Durante 14 meses, Marcos Villamil de 28 años, cabalgó 8.600 kilómetros sobre Mora, Wayra y Tordo. Fue ovacionado en La Rural.
Hace poco más de un año, en septiembre de 2020, Marcos Villamil (28) dejó su trabajo y salió de Buenos Aires junto a sus tres compañeros: Mora de 11 años, una yegua mestiza con árabe; Wayra de 5 (criollo) y Tordo (un percherón hijo de Mora). Iba con el sueño de cabalgar el país de Sur a Norte, llegar a lugares poco accesibles, conocer personas, pueblos y entrelazar historias. A ese proyecto lo llamó Abrazarte Argentina. Este domingo 7 de noviembre por la mañana, después de cabalgar 8.600 kilómetros, este ingeniero agrónomo finalizó su travesía y fue ovacionado por más de un centenar de vecinos en La Rural de Palermo.
Minutos antes de las 10, Villamil ingresó con sus tres caballos al predio fundado en 1878. Llevaba puesta su infaltable boina, una camisa blanca y, en una de sus manos, sostenía una bandera argentina. Visiblemente emocionado, desfiló por la pista frente a las tribunas y, luego, se ubicó en el centro de la escena, donde esperaba Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural Argentina.
«Queríamos recibirte en esta histórica casa, que es la casa del campo en la Ciudad, y felicitarte por tu esfuerzo. Nos llama mucho la atención el nombre que le pusiste a tu proyecto, que es ‘Abrazarte Argentina’. Qué buen momento para ese nombre de tu epopeya porque, justamente, lo que necesita Argentina en este momento es un abrazo de contención, de esos que se dan fuerte, para darte ganas de seguir adelante», le dijo Pino, segundos antes de entregarle a Villamil un presente.
«Me explota el corazón de alegría, con mi familia y mis amigos que se acercaron a recibirnos a nosotros cuatro. En estos 14 meses hemos pasado de todo. Yo hice dos mil kilómetros de Cordillera de los Andes, en toda la parte Sur del país: Neuquén, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego. En Santa Cruz, puntualmente, viví uno de los momentos más duros. Fue una seguidilla de cosas que fueron pasando: el terreno duro, el clima áspero y los vientos fuertes, tan fuertes, que se me desbarrancó un caballo. Por suerte, no pasó nada», confió Villamil en declaraciones a TN.
También recordó su paso por la zona de pantanos y de piedra laja, «una piedra suelta y con filo sobre la que es muy difícil hacer pie», cuando tuvo que soportar estoico una tormenta de viento de 120 kilómetros por hora. «Nos empezó a empujar contra un barranco de 500 metros. En ese momento, los tres caballos se detuvieron y yo me tiré al piso, y me tomé de la pata del Tordo, y pasamos 10 minutos de ese viento insoportable hasta que bajó la intensidad. Son momentos que hay que pasar, que no te los cuenta nadie, y donde el alma se va preparando», dijo.
Fuente: infobae