Un informe de FADA reflejó que una celebración con plato principal, helado y un brindis con mesa dulce pasó de $630 (diciembre de 2017) a $3.240:, un incremento del 414,29%. Sucedió en forma similar con productos de rubros no relacionados con el campo, como la ropa y el calzado.
El costo de una cena navideña se multiplicó por 5, al pasar de $630 a $3.240 (414,29%), en los últimos 4 años, según un análisis de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) que comparó los costos de diciembre de 2017 con los del 2021.
En el estudio se tomó como referencia a un plato principal (asado, ensalada de lechuga y tomate y gaseosa), postre (helado) y un brindis con mesa dulce (sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní). «Perdimos 59 brindis, 13 pan dulces, 47 turrones y 51 paquetes de garrapiñadas», ejemplificó el informe de la entidad.
«Llevando el análisis a una cena general con plato, postre y brindis, en cuatro años, con un billete de $1.000 nos perdimos de comprar lo siguiente: casi 7 kilos de asado (6 kilos y 700 grms.), 20 kg. de lechuga, 33 kg. de tomate, 16 gaseosas, 4 potes de helado, 13 pan dulces, 20 paquetes de postre de maní, 47 turrones, 51 paquetes de garrapiñadas y 15 sidras», detalló la economista de FADA, Natalia Ariño.
En tanto, el economista jefe de FADA, David Miazzo, señaló que uno de los datos «que más llamó la atención» es lo que pasó con el helado, ya que en 2017 con $1.000 se compraban 6 kilos y ahora no alcanza ni para 1,5 kilos. «Comprábamos 4 potes de 1 kilo y medio, y hoy no nos alcanza ni para 1. La inflación nos dejó sin postre», aseveró.
La mesa dulce quedó «saladita»
«Las fiestas son sinónimo de brindis y mesa dulce. Si la preparamos con sidra, pan dulce, turrón, garrapiñada y postre de maní, en 2017 gastamos $190 y este año nos va a costar $940, teniendo en cuenta un solo producto por cada uno de los mencionados», advirtió Ariño.
«El pan dulce, símbolo de la Navidad, sube temperatura con la inflación: mientras que en 2017, con $1.000 podíamos comprar 15 panes dulces ($64), hoy solamente nos alcanza para 2 ($340). Perdimos 13, en cuatro años», comentó Miazzo.
Asimismo, el experto añadió: «Uno de los momentos más esperados es el brindis, y la inflación también le pega fuerte: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($56). Hoy compramos 3 ($265) Son 15 sidras menos, que equivalen a 59 brindis que perdimos».
Comparando la mesa dulce, con $1.000, hace 4 años, se adquirían 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 9 ($110), son 47 menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: se compraban 64 paquetes ($15,50), hoy 13 ($75), es decir 51 paquetes menos. En postres de maní podían adquirirse 26 ($38) y ahora sólo 6 ($150), «Perdimos 20 en el camino», indicaron desde FADA.
No sólo suben los alimentos
«El Changómetro muestra que la inflación no afecta solamente a algunos productos: suben los alimentos, pero también los elementos de limpieza, la nafta, la ropa, los servicios y así podríamos seguir», explicó Ariño.
«En relación a la ropa y el calzado, las mismas prendas que en 2017 salían $1.000, hoy nos cuestan $5.083, 5 veces lo que costaba», ejemplificó FADA, demostrando que la suba de precios no se da solo con la materia prima que se elabora en el campo.
«Pasa igual con una compra de supermercado: el mismo changuito, con los mismos productos que hace cuatro años costaban $1.000, hoy asciende a $4.856″, resaltaron.
Inflación con fiebre: ¿se puede controlar la temperatura?
«Tratar o controlar la inflación, es posible. Para hacerlo hay que enfocarnos en tres cosas: reducir la emisión de pesos, gastar menos de lo que se recauda (equilibrio fiscal) y generar confianza en la economía del país. Para que realmente funcione es necesario que se tomen medidas en los tres sentidos, si no seguimos estancados en el mismo problema», alertó Miazzo.
Dejar de imprimir pesos, indicó FADA, es una de las claves. «Esto es algo que países vecinos han entendido y han mantenido a lo largo de las últimas décadas, permitiéndoles tener una inflación bajo control. El Changómetro muestra que el problema no son los precios, son los pesos y su pérdida de valor. Justamente lo confirman los datos, donde podemos ver que no sólo subió el precio del asado o el tomate, sino que subió todo, la ropa, la sidra, etc. Sale a la luz que no es el problema de un precio o de una cadena productiva, es el problema de nuestra moneda que pierde valor», indicó el informe de la entidad.
Fuente: TN