Gustavo Valdés sabe ser implacable a la hora de declarar. Lo hace casi a diario ante alguna consulta que lo incomoda de la prensa, también cuando se sube a un escenario de campaña. Lo mismo hace en cada recorrida por el Interior provincial. Es que al contextualizar la actualidad correntina, inmersa en la eterna crisis argentina, puede meter baza en algunas cuestiones subrepticias latentes.
Ayer, fue el momento para «atender» al Presidente de su partido, de la Unión Cívica Radical. Le midió de lleno a Martín Lousteau luego de la visita del presidente, Javier Milei a Corrientes, donde fue recibido por el Gobernador.
Se recalentó la interna radical por algunas críticas emanadas del sector afín al titular del partido centenario, y de los sectores que «desconfían» del líder de La Libertad Avanza.
Resulta que la visita de Milei se produjo en medio de las tensiones entre los caciques provinciales y el Ejecutivo nacional, por los recortes de fondos impulsados desde Casa Rosada, tras el fracaso de la Ley Ómnibus.
En ese contexto, y pese al malestar de varios gobernadores, así como también dentro del partido radical, entre ellos, Lousteau, por el accionar del Jefe de Estado, Valdés lo fue a recibir al aeropuerto, lo nombró Huésped de Honor, se sacó fotos y participó de la conferencia que dio el primer mandatario en el festejo del Club de la Libertad.
SIN VUELTAS
«Me importa tres carajos lo que piense Lousteau, yo represento a los correntinos, no a Lousteau, no al centralismo porteño», lanzó el Gobernador en una entrevista con radio Sudamericana. Y lejos de aplacar su postura, arremetió con todo recordándole al «Personaje de Wilde» (como lo apodan algunos al Senador nacional por Caba) su pasado como funcionario kirchnerista. «Yo soy el Gobernador de Corrientes, no me va a venir a marcar la cancha cuando fue ministro de Cristina Kirchner», espetó.
«Cuando viene un Presidente lo voy a atender, sea o no de mi signo político y genere desconfianza a cualquiera», aseveró y dijo que las desconfianzas de ese sector, responde a «sus intereses». «Ahora no me estoy yendo a comer a la Quinta de Olivos», añadió.
«No me encuentro cómo se suben a todos los partidos políticos que permanentemente pertenecen a un gobierno y después saltan a otro», manifestó para rematar: «Si hay desconfianza la pueden tener sobre Lousteau, yo hace 40 años soy radical».
Ecos de una interna feroz
En diciembre, la pulseada la ganó el dirigente porteño, hoy Senador nacional. Martín Lousteau se quedó con la Presidencia de la Unión Cívica Radical (UCR) Nacional tras una votación que lo tuvo a Gustavo Valdés como el otro candidato.
El correntino había logrado el respaldo de los gobernadores de Mendoza, Alfredo Cornejo, y del Chaco, Leandro Zdero, que se agrupan dentro del sector que pasó a llamarse Causa Federal. En tanto, Lousteau contó con el apoyo del diputado Emiliano Yacobitti, del mandatario santafesino, Maximiliano Pullaro, y del saliente, Gerardo Morales.
Desde que se conocieron los resultados, a favor del dirigente porteño, las tensiones internas se hicieron notar. Es más, en el comunicado partidario emitido respecto al triunfo de Lousteau, no lo mencionaron ni al jujeño que dejó el cargo.
Es más, los 40 delegados que apostaron por Valdés estuvieron a punto de no ir al plenario. El ala Causa Federal estableció como prioridad apelar a la «unidad» de la coalición Juntos por el Cambio (JxC) y, de hecho, es en la que se referencian el grueso de los gobernadores de JxC. Y siempre cuestionaron a Gerardo Morales y el actual titular de la UCR, que fue candidateado por el propio ex Gobernador de Jujuy, porque -aseguran- siempre apuntaron a «romper» la coalición que nació en el año 2015.
Este pleito radical quedó circunscripto en una especie de lucha territorial, con el mandatario correntino establecido como referente, con varios apoyos zonales de relevancia, mientras que Lousteau focalizó su injerencia en el Amba, estableciendo así un escenario «bélico-partidario» entre los del Interior y los de Buenos Aires.