Según el último índice, las ventas en supermercados en la provincia totalizaron $3.840,6 millones presentando un incremento del 119,9% interanual que a precios corrientes y una suba real del 1,8%, al medirlas en precios constantes, recuperando de la caída observada en el mes previo.
Para analizar el impacto de estos números en la actividad, LA VOZ DEL CHACO consultó con el presidente de la Cámara de Supermercados del Chaco, Miguel Simons.
En primera medida, el referente explicó: «El incremento de las ventas parece un número importante porque está tomado a precios corrientes, pero si tomamos el valor a precios constantes, o sea desagregando inflación, en mayo de 2022 contra mayo de 2023, es solamente un 0,2% el aumento. Y si tomamos desde el 1 de enero a mayo de 2023, el crecimiento en ventas fue del 1,9%», diferenció.
Al tiempo que aclaró que «es un número a nivel nacional y son los que deberíamos tomar, porque a nivel provincial no hay estadísticas serias de venta en supermercados». «Se toma, el relevamiento del Indec y de la Came algunos pocos supermercados, lo más importantes, el supermercado de cadena o supermercado mayorista, que hace ya unos años está considerado también supermercado de ventas minoristas», explicó.
«O sea, si uno quiere tener un dato real de la venta, debería hacerse un testeo físico, por lo menos de 10 a 15 bocas minoristas o de proximidad o supermercados, pymes, del Chaco», consideró.
Para Simons «también se debe hacer una diferenciación entre la capital y el interior, porque el interior tiene un sometimiento mucho menor a la competencia que la ciudad. En la ciudad tenemos muchos supermercados de cadena, muchos supermercados de Corriente, tenemos una cadena de Formosa y tenemos supermercados mayoristas. Eso no existe en el interior, solo Sáenz Peña que hay una pequeña boca de Changomás y de Cheek. El resto de la provincia no tiene esa competencia tan fuerte como tenemos Resistencia», comparó el referente.
Tras esta explicación, Simons analizó: «Lo que le quiero decir es que en definitiva, lo que uno palpa por los colegas y los comentarios, es que estamos muy preocupados porque tuvimos una importante caída, en el valor de nuestro ticket que era el 50% del valor del ticket de las grandes cadenas y ahora estamos casi en un 30%, quizás menos», contrapuso y precisó: «Nuestro ticket más o menos se valorizó en $1.800, y el de las grandes cadenas está en $5.700».
Uso de tarjetas
de crédito
Más adelante, Simons comentó que «a nivel nacional, mayo fue un mes donde casi se duplicó la venta en tarjetas de crédito y de débito. Eso le da la pauta, que si bien hay mayor uso de la tarjeta de débito, no debería pasar lo mismo con la tarjeta de crédito que se utilizan más porque la gente no le alcanza el dinero que recibe a fin de mes para comprar todas las cosas, y segundo, por las grandes promociones que solo pueden ofrecer las grandes cadenas y los supermercados mayoristas».
Asimismo, reconoció que «los comerciantes no quieren recibir tarjetas porque se les reduce mucho la ganancia y tienen una alta carga impositiva. Por ahí le conviene al usuario la tarjeta de débito o crédito, pero no le sirve a los comerciantes porque no tienen cómo descargar el volumen de impuestos que significa operar con tarjeta».
En este sentido, el referente del sector se refirió a la promoción del Banco del Chaco con la tarjeta Tuya que hasta el mes pasado ofrecía un 50% de reintegro en las compras: «Esas promociones son muy buenas, pero lo lamentable que el mayor volumen de dinero ese no circula por los supermercados locales, sino que se va a las grandes cadenas de supermercados».
«O sea, esa importante erogación que hace el gobierno provincial, porque en definitiva es el que pone la plata, no se ve tan reflejada en las cadenas nuestras, en los locales pymes», dijo. Al tiempo que aseveró: «Es una gran medida. La pena es que el dinero no queda en la provincia».
A modo de resumen, Simons explicó que «la venta, salvo en algunas bocas, por ahí barriales que tienen un poquito más de movimiento, son realmente pobres, son de bajo valor de capital también. Nosotros solamente estamos vendiendo productos básicos, muchos productos donde antes uno podía compensar la poca rentabilidad del azúcar, el fideo, la leche, se podía compensar con otros productos que ahora no se venden, se venden los básicos».
«Y además, como son clientes casi diarios, tienen que elegir qué llevar, hoy simplemente llevando un kilo de pan y un kilo de azúcar son con suerte mil pesos o más. Entonces, que no le da lugar para otras cosas, para otros productos, por eso también es importante la caída en la venta de productos de tocador», ejemplificó y agregó: «Si uno tiene que comprar un champú que sale más o menos 700 pesos, prioriza, una botella de aceite, si le alcanza».
Sin inversiones
Por otra parte, comentó que «los famosos Precios Justos barriales nunca estuvieron en vigencia y lo poco que se puede conseguir son los productos menos importantes. No se encuentran Precios Justos barriales de aceite, azúcar, harina, arroz o fideos, no se consiguen».
Y a continuación argumentó: «Por eso nuestro sector está tan caído y la pauta la da el hecho de que no haya inversiones, ni nuevas bocas, hoy el supermercadismo desde el punto de vista de como inversión familiar o inversión unitaria es un pésimo negocio».
Además, añadió: «Aparte de mano de obra intensiva, lo que hoy a un empleado le cuesta entre aportes y sueldo es casi $260 mil en blanco, me refiero, es decir un negocio chico, con cuatro empleados, tiene más de $1 millón solamente entre aportes y sueldo».
En este punto agregó: «Cuando aumentan los productos, aumenta también el volumen de impuestos a pagar, porque no es lo mismo pagar impuestos por un producto que costaba $300 y un producto que ahora cuesta $1.000. Entonces cada vez se hace más difícil juntar ese volumen de dinero para pagar los impuestos, por eso hay un gran atraso en el pago tanto de ATP como de Afip, de aportes patronales, de seguros de los empleados, todo se va atrasando».
Y añadió: «Ni hablar lo que son inversiones de capital. Se rompe una heladera y no se repone. Todo eso le da la pauta, que es un negocio que hoy por hoy no funciona».
Simons aportó más datos de esta situación al comentar que «los supermercados que más o menos la están llevando son aquellos de muchos años que están invirtiendo plata de inversiones que hicieron otro rubro. Tenemos colegas que dicen, gracias a que cuando pude invertir en tal cosa, hoy puedo aguantar esta situación. Esa es la realidad, el que no tiene de dónde rascar, está liquidado».
Esta situación, además, impacta en los puestos laborales: «La mayoría, salvo los puestos muy importantes como un fiambrero, un carnicero, un panadero, no se repone. Por ahí algún personal se aleja y no se repone. Salvo que sea, digamos, un sector muy importante, y de los cuales también cada vez cuesta conseguir más, porque hoy conseguir panadero, fiambrero, carnicero, paradójicamente cuesta mucho porque no se hizo capacitación laboral y aparte, lamentablemente, hay formas alternativas de hacerse un salario y a veces casi igual que el que se paga en el comercio, con menor esfuerzo».
A modo de conclusión, el referente de la Cámara manifestó: «Estimamos que, pueda aguantar un par de años, podríamos tener, algún tipo de esperanzas porque los próximos años ya no se espera, por ejemplo, tener un tema tan grave como hemos tenido con la sequía. Estimamos que el panorama puede cambiar un poquito».