Por Vidal Mario
En febrero de 2019, Tito López desplegó ante el obelisco porteño un cartel contra Macri con ésta leyenda: “Yo no tengo Presidente, no me representa un delincuente”.
Para cuando concretó dicha “hazaña”, ya era conocido por sus cortes de rutas “por cuestiones humanas”.
Un día, dijo que el Covid era una “enfermedad de los ricos” y, después, acusó a Alberto Fernández y a Jorge Milton Capitanich de ser “dictadores encubiertos”.
Fue raro su ataque a este último habida cuenta que hubo un tiempo en que ambos compartían el mismo “proyecto nacional y popular” y que el Coqui le daba planes sociales, cooperativas, cajas de comida y participación en planes del gobierno.
Esa alianza, para él muy productiva, terminó cuando Cristina Kirchner convocó a Capitanich para hacerse cargo de la Jefatura de Gabinete y la gobernación quedó en manos del vice Juan Carlos Basilef Ivanof, hombre de pocas pulgas que no avalaba el accionar de gente así.
A tiros y machetazos
En el currículum de Tito López también figura un enfrentamiento a tiros y machetazos con otro dirigente piquetero rival, hecho ocurrido en pleno centro de Resistencia, así como la toma en diciembre de 2016 de la sucursal Resistencia del Banco Nación.
Más de una vez viajó a Buenos Aires para participar de cortes de calles y reclamar “emergencia alimentaria”, reclamo que no se condijo con un viaje de placer que hizo al Brasil con toda su familia.
Nunca se supo en mérito a qué el Instituto de Colonización del Chaco le concedió a él y a su familia más de tres mil hectáreas de tierra cerca de Fuerte Esperanza donde, también con apoyo estatal, empezó a desarrollar actividades ganaderas.
Lo extraño fue que dicha concesión se le hizo pese a que en plena pandemia venía liderando manifestaciones de protesta que alteraron durante semanas la zona céntrica de Resistencia.
Esas tierras de El Impenetrable, luego fueron titularizadas a su nombre y familiares directos
En noviembre de 2020, la población chaqueña también se enteró que desde el 2017 el piquetero y su gente mantenían usurpada parte de las tierras de la estancia “Tapenagá”, ubicada a 70 kilómetros de Resistencia, propiedad de Timbó S.A.G.A.F.I, de Buenos Aires, empresa dirigida por el italiano Atilio Gibertoni.
Ya entonces el fiscal federal Patricio Sabadini tenía en su despacho informes sobre sumas muy importantes que Tito López habría introducido en la propiedad usurpada, dinero que no tenía manera de justificar.
Sus negocios le fueron muy bien, a juzgar por esta revelación que él mismo hizo en febrero de este año: “Tengo 326 terneros que valen 300 mil pesos cada uno, y hace poco compré un campo por 200 mil dólares. Mi capital es de 1.600 millones”.
Otro “perseguido político”
El fiscal Sabadini, basándose en elementos de prueba que dice poseer, acusa a López y a su familia de conformar “una asociación ilícita con manejo de millonarias sumas de dinero, han demostrado un amplio despliegue de importantes medios económicos, como así la existencia y manejo de una estructura organizada, a lo que se suma un importante flujo de pasos fronterizos internacionales, conforme surge del informe aportado por la Dirección Nacional de Migraciones, como así también de noticias publicadas en diferentes medios de comunicación local”.
El piquetero asegura, sin embargo, que está siendo objeto de una persecución política por ser “enemigo del gobierno”.