir cómo mitigar la crisis climática. Es necesaria mucha más ambición climática en los planes de acción de todos los países. Argentina tiene la oportunidad de sentar un precedente en materia de protección ambiental. Para ello, frenar la deforestación, propiciar la protección de humedales a través de una ley nacional, frenar los planes de exploración petrolera offshore en el Mar Argentino y fomentar programas para una rápida transición a las energías renovables deben ser los ejes principales para los desafíos que nos impone el presente y futuro», finalizó el vocero.
Especialistas
Para comprender mejor la raíz y magnitud del problema, los climatólogos destacan tres hechos: la concentración de GEI en la atmósfera terrestre que está directamente relacionada con la temperatura media mundial de la Tierra; además, esta concentración ha ido aumentando progresivamente desde la Revolución Industrial y con ella la temperatura del planeta; por último, destacan que alrededor de 2/3 de todos los tipos de GEI es el gas de dióxido de carbono (CO2), el que resulta de la quema de combustibles fósiles.
La ONU explica como a medida que la población, las economías y el nivel de vida (con el asociado incremento del consumo) crecen, también lo hace el nivel acumulado de emisiones de GEI, y aquí está la base del problema. La peor parte es que la mayoría de los efectos del cambio climático persistirán durante muchos siglos, incluso si se detienen las emisiones ahora mismo.
En 2018 el IPCC publicó un informe especial, y a diferencia de estimaciones anteriores que se enfocaban en determinar el daño provocado si la temperatura media llegara a los 2 °C de aumento, este boletín indica que gran parte del impacto del cambio climático ya se produciría con 1,5 °C.
Para reducir ese medio grado, se necesita que las emisiones netas mundiales de CO2 de origen antropogénico se reduzcan en un 45% con respecto a los niveles de 2010 para 2030, y seguir disminuyendo hasta alcanzar «emisiones cero» para 2050. Este nuevo propósito solo se puede lograr con una sociedad unida y equitativa, abocada al compromiso de construir actividades sostenibles con bases en el uso de energías limpias.
En 2014 publicaron el Quinto Informe de Evaluación, y esta vez ha dejado con total claridad expuesto el papel de la actividad humana en el cambio climático. Algunas de las conclusiones explican que desde 1880 a 2012 la temperatura media mundial aumentó 0.85 °C, y debido a este calentamiento la pérdida de humedad en ecosistemas, como la selva amazónica o la tundra antártica, pueden estar llegando ahora a umbrales de cambio drásticos.
«El cambio climático es real y las actividades humanas son sus principales causantes», expone el IPCC.
Al mismo tiempo los océanos se han calentado, el hielo y la nieve han disminuido; por ejemplo, el hielo marino en el Ártico ha disminuido en cada década desde 1979, y desde 1901 a 2010 el nivel medio mundial del mar ascendió 19 centímetros debido al hielo fundido por el calentamiento. Se estima que el aumento del nivel medio del mar será de entre 24 y 30 centímetros para 2065 y hasta de 63 centímetros para 2100.