Anexo de la EPA16 para mujeres con domiciliaria. Se habilitó el jueves.
Desde octubre de 2021 la Fundación Bandada viene realizando gestiones de autorizaciones judiciales y recursos para poder concretar “un proyecto soñado, deseado y también muy necesario al que pudimos dar inicio el pasado jueves 12”, indicaron al informar que se inauguró un espacio «Andar en red, el camimo es posible» que funciona en un espacio que presta la Iglesia San Antonio de Padua.
Para este proyecto concursaron y consiguieron el financiamiento desde el Comité Nacional para la Prevención de la Tortura.
¿De qué se trata Andar en red, el camino posible?
«Este espacio se crea para que más mujeres puedan acceder a la educación y particularmente mujeres que están cumpliendo condena bajo la modalidad de prisión domiciliaria (y sus familiares) y a partir de allí experimentar diferentes alternativas de educación artística, de oficios y lograr la terminalidad educativa mediante el trabajo en red con la Escuela Primaria para Adultos 16 José Manuel Estrada que dispuso el funcionamiento de un anexo en el lugar donde hoy funciona esta sede externa», informaron.
«Andar en red, el camino posible, lo llamamos asi, porque, claramente esto no sería posible sin el acompañamiento de les funcionaries responsables de las vidas de estas mujeres; como ser la defensora general adjunta del Poder Judicial Gisela Gauna Wirz; jueces de Ejecución Penal 1 y 2 de Resistencia, doctor Jorge Lataza y doctora Ligia Duca; Centro de Liberados del Chaco y el apoyo incondicional del Comité para la Prevención de la Tortura Chaco representado por su vicepresidente Kevin Nielsen y la Comisionada Silvina Amalia Canteros«, resaltaron desde Bandada.
Asimismo, agradecieron a Indiana Guereño y Larisa Zerbino de la Asociación Pensamiento Penal, Gonzalo Garcia Veritá que acompaña desde Castelli, a la jueza Sandra Saidman.
El espacio físico donde se iniciaron los talleres, por la tarde del jueves, y la escuela, por la mañana, es la iglesia San Antonio de Padua “que sin mayores referencias de Bandada, que nuestra palabra, nos presta cotidianamente un salón para las actividades”, nos contaron desde la fundación.
“Después de mucho buscar quien nos alojara, apareció Fernando el sacerdote Jesuita a cargo de esa iglesia, fue el primero en abrirnos las puertas y contar orgulloso en su comunidad, que este grupete de militantes feministas y en lucha por los derechos humanos tiene un espacio, de mucha libertad para trabajar con las olvidadas, las más excluidas, las ´malas´ víctimas de un sistema que nunca o muy muy pocas veces propicia aprendizajes, inclusión y crecimiento para quienes lo transitan el sistema penal”, agregaron por último.