Cada historia que se teje en la Universidad Nacional del Nordeste tiene tintes personales de superación, crecimiento, resiliencia y fortaleza. Es que cada estudiante de esta casa de altos estudios del nordeste argentino lleva en su mochila -desde hace ya 67 años- un bagaje infinito de vivencias y herramientas forjadas con mucho esfuerzo para la vida profesional y personal. Todas, historias especiales que merecen ser contadas y valoradas.
Esta es parte de la historia de Sandra Toribio (28), la undécima estudiante indígena que egresó el viernes 15 de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste, siendo becaria del programa Pueblos Indígenas. En charla con Unne Medios, la primera médica de origen wichí de la Argentina reconoce -con voz parsimoniosa y clara- no ser la primera en su familia en estudiar una carrera en la universidad. «Tengo hermanos y hermanas que también lo hacen. Estudiar fue siempre, para cada niño de mi familia, el curso natural de vida que seguimos todos».
En esa línea, Sandra contó que realizó su ciclo primario en las escuelas Intercultural Bilingüe 484 y la General José de San Martín 319 de Ingeniero Juárez; y la escuela secundaria en la Doctor Mariano Moreno 12. «Sin dudas puedo decir que fueron mi padre y mi madre los que han cimentado mi crecimiento académico. Ambos vienen de familias muy trabajadoras y yo siempre pude ver ese esfuerzo y entonces aprendí que, además de ser fuerte, había que trabajar y estudiar. Ellos no solamente me inspiraron, sino que hicieron que sea posible llegar a la universidad», reconoció orgullosa la nobel médica.
«Aun fallando se avanza
y así se llega a la meta»
La reciente egresada de la Facultad de Medicina de la Unne compartió lo mucho que le costó adaptarse en su primer tiempo de estudiante universitaria.
«Siempre recuerdo que, en aquel primer año de ingreso a Medicina, la facultad nos puso ‘imaginariamente’ a todos en un mismo nivel para que pudiéramos partir de allí. No se trataba simplemente de ser inteligente o saber mucho, ese proceso inicial se basaba más en ser perseverante, en el esfuerzo invertido, en utilizar nuestras competencias y habilidades; recuerdo además que, en ese primer año, veía a los chicos que -como yo- éramos de otras ciudades y también a los locales… y ahí realmente éramos todos iguales», contó Sandra.
La doctora Sandra Toribio, junto a dos estudiantes de la comunidad qom del programa Pueblos Indígenas de la Unne. Dijo además que, al no lograr ingresar en los primeros intentos, pudo comprender» que no estaba lista en cuanto al nivel educativo requerido, pero también sabía y tenía el consuelo de que no era mi culpa. Eso me motivó a seguir estudiando, a adquirir más conocimientos. Y en definitiva creo que la clave del éxito fue la perseverancia, amar la carrera, estudiarla, intentar e intentar, porque aun fallando se avanza, y así es como se llega a la meta», reconoció fortalecida.
La UNNE desde 2011 con comunidades indígenas
Consultada por Unne Medios sobre su vinculación con el Programa Pueblos Indígenas (PPI) de la Unne y el valor que tuvo para ella el poder atravesar su tiempo académico siendo parte del PPI-Unne, Sandra Toribio reconoció «ser parte del Programa Pueblos Indígenas es para mí el acceso a un derecho del que estoy haciendo uso. Además, creo que la Unne es una institución comprometida con los pueblos indígenas de nuestra región, lo que nos hace sentirnos apoyados y escuchados en nuestras dificultades y diversidades. Es además un hermoso espacio de encuentro, ya que con las distintas etnias nos apoyamos y abrazamos entre todos».
La mujer de ciencia y amor incondicional por la medicina dijo además que, en los últimos años de su carrera, el PPI ha sido un gran motor impulsor en las investigaciones que realizó en el ámbito de la facultad. Sandra formó parte de la Sociedad Científica de Estudiantes de Medicina de la Unne.
«Para mí es y fue clave ser parte del PPI; no sólo por mí, sino para que todos los otros chicos y chicas como yo podamos encontrarnos, contenernos y alentarnos», reconoció la nobel médica.
Agradecimientos, ancestralidad
y aliento para las mujeres
En su relato, la médica egresada de la Unne conecta con sus raíces nuevamente para contar que le gustaría volver a su tierra, su lugar de origen, para ejercer la profesión.
«Sería como volver a abrazar mi cultura, volver a tener un estilo de vida con el que crecí y retomar el contacto con las personas que siempre estuvieron allí, apoyando y haciendo fuerzas por mí. La verdad es que me gustaría mucho volver a Formosa para brindar atención humanitaria, devolver un poco todo lo aprendido y ser útil para la sociedad», dijo convencida.
«Mi mensaje de aliento -dijo a la hora de arengar a sus pares originarios de la región- no está dirigido sólo a los jóvenes de comunidades indígenas, sino también para los niños y especialmente para las niñas», enfatizó la médica Toribio.
«Siempre digo que el hecho de ser niña, mujer y nacer en una comunidad indígena te condicionan para aspirar a lo poco. Entonces, siempre voy a alentar a las niñas a estudiar, a soñar, a que amen la ciencia… no importa si están en un lugar remoto o en una pequeña escuela, porque sepan, yo crecí ahí, y el hecho de que uno se haya formado en una escuela humilde, no condiciona en nada el futuro que uno sueña a lo grande», afirmó.
También agradeció a sus ancestros por sus luchas libradas en búsqueda de derechos: «Hoy en día podemos disfrutar del fruto de aquellas luchas y esfuerzos y así los jóvenes podamos acceder al mundo de las personas occidentales».
Agradeció además a su familia «y a quienes hoy no están y no pueden ver este gran logro, pero que siempre voy a llevar en el corazón». Extendió su afecto y agradecimiento a la Universidad Nacional del Nordeste y a la Facultad de Medicina.