En el marco de la Séptima edición de la Fiesta de la Cerveza que se realizó en el Parque 2 de Febrero estuvieron los tatuadores y LA VOZ DEL CHACO dialogó con uno de sus referentes quien desmitificó viejas creencias. También la de la vida del tatuador, un emprendedor que no escapa a la crisis económica que vive la Argentina.
Por Patricia Muñoz
Todos los días hay noticias respecto a los tatuajes y se debe decir que cada vez son más los que tienen muchos, no uno solo en su piel. También los que se «borran» como lo hizo Evangelina Anderson, entre otros, pero no porque ya no le gusten más los tatuajes, sino porque el diseño que eligió ya no le gustaba.
Así lo entiende y lo afirma Aníbal Chefu, quien hace más de 25 años lleva esta profesión en el alma. Desde hace 15 años realiza el evento de tatuajes en la provincia, y si bien, los tatuadores no están hoy por hoy asociados bajo una entidad trabajan mancomunadamente para favorecer al sector: todos son emprendedores, y como tal, el día a día, es lo que les hace llegar a fin de mes.
Él y otros colegas estuvieron presentes en la Sétima edición de la Fiesta de la Cerveza Artesanal junto a los cerveceros y demás emprendedores. «No dejamos de ser emprendedores, y lo hicimos para apoyar al emprendedor en este momento difícil de la Argentina», indicó.
Sobre la vida del emprendedor dijo que «es difícil». Aníbal Chefu reconoce que «el emprendedor vive toda la vida bajo la incertidumbre». Contó que antes de ser emprendedor trabajó para una empresa privada y estaba seguro que todos los meses «iba a cobrar mi sueldo». A pesar de eso, Aníbal entiende que ser emprendedor tiene -como todo- su lado bueno y malo.
En el Chaco, en el último censo que hubo el año pasado, se estableció que hay 490 familias que viven del tatuaje en toda la provincia. Para Chefu no es un número menor, y eso le da satisfacción. «Estamos muy contentos porque muchos jóvenes se animan hoy a esto, y las familias los apoyan, aceptan al tatuaje como una expresión de arte que nos beneficia en lo laboral y económico», destacó.
Chefu indicó que como toda profesión, ser tatuador es dedicación, disciplina, capacitación para ir creciendo y mejorar la técnica.
«Antes era muy difícil decir a tu papá que querías ser tatuador, hoy realmente todo ha cambiado. Vemos muchos padres que apoyan a sus hijos en el crecimiento profesional», reconoció.
Asimismo, Chefu marcó que a pesar de todo «nos llama mucho la atención, de hecho nunca imaginamos que familias completas vengan a tatuarse a los locales. Hoy pasa y es común, y sin ir muy lejos, hace diez años atrás era una cosa de loco».
Siguiendo con ese punto, Chefu desmitificó creencias antiguas de que al tener un tatuaje para conseguir un trabajo la gente lo tenía que tapar, esconder o sacárselo. Si bien pasó, en la actualidad ya no es tanto. «Básicamente esas creencias se fueron perdiendo gracias a la gente de los medios, los artistas, periodistas», señaló y marcó: «Hoy es raro ver gente que no esté tatuado».
Chica tatuadoras
Para este tatuador de trayectoria la juventud trajo otra impronta: «Son muy osados», y las chicas tatuadoras hacen su propio camino. «Hay muchas tatuadoras, perforadoras, y también apoyamos esa parte porque realmente el mundo del arte corporal es enormemente grande, no solamente en el Chaco, sino a nivel mundial».
Arrepentimiento
Por otro lado, sobre el arrepentimiento de tatuajes antiguos, Aníbal Chefu sentó posición. Hoy por hoy hay técnicas para taparlos, rediseñarlos e incluso borrarlos. «El arrepentimiento creo que tarde o temprano llega en algún momento, no por el tatuaje en sí, sino por el diseño que pudo haber elegido», aseguró.
En lo personal, contó que él era fanático de una banda de rock y hoy por hoy no es tanto el fanatismo. «Yo fui muy fanático de los Rolling Stons a los 20 años, y hoy con la edad que tengo, no le perdí el amor, pero quizá no es tanto el fanatismo. Entonces, por ahí, aconsejo que se acerquen a los locales donde trabajan los profesionales para que puedan asesorarse como corresponde y para que no haya arrepentimiento a corto o mediano plazo».
Sobre mejor tatuaje, Chefu tiene una teoría: «Hay muchos (los que él hizo), es relativo porque no existen tatuajes lindos ni feos; técnicamente existen tatuajes que están mal hechos o bien hechos, hablo de técnica. Pero no existen feos porque sobre gustos no hay nada escrito entonces la idea es que la gente salga satisfecha y contenta bajo su elección».
Aunque, sí indica que se debe dar «el asesoramiento por experiencia». «Eso yo creo que es realmente importante», insiste e invita a la gente que se acerque y consulte. «Hoy tenemos redes, tenemos internet, tenemos mucha información que antes no había».
«Lo más importante es acercarse a un profesional y que sepan que no va a ser barato, eso es natural», reconoce.
Tatuajes de hace 20 años, versus los de ahora
Aníbal no pudo escapar a la pregunta de qué cambió respecto a los tatuajes que se hacían hace 20 años (cuando él se inició en la profesión) a los de ahora.
«Básicamente cambió todo», dice e informa que «ahora tenemos equipamiento de primer nivel y con toda la tecnología. Ya no se usa cable, tenemos pen inalámbricas, que son máquinas de última generación. Agujas con muchos filos, que al tener mucho filo yo no tengo que meter tanto la aguja en la piel por ende es menos doloroso, prácticamente no sangra y cicatriza mucho más rápido».
La otra novedad es que muchos de los tatuadores trabajan con parches dérmicos «que ayudan a que cicatrice mucho más rápido, y por último la composición de armado y diseño, que esto es más técnico si se quiere, pero de los tatuajes dérmicos chicos se fueron a un tamaño mucho más grande porque la gente quiere cubrir su piel con tatuaje», afirmó.
Sobre los cuidados, indicó que depende de si se usan parche o no. Eso depende del tamaño del tatuaje. «Sin son pequeños o medianos, al cuarto día uno se quita el parche y ya está curado», señala y agrega que para los de mayor tamaño «tienen un proceso de como era antes de 24 o 48 horas de lavado con jabón y luego crema humectante que existen en el mercado, inclusive hay lociones que ayudan a hidratar la piel. No rascarse, no quitarse la cascarita y por último tener mucho cuidado con nuestro sol ya que acá en el nordeste el sol es muy bravo y lamentablemente despigmenta la piel y hay que cuidarlo siempre».
Sobre precios, hay de todo
Chefu al ir a los números, indicó que hoy por hoy en Resistencia «tenemos alguna variable, pero para sacar un promedio, 10 mil pesos arrancaría algo muy pequeño, chico y de ahí en adelante. Pueden haber tatuajes que valen un millón de pesos o más», reconoce.
«La crisis obviamente que se nota, no es prioridad tatuarse en la vida de cualquier persona, pero para los que nos dedicamos a esto lamentablemente se nota, pero las personas que tienen un poco más de años y que tienen una clientela estable no lo note tanto como el que recién está arrancando», apuntó.