La prohibición de las cuotas para los viajes al exterior cayó como un baldazo de agua fría. Según datos del sector turístico, ocho de cada 10 pasajes a un destino internacional se vendían con esta modalidad. La venta de servicios de este tipo, entonces, está virtualmente terminada.
La medida se conoció a pocas horas del Black Friday, uno de los eventos de venta más importantes para el turismo. Las compañías tuvieron que dar de baja sus anuncios, sus comunicaciones en redes sociales y los banners que decoraban las páginas web. Una de las agencias más grandes del país estimó que las ventas fueron un 50% menos de lo que esperaban.
El problema es que, más allá de la costumbre de pagar en cuotas, hoy hay al menos cuatro trabas que vuelven prácticamente imposible comprar un viaje internacional.
1. CEPO A LAS CUOTAS PARA VIAJAR AL EXTERIOR
La primera traba y la más obvia es la medida anunciada el jueves pasado por el Banco Central. Las únicas alternativas que hoy les quedan a quienes quieren comprar sus vacaciones en un destino internacional -o quienes necesitan viajar por razones familiares o de trabajo- es pagar por transferencia al contado, en efectivo (con todos los riesgos que eso implica) o en una sola cuota con la tarjeta de crédito.
Claro que si se opta por la tercera opción se abren dos caminos, según sugería ayer el Central. El primero es pagar el mínimo de la tarjeta y refinanciar el saldo impago. El segundo, tomar un préstamo personal, cubrir el costo total de lo adquirido y luego ir devolviendo el crédito en cuotas. Pero, ¿y el costo?
2. EL COSTO DEL FINANCIAMIENTO
Las dos alternativas que se abren para poder pagar un pasaje en “algo parecido a las cuotas” no son nada baratas.
Al momento de anunciar la medida, fuentes oficiales aseguraban que el pago mínimo de la tarjeta tiene una Tasa Nominal Anual (TNA) del 43%. En primer lugar, a esa cifra hay que convertirla a una Tasa Efectiva Anual (TEA) y sumarle otros costos para llegar al número final, el Costo Financiero Total (CFT). Eso hace que se encarezca alrededor de 20 puntos, dependiendo de cada plan de refinanciación.
Pero esa TNA del 43% tiene una letra chica muy importante a la hora de pensar en turismo en el exterior: solo aplica para saldos impagos por hasta $200.000. De otra manera, rigen intereses compensatorios que no podrán superar en más del 25% a la tasa que los emisores apliquen a los préstamos personales (que dependen de cada entidad).
Por otro lado, el costo de financiarse con un préstamo personal es realmente “artesanal”. En promedio, según el BCRA, la TNA es del 51,42%, pero sobre ese porcentaje se suman costos -que incluyen el perfil de riesgo de cada cliente-, por lo que el número final podría quedar muy por encima.
3. EL COSTO DEL PASAJE
El límite de $200.000 de saldo impago no deja muchas alternativas para quienes quieren sacar un pasaje. Por ejemplo, hoy un vuelo a Brasil se consigue desde los $60.000. Para una familia de cuatro miembros, implicaría un gasto de $240.000, por lo que correría la tasa diferencial.
El tercer problema que tienen los argentinos a la hora de comprar vacaciones en el exterior es el costo del pasaje. Según estimaciones de Focus Market, se necesitan 25 salarios medios para comprar dos vuelos a Madrid contra 10 que se precisan en Brasil y siete en Chile.
Parte del encarecimiento del pasaje fue el costo tributario que se fue agregando con los años. Desde diciembre de 2019 rige el 30% del impuesto PAIS. Desde septiembre de 2020, el 35% de la percepción a cuenta de Ganancias y de Bienes Personales. Eso encareció en menos de un año un 65% los vuelos, hoteles y otros servicios turísticos.
Según cálculos de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por sus siglas en inglés), si se compra un pasaje en la Argentina con una tarjeta local, el 46% del costo total del ticket es impuestos. La institución cuenta al menos siete tributos. En cambio, en Chile ese porcentaje para una sola tasa es del es del 2%; en Uruguay, para tres, del 11%; en México, para dos, del 9% y en Colombia, para tres, del 10%.
4. EL LÍMITE DE LA TARJETA
Finalmente, y un tema no menor, es el límite que tienen las tarjetas de crédito. En dialogo con distintos bancos para conocer cuál es el tope promedio que le asignan a los plásticos de sus clientes. No hay una fórmula estándar, pero de base, oscila entre los tres y cuatro sueldos de una persona. Sobre esa cuenta hay que tener en cuenta el segmento y el perfil de riesgo de cada uno, por lo que puede variar.
Un cálculo “en modo borrador”. Suponiendo ingresos por $75.000, el límite de la tarjeta de una persona podría ser de $300.000. Dependiendo del destino y de cuántos pasajes quiera sacar, tal vez la compra se complique.
En los últimos meses, hubo quejas de varios usuarios sobre límites demasiado bajos. Según los bancos, hubo muchos clientes que no actualizaron ingresos y que dejaron su tope estanco. En un país con inflación como la de la Argentina, eso socavó su poder de compra.