Jorge Castillo Miró, COMISIÓN DE RECUPERACIÓN DEL RÍO NEGRO
Leyendo los anuncios sobre la reciente “limpieza” efectuada en el río Negro, se hace evidente que porque es el “mes de los humedales” el gobierno piensa que es “oportuno” realizar tales tareas. Llama la atención que sea solamente en el paseo de los Inmigrantes (lo de “costero” o “costanero” no es legítimo para usarlo para un río, aunque los correntinos llamen así a los bordes y barrancas del Paraná) y en la zona de los puentes de la Av. Sarmiento, hoy invadida por el barrio “lacustre”, el insólito hotel y el centro comercial, todos invadiendo la línea de ribera con el aval de la APA.
Sin embargo, pudieron haber empezado hace 44 años atrás (inicio de la campaña por su recuperación) o por lo menos desde 1982, cuando un grupo de ciudadanos de buena fe, representando a distintas entidades públicas y tras la convocatoria “Resistencia nunca más bajo el agua” de la Federación Económica del Chaco, sugirió entre otras cosas, unificar los organismos estatales y la profusa documentación existente (pero desparramada caóticamente en distintas oficinas) sobre la problemática hídrica de la provincia. Muchos años después la APA se transformó en “asesora de las inmobiliarias” y comenzaron los serios problemas de urbanización y avance sobre línea de ribera que afectan cada vez más la vida de nuestro río, y por añadidura, de miles de pobladores nuevos que hoy ocupan terrenos inundables casi todo el año, quienes generan los detritus de los que hablan los funcionarios actuales, que aceleran la eutroficación de sus aguas de manera espantosa.
¿Dónde van a parar los excrementos de los barrios construidos en todo lo que va de este siglo y de antes, en zonas prohibidas? Al río Negro. Allí terminan y comienzan su acción en silencio (aunque con muchos y variados olores). No me refiero solamente a las heces, sino también a los detergentes y otros materiales orgánicos y químicos que por millones de litros se vierten a “pozos negros” que están a la altura del lecho del río. Algunos pobladores que pueden, aprovechan cada tanto para bombear estos pozos (que siempre están saturados) al río Negro. Y tan impunemente, como las empresas que se encargan de este trabajo pero que también descargan en baldíos próximos a las márgenes del río o lagunas que pertenecen a su ecosistema. Algunas comisarías de Barranqueras o Resistencia tienen registros de las persecuciones y denuncias que hacíamos sobre este accionar inescrupuloso y criminal. Camino al puente interprovincial, los seguíamos y documentábamos cinematográficamente enviando ese material a los medios de comunicación y hacíamos las denuncias correspondientes. Época “gloriosa”, podríamos decir, porque los funcionarios fueron siempre rehenes del poder político del momento y por ende incumplieron desvergonzadamente con las normas establecidas, pero contábamos con el apoyo de la prensa escrita, oral y televisiva.
De las declaraciones de estos funcionarios actuales, “oportunamente” dedicados a promover los “actos de gobierno”, se desprende que es “beneficiosa” la proliferación de camalotes y otras plantas acuáticas, porque sirve de abono y hasta podría reemplazar a la soja. Yo diría que estudien bien antes de hablar, porque podría ser que la soja nada sea “campeona” como cultivo forrajero, pero contaminado de agrotóxicos (que encima contamina a miles de habitantes de las zonas rurales y pueblos vecinos) pero deben enterarse que tampoco es beneficioso alimentar peces o animales de corral con estos vegetales polutos. Y ni siquiera conviene quemarlos, porque los gases generados aumentan los riesgos para la salud. Cuando empezamos con la Comisión de Recuperación del río Negro, se decía que vinieron japoneses interesados en comprar toda esa vegetación (que es pura energía) y los alemanes y otros se dedican en serio a tratar adecuadamente estos residuos (he filmado allí videos sobre el tema). Pero lo mejor es que no existan en la cantidad que se presentan, y sobretodo, que el gobierno los retire semanalmente. Deberían hacerlo urgente y con responsabilidad, empleando una parte de todo el dinero público que gastan en publicitar ilegítimamente sus actos y los viajes a toda la provincia de funcionarios, a los que se agregó ahora “oportunamente” el Intendente de Resistencia y su esposa, lo que es grave, porque es la presidenta de la Cámara de Diputados. Deberían renunciar a su cargo o pedir licencia, como los códigos de ética (y nuestras leyes) determinan. ¿Será eso el mentado (pero despreciable) “oportunismo”?.