La presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, Rosanna Pía Venchiarutti Sartori, fue entrevistada por La Otra Campana, el programa clásico radial que se emite todos los domingos por LT 7 Radio Corrientes y LT 25 Radio Guaraní. En diálogo con Gustavo Ojeda, la magistrada expresó su satisfacción sobre los resultados del cambio de conducción en la Junta Federal de Cortes y Superiores Tribunales de Justicia (Jufejus) y reflexionó sobre la política en el contexto judicial.
Así transcurrió parte del diálogo.
-Presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Misiones, Rosanna Pía Venchiarutti Sartori. ¿Qué podemos hablar de la Justicia, de la Junta de Cortes? Agenda abierta.
-En principio sumamente feliz de haber vuelto de Resistencia y que la presidencia de la Junta Federal de Cortes quedara en manos de una representante del NEA. Usted sabe que nosotros nos dividimos por regiones y, bueno, hoy toca a las que llamamos las hermanitas pobres, la zona Norte y, más aún, más contenta aún que esa presidencia recaiga en cabeza de una mujer. Es la demostración cabal de que nosotras podemos perforar el famoso techo de cristal, pero además es la demostración cabal que si nos dan las herramientas nosotros podemos trabajar en un plano de igualdad.
A Emilia la conozco desde hace muchísimo tiempo. Antes trabajaba conmigo en Fopecma, en el Foro Federal de Consejos de la Magistratura y, bueno, yo trabajo también mucho en Reflejar que nuclea los centros de capacitación y estamos en contacto, estamos muy cerca, porque estamos muy cerca. Es un toquecito el llegar al Chaco, como es un toquecito llegar a Corrientes, ¿no?
-¿A qué cambios debe apuntar la Justicia?
-Ejerzo la presidencia del Superior Tribunal por tercer período consecutivo. Nuestros períodos duran dos años, podemos ser reelectos tantas veces como el cuerpo así lo decida, y estoy transitando el tercer periodo hasta finales de 2025. Y también ejerzo la presidencia del Consejo de la Magistratura. Así que tengo bastante trabajo, pero en esto, si uno no tiene pasión, como decía Francella, en «El secreto de sus ojos», no se avanza. Y yo tengo una verdadera pasión por el Poder Judicial. Pienso que el Poder Judicial, tanto como la escuela y tanto como todo lo otro, debe cambiar abiertamente, y uno de los cambios más profundos se tiene que dar por la vía de la comunicación, ¿sí?
Si yo no sé comunicar una sentencia, si un abogado no sabe comunicarse con su cliente, usted como periodista no va a poder comunicar a la gente el derecho que se le reconoce. Entonces, estoy poniendo mucho hincapié y haciendo mucha fuerza en este trabajo de comunicación, no sólo judicial, sino todo lo que sea comunicación. En tiempos que corren, las palabras sobran y los abrazos faltan. Y la gestión, ¿no? Porque usted puede saber un montón de derechos, pero si usted no sabe gestionar, lo que usted sabe no se transmite. Entonces, busco eso, el lenguaje claro, que es el lenguaje aquel que yo te pueda contar lo que te estoy resolviendo y que vos me entiendas. Porque yo dicto una sentencia para vos, no dicto para que otro de mis pares la lea y diga qué hermosa pieza jurídica. Esos tiempos ya pasaron. Yo creo que eso del lenguaje claro es una cuestión totalmente ideológica, es una cuestión de poderío que tiene el profesional hacia qué. Piense usted que cuando va al médico y le hacen la receta, usted no entiende nada, no sabe lo que le escribió, ¿quién entiende? ¿El farmacéutico?
-Así es.
-Entonces usted, paciente, que debería saber qué droga está tomando, depende de que el farmacéutico le explique. Todo eso debemos cambiar, porque hacia ese lado va el mundo. Si bien vamos por tecnología y vamos por inteligencia artificial, también vamos por la sencillez y por la humanidad, ¿no?
El impacto político de la Justicia
-Son importantes los cursos de capacitación. Comparto en un 100% ese concepto.
-En definitiva, mire, lo que yo siempre digo, ¿no? No hay que temerle a la palabra política, porque política hacemos todos. Si entendemos a la política como la herramienta que cambia la vida de las personas para bien o para mal, nosotros todos los días hacemos política, porque si yo le dicto una sentencia y ordeno el desalojo, yo ejercí un acto político que a usted le pegó re mal, pero al dueño de la casa le pegó re bien. Entonces, lo nuestro es política judicial, política penitenciaria, política comunicativa, pero en definitiva es política porque hay que estar cerca de la gente.
-En una oportunidad, en una nota que le hice al doctor Petracchi, coincidía en ese concepto: la comunicación de los jueces es con la gente.
-Mire, éramos cinco. La estructura jurídica está conformada por nueve miembros de la Corte. Éramos cinco mujeres, pero lamentablemente, y dentro de poco se cumple un año del fallecimiento de mi querida colega Liliana Picasso. Y al fallecer, que tenía una trayectoria impecable en el derecho penal, pero bueno, lamentablemente, una enfermedad muy dura, se la llevó, y ocupa un cargo ahora un hombre. Así que estamos cinco-cuatro.
-Hay que volver a poner esa quinta columna, si se quiere, allí en la persona y en la capacidad, como usted bien dice, de una mujer.
-En eso puedo discrepar, ¿sabe? Porque yo creo que no hace falta… Sinceramente, yo peleo por los derechos de las mujeres, yo peleo por la igualdad, pero yo creo que no hace falta tener pollera para reconocer a la perspectiva de género. Yo tengo tres hijos varones. A los tres hijos los he criado con perspectiva de género. Entonces, en tanto y en cuanto piense que una mujer es vulnerable al juzgar, no importa si tenés pantalones o polleras, estás cumpliendo con el mandato constitucional. Bienvenida sea que seamos todas mujeres o que las mujeres perforemos y podamos estar en un pie de igualdad, pero yo no rompería esquemas por seguir siendo mayoría.
Sí, creo que en algunos lugares debería haber el toque femenino porque nosotros juzgamos desde otra perspectiva, ¿entiende? Nosotros lideramos generando consenso y nosotros manejamos el poder de una manera sumamente subjetiva. Y el poder es algo que hay que saber manejarlo, porque si no se lo maneja con un ojo casi le diría amigable, te puede destruir la vida.