Ayer, como cada 13 de septiembre, se conmemoró en el país el Día del Bibliotecario, fecha que recuerda la creación de la Biblioteca Pública de Buenos Aires en 1810 por la junta de gobierno a cargo de Mariano Moreno, hoy la Biblioteca Nacional, que lleva su nombre.
Fernando Acevedo, presidente de la Asociación Chaqueña de Bibliotecarios (Achabi), en declaraciones a Radio Nacional Resistencia, habló de la función que cumplen y los desafíos actuales que enfrentan.
«Estamos justamente transitando una realidad, que son los nuevos espacios digitales, tenemos que tener en cuenta que la red internet, las aplicaciones que funcionan a través de ella, se han vuelto prácticamente el nuevo campo de batalla, donde diariamente se intenta educar y que también se ha vuelto el medio donde nuestras competencias digitales son interpeladas todos los días», señaló.
«Como bibliotecarios venimos preguntándonos qué nuevos retos se nos van presentando ante este cambio en las demandas y formatos de información incluso, el contexto virtual, las posibilidades que nos brinda internet y otras plataformas en línea, nos vienen interpelando, como decía, a las bibliotecas y bibliotecarios desde hace un tiempo», reconoció la necesidad de «aggiornar» la actividad a los tiempos actuales.
«Entonces se ha vuelto muy evidente y muchas veces fue sufrido por la mayoría de nosotros, digamos, como acostumbrados a la teoría in situ, a la presencialidad. Y bueno, salimos al ruedo virtual y digital más que con práctica, salimos con coraje a enfrentar un poco todo esto», reconoció.
la pandemia
como disparador
Acevedo recordó cómo este proceso se aceleró a través de la pandemia. «Creo que fue muy productivo, a pesar de lo malo que representó la pandemia y que ha puesto un poco en evidencia esas competencias que por ahí nos faltaban o que teníamos que reforzar. Fue lo que la pandemia, de alguna forma, nos empujó a muchas personas, a abrazar las nuevas tecnologías o los nuevos espacios digitales, y tomar ese valor de una vez por todas, involucrarnos en estos espacios porque son necesarios, porque es lo que ya está vigente y es, de alguna forma, hacia dónde vamos también», reflexionó.
En este punto recordó que «comenzamos todos a conocer las plataformas de videollamadas, las mismas empresas que regentean esas plataformas, comenzaron a popularizar un poco más el acceso. Entonces nosotros también, como emisores, pudimos encontrarnos de manera sincrónica con nuestras familias, con nuestros usuarios, en el caso de la biblioteca, a través de texto, audio, video, por plataformas en línea», describió el proceso que atravesó el sector.
«Eso ha resultado en una revolución forzada, obviamente, por las circunstancias, pero que nos ha permitido dar un pasito hacia adelante y repensar un poco lo que estábamos haciendo», añadió.
«En el caso de las bibliotecas, justamente nos ha permitido revisar algunas prácticas para comenzar a pensar y a diseñar nuevos servicios bibliotecarios con estas nuevas herramientas, con otras aplicaciones que van surgiendo y que, con un poco de creatividad, la verdad que se pueden hacer muchas cosas», reconoció.
nativos digitales
Continuando con su análisis, Acevedo destacó que «nos encontramos en un espacio digital, en el que los chicos, que son por ahí el 80% de nuestros usuarios, manejan mucho más ágilmente que nosotros, por una cuestión generacional, por el hecho de constituirse en nativos digitales sin ningún problema. Y a nosotros, obviamente, nos va colocando en una posición más de aprendizaje, nos pasa en las familias, donde directamente como padres se nos dificulta muchas veces seguir el ritmo de nuestros propios hijos en el uso de la tecnología», comparó.
«Eso trasladado a una institución educativa prácticamente es la misma situación, tanto maestras y maestros como bibliotecarias y bibliotecarios nos encontramos con una situación muy distinta que amerita que comencemos a formarnos en las demandas que ellos tienen; o sea, por ejemplo, manejan muy bien internet, sitios web, conocen de informática, de medidas de seguridad, conocen cómo conectarse a través de aplicaciones, cómo interactuar con la iconografía digital, que es una por ahí de nuestras falencias, tenemos miedo de tocar las pantallas», contrapuso.
«Y bueno, la biblioteca también comienza como a mostrar algunas cosas como maneras de crear espacios remotos para que nuestros usuarios puedan interactuar, hacer trabajo colaborativo, validar información, que es una de nuestras tareas como profesionales en la información, buscar mostrar cómo este tipo de seguridad para que nuestros usuarios tengan tranquilidad, seguridad y creo que la biblioteca de a poco, por lo menos acá en el Chaco, va en ese camino», aseveró.
Inteligencia Artificial: «Un recurso didáctico más»
Párrafo aparte mereció el análisis de la Inteligencia Artificial (IA) en este contexto: «Llevamos adelante una capacitación y formación en esto que es tecnología para bibliotecas con la presencia de una personalidad muy importante española que ha atravesado un poco esto de la IA respecto de la biblioteca. Y coincidimos en muchos aspectos, sobre todo a mí me gusta decir que, en el caso de internet, por ejemplo, se parece mucho a una biblioteca, pero no lo es. Hay gente que dice ‘Bueno, es la gran biblioteca en línea’, pero nada más alejado de la realidad, siempre hago una analogía que tiene que ver con que para mí no es lo mismo una droguería que una farmacia, o sea, el repositorio de medicamentos no sirve para nada sin un farmacéutico», comparó Fernando Acevedo, presidente de la Asociación Chaqueña de Bibliotecarios (Achabi).
«Lo mismo pasa con las bibliotecas, lo mismo va a pasar con las escuelas. Desde el punto de vista de la IA, al estar en sus albores, nos llama a la reflexión a todos los educadores, no importa el lugar desde que estamos haciendo la acción pedagógica, porque tenemos que ir ajustando las medidas para que nuestros alumnos, para que nuestros usuarios, sepan utilizar lo que es la IA y no abusar de esa falta de práctica en cuanto a razonamiento natural», sostuvo.
«Nuestros alumnos han comenzado a utilizar, como el resumen de la IA, hay poca capacidad de razonamiento personal, natural y vamos perdiendo un poco esa cosa que tenemos que rescatar de lo que es la pedagogía tradicional», reflexionó el titular de Achabi.
Por esto reconoció que «es un gran desafío que se nos pone a los docentes esta cuestión de la inteligencia artificial porque a medida que vamos familiarizándonos con ella, también tenemos que ir dando criterios, lineamiento de trabajo a nuestros estudiantes, pero también nosotros necesitamos tener esas herramientas y esos criterios para poder avanzar».
Al mismo tiempo Acevedo destacó que «es un recurso, porque yo lo tomo como un recurso didáctico, pero me parece que al estar siendo tan nuevo estamos prácticamente todos conociéndola y me parece que ahí es donde firmemente pasa por ese desafío fuerte que tiene el docente en el aula y el bibliotecario para acompañar ese proceso».
Asimismo, reconoció que «todavía hay mucho camino por recorrer. Actualmente hubo algunos reclamos, por ejemplo, autores que demandan a las empresas que ponen en línea la IA porque todos los documentos o las respuestas que esta brinda están basadas en sus materiales, sus libros, y no han autorizado su publicación para eso. Pero bueno, son cosas que van a ir seguramente aceitándose con el tiempo», ilustró.
Y a modo de reflexión sostuvo que «lo que más se conoce actualmente obviamente es el chat GPT, que es el, digamos, como el más popular de las inteligencias artificiales que están en línea en este momento. Y la verdad que el chat GPT fue pensado y desarrollado para otra cosa que no es solamente darnos una respuesta a nosotros, alguna pregunta, sino que fue desarrollado para entrenar su modo del lenguaje natural. Entonces nosotros somos como los conejillos de Indias que vamos a entrenar a esa IA para que pueda consultarnos, interactuar, charlar y responder cosas en lenguaje natural lo más parecido posible a una persona. En ese va un poco el tema de IA y si uno empieza a hacer futurología es cuando comienza a llamarse la atención a ver qué estamos haciendo», finalizó.