Un nuevo femicidio de una chaqueña sacude a la provincia. El lamentable hecho sucedió en La Plata y su pareja fue detenida tras una persecución.
Camila Mendoza, de 26 años, fue asesinada a golpes el sábado por la noche en una casa quinta de la localidad bonaerense de Lisandro Olmos. Trascendió que la sospecha de una infidelidad enloqueció al asesino. También fue detenido su amigo, por no intervenir en el hecho a pesar de estar presente.
Detrás de esto, una tenebrosa historia.
EL HECHO
Juan Carlos Segovia, alias Chino, de 45 años, oriundo de Corrientes, fue capturado el lunes tras una noche de fuga. Lo buscaban por asesinar a golpes a su pareja en la casa que compartían en la esquina de las calles 80 y 238, en el cinturón de quintas de la periferia platense. El cadáver de la joven fue hallado ensangrentado y con el torso desnudo.
Así, Chino corrió por las quintas de la zona esquivando patrullas, publicó el diario Sur de La Plata. Los efectivos de la comisaría 15a de Olmos lo encontraron no muy lejos de la escena del crimen, mientras se escondía en un invernadero en una quinta sobre la ruta 36, tras una investigación a cargo del fiscal Marcelo Romero, en la que participó la DDI platense. Luego de identificarlo, lo arrestaron. Su indagatoria se espera en las próximas horas.
A Camila, se cree, la mató frente a un amigo, Federico Retamozo, Tony, que no hizo nada para salvar a la joven y fue detenido poco después del hallazgo del cadáver de la mujer.
La asesinó, se cree, también por celos.
Dos testigos clave ya declararon en el expediente, al que accedió Infobae. Ambos presenciaron las escenas previas que llevaron al femicidio y retuvieron en sus memorias los gritos de Segovia.
J.L., alias Pelado, un hombre del barrio, sabía que venían por él. «Me volví a la finca, donde me quedé descansando tranquilo, cuando observo que venía caminando un muchacho que conozco», Retamozo, Tony, acompañado de Segovia. El testigo también vio a Camila, de acuerdo a su relato. Ya eran las 21.30 del domingo. Así, oyó gritos que venían de un galpón cercano. «¿Dónde está el Pelado? ¡Peladoooooo!», gritó alguien. Camila también pedía auxilio, que por favor la salvaran. J.L. eligió salvar su vida, tal vez, y se ocultó detrás de unos contenedores.
Allí, Retamozo habló. «Mirá cómo salió a correr, ya le va a caber, encima le entró a tu mujer», chicaneó Tony a su amigo. El Pelado infirió que lo acusaban de protagonizar un amorío, algo que -dijo él a la Justicia- era mentira.
Luego, salió de su escondite. Segovia ya había huido, pero Retamozo seguía allí. El amigo del presunto femicida lo cruzó, lo desafió a combatir mientras Camila moría.
El Pelado, sabiendo que Retamozo solía andar con un cuchillo, tomó un palo para defenderse. Retamozo perdió: El Pelado lo redujo. Luego, llegó la Policía.
El testigo aseguró que Retamozo sembró la cizaña en su contra porque «le tenía bronca» a causa de episodios previos.