Con septiembre comienza una nueva temporada climatológica, que una vez más genera expectativas puestas en las lluvias que se esperan para el próximo trimestre que, entre otras cuestiones, determinaría el final o no de la gran bajante histórica que hace tres años afecta al río Paraná.
No obstante, hasta que las precipitaciones no se produzcan, los especialistas no se animan a arriesgar el fin de este ciclo. Así lo señaló el ingeniero hídrico, experto, docente e investigador, Hugo Rohrmann, en contacto con Radio Nacional.
«El río Paraná en Barranqueras y Corrientes está alrededor de los 2 metros de altura en escala, eso significa que todavía siguen en agua bajas por tercer año consecutivo, marcando una gran bajante del río Paraná que ha afectado distintas situaciones al funcionamiento del río y su aprovechamiento», indicó -en primera medida- el investigador.
«En este tramo del año, terminando agosto y comenzando septiembre, es una fecha particular porque cuando se considera que termina la temporada de lluvia y empieza otra, tanto acá como en el Noreste, en Brasil, y empieza a mostrarse a partir de septiembre en Brasil y en octubre en la Argentina, claramente la presencia nuevamente de la lluvia después de un período seco entre otoño e invierno», describió.
«En este sentido, los organismos meteorológicos, tanto de la Argentina como de Brasil, van a actualizar entre hoy y mañana la perspectiva de lo que se puede esperar el comportamiento de lluvias, para nuestra región entre septiembre, octubre y noviembre. Ya con la temporada de lluvia consolidada, entonces hay una gran expectativa, si realmente esa temporada de lluvia va a ser normal o deficitaria, o con valores por debajo de lo normal como ha venido ocurriendo en el invierno, que por un lado está bien porque esa es la histórica», continuó su explicación.
«Pero teniendo en cuenta que es una gran cuenca, que junta agua de muchos lugares, se necesita una lluvia importante para certificar que va a terminar esta gran bajante, y eso es lo que hasta ahora los organismos hídricos de planificación no lo están haciendo. Van a esperar a ver si la temporada de lluvia viene normal o por encima de lo normal como para poder afirmar eso», indicó.
Más allá de lo que deparen las lluvias, Rohrmann señaló que «si uno compara 2020 o 2021, este año se está en mejores condiciones.
El año pasado estábamos más cerca del 0 metro que de los 2 metros que tenemos ahora, o sea el río está más alto. Los embalses en Brasil están con más almacenamiento. Hace un año estaban en un 20% y hoy están en 60%, entonces son elementos que en el comportamiento de una cuenca tan grade como la del Paraná y Paraguay nos están indicando que no estamos en condiciones tan críticas, que hay pocas esperanzas de que el río baje hasta valores tan críticos».
Al tiempo que afirmó: «Estamos todos esperanzados de que la nueva temporada de lluvia comience a regularizar el funcionamiento del Paraná y todas las actividades asociadas».
Ciclos naturales
Al momento de determinar las causas de este fenómeno, el especialista sostuvo: «En mi opinión son comportamientos cíclicos que tiene la naturaleza porque esto ya pasó. En 2020, o fines de 2019, cuando nos sorprendió esta bajante, empezamos a buscar en las estadísticas a ver si habían situaciones similares, y aparecen tres años del 68 al 70, hace 50 años, en el cual el río tuvo un comportamiento similar al que estamos teniendo ahora, con tres años de una bajante mucho más marcada a esta, pero con una leve recuperación entre año y año, debido básicamente de la no existencia de los embalses o represas que hoy están».
«Con los embalses se regulan de alguna manera las bajantes, porque empiezan a sacrificar de alguna manera almacenamiento, y elevan un poco el nivel mínimo del río», describió.
«Pero volviendo a este comportamiento de la lluvia, no es la primera vez que aparece. Si busca hacia atrás, ciclos de tres años con sequías en Brasil se dieron y mucho más uno, no se puede extender. Porque los registros históricos de lluvia son cortos, con suerte son de los últimos 100 años, y el río tiene 10 mil años. Entonces es difícil determinar si en esos 10 mil años este comportamiento de tres años consecutivos, que lo vimos hace 50 años, si es común, excepcional o nunca había pasado», dimensionó.
«Ahí es donde uno afirma que esto responde a la variabilidad de las precipitaciones, que es algo que se nota muy claramente en el noreste argentino», dijo.
Otro factor que mencionó el especialista es que «en la provincia si hay algo que se destaca de la lluvia, es la variabilidad. Nosotros tenemos períodos muy húmedos, con una secuencia de tres o cuatro años en los que estamos prácticamente inundados. Después aparecen años normales, y tras esto períodos de sequía, donde la lluvia no aparece. Y esto vuelve otra vez.
Este año está cerrando como un año normal, pero con faltantes de lluvia, que es lo que pasó en diciembre, enero y febrero que no llovió».
«Entonces si hay una característica de la lluvia es su variabilidad, y me parece que este comportamiento del río Paraná de algún modo lo está demostrando», recordó.
Un posible comienzo de cambio climático
A pesar de considerar que la bajante del río responde a una cuestión natural, el especialista Rohrmann no descartó que este fenómeno esté asociado al cambio climático: «Puede que esté sucediendo un cambio climático, pero tres años no significan nada, el cambio climático que ha habido en la historia de la tierra, ha tenido su magnitud de 100, 200, 300 años para poder decir que antes el clima era así y ahora es así, y ahora a lo mejor está sucediendo y sería la primera vez que está participando el hombre».
«En las veces anteriores eso no ha ocurrido, fueron hechos naturales, más o menos explicados, por lo tanto es difícil pararse en esa posición. Porque si hace 50 años pasó lo mismo es como que recién se está iniciando algo que todavía no sabemos si va a continuar, habrá que esperar 50 o 100 años, para afirmar una cuestión así», consideró.
«Hubo crecidas, y muy grandes, como la del 83, 98, 2016, entonces me parece que una posición muy firme, desde el conocimiento de datos que tenemos del comportamiento del Paraná y de la lluvia, volvemos otra vez hacia esa variabilidad, que los organismos que están en el tema lo reconocen, más que sobre los ríos, sobre el comportamiento del clima», dijo.
Asimismo, Rohrmann señaló: «Se está sospechando, y nos faltan datos, que están habiendo algunos cambios en el comportamiento de la lluvia, los eventos son más extremos, llueve demasiado en corto plazo de tiempo, después aparece esta normalidad, que en medio de la temporada de lluvia, entre diciembre y febrero, no llovió nada, y encima el sol hizo de las suyas, entonces se quemó toda la vegetación, hubo incendios.
Entonces se sospecha más por el comportamiento más errático de la naturaleza que trata de responder a ese calentamiento que se está produciendo por la actividad del hombre, que en una estadística que diga si ahora llueve más o menos, si ha cambiado el comportamiento de la temperatura en el invierno, y eso todavía es débil, a lo mejor está sucediendo».
«Pero, si uno mira en la historia, es un tiempo muy largo, y es la primera vez que la humanidad tiene tanta información. Hoy los satélites barren la tierra, y tenemos la temperatura del océano en cualquier parte del mundo y hace 50 años no había nada de eso.
Por supuesto que esto alienta a que la ciencia produzca modelos que traten de predecir cuál es el comportamiento hacia adelante. Pero no tenemos historia para saber si realmente lo que nos está mostrando es efectivamente así o no, y eso es un gran desafío y apasionante también», finalizó.