La liberación de un denunciado por supuesto abuso sexual a su pequeña de hija de 5 años causó la protesta de la madre.
Se trata de Mariano B., quien el 28 de diciembre pasado, tras prestar declaración como imputado, quedó detenido. Días después, el juez de Garantías 2 en feria, Héctor Sandoval, ordenó su libertad. La querella pedirá la nulidad de las actuaciones.
Si bien regresó a las calles, bajo caución, tiene la prohibición de acercamiento a una distancia de dos kilómetros y de todo tipo de comunicación con las víctimas y abstenerse de realizar cualquier acto que implique obstaculización de la investigación.
Las protestas se hicieron públicas en la sede de las fiscalías de Investigaciones, donde Paulo Pereyra, abogado querellante de Jimena Ruiz Díaz, pidió la nulidad de todo lo actuado por el juez por considerar que no ajustó su desempeño al acceso efectivo a Justicia para la denunciante, debido a que en el momento en que se ordenó la libertad de B., Pereyra no se encontraba en el país para intervenir en el expediente y oponerse a tal medida.
Además, solicitó a la fiscal en feria, Ana González, que dicte de inmediato la prisión preventiva contra B. para resguardar la seguridad psicofísica tanto de Jimena como de sus dos hijos y evitar la posibilidad de que entorpezca la investigación penal preparatoria.
EL DOLOR
DE LA MADRE
Jimena Ruiz Díaz expresó a LA VOZ DEL CHACO que esta medida judicial de liberar a Mariano se tomó «avasallando todo derecho de justicia que merecemos como familia, sobre todo vulnerando todo derecho de justicia y protección de los niños víctimas de este pedófilo».
«Jamás van a apagar nuestra lucha, y estoy segura de que se hará justicia. Si no hay condena judicial, habrá condena social», dice la joven madre.
«Queremos prisión preventiva», reclamó Jimena y contó que la causa en que está imputado su ex, porque los niños en cámara Gesell así lo revelaron. «Él no tiene ningún tipo de remordimiento, tiene las típicas conductas de un psicópata y los rasgos de un perverso, son personas que no reconocen sus errores, que no pueden ni son capaces de reconocer sus equivocaciones».