Ayer, 26 de septiembre, los empleados de comercio de todo el país celebraron su día con un feriado mercantil dispuesto por ley. Es por esto que en Resistencia la gran mayoría de los locales permaneció cerrada. La fecha recuerda la sanción, hace 89 años, de la Ley 11729, norma que legisla las relaciones de trabajo del sector. La norma indica que el Día del Empleado de Comercio es considerado como un feriado para los trabajadores, por lo que aquellos dueños de locales que deciden abrir sus negocios en la fecha de todas maneras deben abonar la jornada como un feriado trabajado. No obstante, la adhesión al asueto mercantil en la capital de la provincia fue masiva.
Esta celebración afecta al gremio más numeroso del país, con alrededor de 1.2 millones de afiliados a esta actividad y a sus respectivas familias.
La Federación Argentina de Empleados de Comercio y Servicios (Faecys) emitió un comunicado en el que destacó «el rol importante que han ocupado los mercantiles en el dificilísimo contexto que atraviesa el país, la valentía y el compromiso que han asumido en este duro contexto es un ejemplo para todo el movimiento obrero», resaltó el secretario general Armando Cavalleri.
Un país para todos
Más adelante el referente gremial realizó un análisis de la historia y de la situación socio económica del país «en el difícil contexto actual que atraviesa el país y el sector en particular en nuestro día, soñamos con una Patria que nos contenga a todos y a todas».
«Como todos los años, los empleados de comercio de la Argentina festejamos nuestro día, gracias a la presencia y la lucha de los trabajadores de la actividad comercial. Esta norma instaura en nuestro país la indemnización por despido y las vacaciones pagas», recordó Cavalleri.
Además, el comunicado indicó que «más allá de períodos en los que se elevó la calidad de vida de los trabajadores, con la idea fuerza de una Argentina justa, libre y soberana, no pudimos estabilizar la economía en forma definitiva, a pesar de las características de nuestro país, rico en bienes primarios y con profesionales, clases medias y trabajadores y trabajadoras con un alto nivel de formación. Intentamos industrializar nuestro país y nos quedamos a mitad de camino», consideró.
«Nos fuimos encerrando en la búsqueda de culpas ajenas y divisiones irreconciliables, que nos alejaban de la posibilidad de una vida digna, duradera en el tiempo. Recuperamos la democracia a un alto costo y la sostuvimos, no sin períodos de zozobra, política y económica. En los 90, un proceso de transformaciones que nos incorporaba a la economía global, sin ninguna red de contención social, lo que a la larga iba a eclosionar en la recordada y dolorosa crisis de 2001», reseñó.
El gremio, uno de los más influyentes del país, señaló luego: «Nuevamente quedaron al desnudo los problemas estructurales de la economía argentina que se iban a trasladar hasta nuestros días. El Estado, acompañado por la Iglesia argentina, los partidos políticos, los factores productivos y la sociedad toda, se cargó la crisis al hombro y un nuevo tiempo de esperanza comenzó a edificarse ayudado por una coyuntura internacional favorable a nuestra estructura económica».
«Los signos negativos de las recurrentes crisis argentinas seguían y seguirían intactos hasta nuestros días, agravados. La política fue impactada por este cuadro de situación y el camino elegido fue la confrontación sin límites. Independientemente de los aciertos de unos y otros, la vida de la mayoría de los argentinos se vio fuertemente afectada. La inflación, la informalidad y precariedad laboral y salarial se enseñorearon del panorama social argentino. Se instalaron dicotomías y antinomias que nosotros detectábamos, como mínimo, incómodas para el hombre y la mujer común», añadió.
En este marco, indicó que «la desorganización, el desaliento, la desazón y el hartazgo se han ido adueñando del humor social. Viejos debates de la economía argentina son tironeados para un lado y para otro del espectro político. Como si no supiéramos que por ejemplo estado y mercado no son incompatibles o que el campo y la industria se deben complementar e integrar entre sí». Y agregó: «El mundo actual, de pospandemia y guerra, de declinación de la globalización, de auge proteccionista, de transiciones tecnológicas y climáticas, nos desafía».
«¿Podemos asumir estos desafíos sin diálogo, sin acuerdos mínimos, sin concertación social y política? ¿Estamos en condiciones de enfrentar estos desafíos, de reconstruir la esperanza en un entorno inflacionario global, agravado en nuestro país, por una persistente negativa a sentarnos los actores sociales y los partidos políticos en una mesa común sobre la que deberían volcarse los temas centrales de la economía argentina, sin levantarse de la misma hasta lograr acuerdos de mínima que den respuesta y ejemplo al conjunto de la sociedad?», preguntó el gremio.
Faecys señaló que «los argentinos y argentinas, verdaderos héroes de esta encrucijada, miran consternados las vicisitudes cotidianas de la política, sin acuerdos, sin debate serio, con ensañamientos personales y colectivos y sin llegar a fin de mes».
En ese sentido, la organización detalló: «Es normal en democracia la simpatía y la adhesión a distintos gobiernos y partidos políticos y el respeto a la regla democrática de las mayorías. No obstante, nada indica que, en situaciones de crisis como la actual, no sea factible, y a esta altura imprescindible, discutir maduramente y encontrar caminos que reflejen una síntesis de acuerdos sobre los grandes temas que nos aquejan y que tenemos que resolver. Los trabajadores y trabajadoras de comercio apostamos por la concertación social y política y por la unidad nacional, conscientes de que la verdad siempre está a mitad de camino, que es preferible avanzar diez pasos con todos y no cien pasos con uno».
«Para nosotros, el diálogo social y político es la herramienta idónea para salir adelante y para recuperar el orgullo de sentirnos argentinos y argentinas. Este 26 de septiembre, los mercantiles apostamos, como siempre por una Argentina moderna pero inclusiva, productiva, pero solidaria, con empresas sostenibles, pero con trabajo decente, con protección social para una transición justa, en definitiva, una Patria que nos contenga a todos y todas», finalizó.
La Cámara de Comercio acompañó los festejos
En vísperas de esta celebración, la Cámara de Comercio de Resistencia y el Centro de Empleados de Comercio mantuvieron una reunión para tratar a diferentes temas que ocupan a la actividad.
Con el foco puesto en el sector, el presidente de la entidad empresarial Iván Bonzi comentó: «Abordamos diferentes temas referidos al comercio en la ciudad e intercambiamos ideas sobre cómo potenciarlo, siendo este uno de los sectores económicos principales en nuestro país: el comercio y los servicios son los generadores de la mayor mano de obra en el ámbito privado y en nuestra provincia no es la excepción», resaltó el empresario.
Además, afirmó que «ante un contexto complejo donde prima la volatilidad económica, el diálogo y el trabajo en conjunto son las herramientas básicas que necesitamos para construir un futuro positivo para todas las partes», señaló
Por esto acompañaron la iniciativa del Centro de Empleo de Comercio para las celebraciones como las acciones particulares.
«Como representantes de la Cámara de Comercio entendemos que el fortalecimiento de ambas entidades contribuye al desarrollo de la actividad», finalizó Bonzi.