Desde este miércoles a primera hora, cargar combustible es un 4% más caro, ya que las empresas refinadoras (YPF, Shell, Axion y Puma Energy) aplicaron una suba en los valores del surtidor para recomponer rentabilidad debido a la devaluación mensual de 2% que aplica el Banco Central (Bcra) y al aumento del barril de petróleo.
El aumento de los precios podría haber sido mayor al 10%, si el Gobierno no posponía la actualización del impuesto a los Combustibles, como comunicó anoche. De esta forma, el ministro de Economía, Luis Caputo, buscó moderar el impacto del alza.
Los precios de los combustibles aumentaron 119% desde que asumió Javier Milei, repartido en seis incrementos de 38%, 27%, 6,5%, 7,5%, 4,6% y 4%. La suba tan pronunciada en poco tiempo se explica por el salto del tipo de cambio oficial de diciembre y por la actualización de los impuestos a los combustibles en el primer trimestre, que estaban congelados desde 2020.
Si bien a partir de mayo debía regir una nueva suba del impuesto, que implicaba un aumento directo del 7% en los valores del surtidor, el Ministerio de Economía decidió postergar dicho incremento.
La actualización se debía a que, como dice la reglamentación del tributo, se debe aumentar según la inflación acumulada de dos trimestres anteriores (en este caso, 53% por el último trimestre de 2023). La AFIP ya había reglamentado la suba de los impuestos sobre los Combustibles y al Dióxido de Carbono para la nafta sin plomo, la nafta virgen y el gasoil.
“El Poder Ejecutivo Nacional publicará un decreto en el Boletín Oficial, a través del cual se diferirá la fecha en la que tendrá efecto la actualización correspondiente al impuesto a los Combustibles. La medida implica que no habrá incremento alguno por dicho concepto en el mes de mayo”, dice el comunicado del Palacio de Hacienda.
“De esta manera, la medida garantiza previsibilidad al sector y establece que no habrá incremento alguno por dichos conceptos en el mes de mayo”, agrega.
Menos ventas
Desde diciembre hasta comienzos de abril, las ventas de combustibles tuvieron un desplome de 17%, según cálculos de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (Cecha).
En ese periodo, los precios de los combustibles se duplicaron luego de la devaluación de diciembre. Con estos aumentos, el valor de la nafta y del gasoil en la Argentina se equiparó al de los países vecinos, lo que hizo menos conveniente comprar en el mercado local.
Mientras que el litro de nafta en la Argentina cuesta en promedio US$1,09, en Paraguay vale US$0,99; en Chile, US$1,06; en Brasil, US$1,19, y en Uruguay, US$1,41, según cálculos de la consultora EyE.
Además, esto tiene efectos en el consumo interno. La demanda de nafta premium se desplomó fuertemente en el orden del 22,6%, muy por arriba del promedio general.
El volumen de las ventas de las estaciones de servicio se reparte, en promedio, en un 55% de naftas y 45% de gasoil (varía según la ubicación de la boca de expendio). En los últimos años, el siete de cada 10 clientes compraba la opción más económica, mientras que el 30% restante compraba la premium. Esta proporción cambió luego de los últimos aumentos: 8 de cada 10 optan por súper y 20% premium.
FUENTE: LA NACIÓN