El Día Mundial del Agua se celebra el 22 de marzo de cada año. Su principal objetivo es crear conciencia de la importancia del recurso hídrico. En esta edición, se eligió valorar el valor de las aguas subterráneas, fundamentales para las economías de los países
Desde el Grupo de Investigación sobre Temas Ambientales y Químicos (Gistaq) de la Facultad Regional Resistencia de UTN, con más de 30 años de trayectoria en el estudio de problemas ambientales y el desarrollo de estrategias para abordarlos, detallaron dos proyectos en los que trabajan que busca mejorar el recurso y su accesibilidad en la provincia.
En estos últimos años, una de sus principales líneas de investigación ha sido el monitoreo de la calidad del agua, con el fin de propiciar una efectiva gestión ambiental.
En este momento, sus investigadores se encuentran trabajando en dos proyectos directamente orientados al acceso a agua de calidad.
Monitoreo satelital de calidad
A partir de un acuerdo con Sameep, Gistaq trabaja en la caracterización de cuerpos de agua (puntualmente, lagunas de Resistencia y el riacho Barranqueras, donde se ubica la toma de la planta potabilizadora de Sameep) para posibilitar su seguimiento a través de imágenes satelitales.
El proyecto apunta al desarrollo de una herramienta económica y de libre disponibilidad que brindará a las autoridades provinciales la posibilidad de realizar el monitoreo de dichos cuerpos de manera permanente, aportando datos de relevancia científica y de calidad para favorecer la toma de decisiones, articular planes estratégicos y, al mismo tiempo, anticiparse a los problemas que pudieran originarse. El proyecto lo dirige Enid Utgés.
Entre los diferentes parámetros que pueden monitorearse de manera satelital se destacan dos: la cantidad de clorofila y la turbidez del agua. El primero está directamente vinculado a la eutrofización, es decir al proceso de contaminación acuática provocado por el exceso de nutrientes, procedentes mayoritariamente de la actividad humana, y que se manifiesta mediante la presencia abundante de algas en el cuerpo de agua.
Alejandro Farías, director de Gistaq, explica que el monitoreo satelital «permitirá determinar en qué momento una laguna sufre un bloom algal (el resultado visible de la multiplicación y acumulación de algas) y tomar decisiones al respecto».
Se recuerda en este sentido que los organismos provinciales y municipales deben realizar periódicamente la limpieza de las lagunas para liberarlas de algas. En cuanto a la turbidez, Farías señala que «es un parámetro importante para la potabilización de agua».
«En las costas chaqueñas tenemos un río muy turbio (NdeR: se refiere al Paraná, de lecho limoso por la confluencia del río Paraguay, que recibe gran cantidad de sedimentos provenientes de los ríos Bermejo y Pilcomayo), por ende, el proceso de potabilización necesita eliminar esa turbidez. Conocer cómo llega el agua a la toma (de la planta potabilizadora) es de vital importancia para definir el proceso necesario para eliminar esa turbidez».
En esa línea, aclara que, si bien la empresa estatal realiza un control permanente, «la idea es que pueden realizarlo sin necesidad de moverse del laboratorio, contando, a través de imágenes satelitales, con el valor de turbidez que presenta el agua a potabilizar».
Para este proyecto, Gistaq trabaja en colaboración con el Instituto de Altos Estudios Espaciales Mario Gulich, dependiente de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y de la Universidad Nacional de Córdoba. En este instituto se seleccionó una plataforma satelital y el sensor adecuado para realizar el monitoreo.
Los investigadores de UTN efectúan los muestreos los días y horarios coincidentes con el paso del satélite y miden los parámetros fisicoquímicos en el laboratorio; luego, se correlacionan las variables satelitales y las magnitudes fisicoquímicas y, con esos datos, se desarrollará un algoritmo que permita asignar a cada correlación un valor con significado biofísico.
Acceso al agua en El impenetrable
El segundo proyecto se desarrolla en la zona rural de El Espinillo, alcanzando a trece parajes, con una participación fundamental de las comunidades que allí viven. Se trata de una zona históricamente caracterizada por la dificultad para acceder al agua potable: actualmente la principal alternativa de provisión es el traslado por acarreo de camión, con los constantes inconvenientes que presentan los caminos, las distancias y la falta de logística para cubrir semanalmente la cantidad de parajes.
La propuesta de Gistaq, dirigida en este caso por Alejandro Farías, apunta a encontrar alternativas sostenibles de acceso al agua, su almacenamiento y descentralización, tanto para consumo humano como para uso y producción, en comunidades rurales de la zona.
Para ello, se conformó un equipo interdisciplinario junto a profesionales de Desarrollo Social de la Nación, la Administración Provincial del Agua (APA), Sameep e Inta, y se procederá a realizar un trabajo en territorio que involucrará a las comunidades originarias y criollas del lugar. Se realizará un diagnóstico de diversas fuentes de agua existentes y las problemáticas en torno a ellas; para ello, se relevarán los trece puestos sanitarios del departamento, determinando posibilidades de acceso al agua superficial y al agua subterránea.
Además, se relevará la infraestructura presente en cada puesto, determinando posibilidades de cosecha de agua; también se efectuarán muestreos en distintos puntos del área en estudio, tanto superficial como subterránea, a fin de conocer la calidad de las posibles fuentes de agua, y se analizarán las diversas posibilidades de acceso a la misma para cada uno de los puestos.
Asimismo, se promoverán acciones comunitarias de protección del agua y de concienciación a las comunidades sobre su uso o consumo y mantenimiento de cisternas; se relevarán dispositivos sociales y sanitarios de los parajes seleccionados como prioritarios para el proyecto y se brindará acompañamiento a los consejos sanitarios activos en cada paraje para fortalecer el armado de redes participativas locales.
Se pretende que, al finalizar el proyecto, se pueda elaborar un documento guía con metodologías de captación y almacenamiento que posibiliten disponer del agua de manera sostenible, sobre todo en los momentos de crisis. La propuesta incluirá la utilización de las distintas fuentes, según la clasificación de las áreas hidrogeológicas, a fin de almacenar agua para las épocas de sequía.
El documento incluirá datos técnico-científicos respecto a la calidad, volumen y accesibilidad al recurso para cada uno de los trece puestos sanitarios. Se espera, en una segunda etapa, implementar las metodologías propuestas en el documento y llevar adelante las acciones necesarias en cada uno de los mencionados puestos, garantizando así el acceso al agua en cada uno de ellos.
Los trece parajes donde se trabajará en territorio serán: Paso Sosa, El Mojo, Las Palomas, Algarrobal, Manantiales, Campo de Mayo, San Manuel, Palma Sola, Palo Marcado, La Cangayé, Olla Quebrada, Víboras Blancas y El Palmar.
Cada 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua. Esta celebración tiene por objetivo concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de adoptar medidas para abordarla de manera de alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6 de Naciones Unidas: agua y saneamiento para todos antes de 2030.
La idea de celebrar este día internacional se remonta a 1992, año en el que tuvo lugar la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, en Río de Janeiro, y en la que emanó la propuesta.
Ese mismo año, la Asamblea General adoptó la resolución por la que el 22 de marzo de cada año fue declarado Día Mundial del Agua, siendo 1993 el primer año de su celebración.
El dato
A nivel ambiental, la Argentina tiene 5.6 millones de hectáreas de humedales y 53.6 millones de hectáreas de bosques nativos, ambos ecosistemas donde el agua cumple una vital importancia, pero muchos activos están bajo distintos grados de amenaza, detalla el informe del Banco Mundial Valorando el Agua.
Más allá de su importancia en el uso doméstico, el agua en el país es un actor importante en la economía: es fundamental para la agricultura que es la fuente principal de divisas, el 26% de la energía proviene de fuentes hidroeléctricas, más del 50% de la demanda industrial proviene de sectores con alta dependencia al agua (alimentos, bebidas, productos químicos), el 84% de las exportaciones salen por el agua, es decir, por la hidrovía Paraná-Paraguay, detalla el último reporte.
La infraestructura y la gobernanza sobre el agua también incrementan la posibilidad de mejoras en la economía de un país. Con una mayor seguridad hídrica, se puede reducir el costo económico anual del 2,2% del PIB, o USD1.8 mil millones. Más de la mitad de este monto total anual refleja las pérdidas en la calidad de vida, incluidos los efectos en la salud y la educación, de las personas que carecen de acceso a agua potable y saneamiento.