El climatólogo Alfredo Elorriaga alertó sobre la necesidad de que los agricultores argentinos comiencen a adaptarse a un nuevo régimen de precipitaciones, cada vez menos acorde con los ciclos estacionales tradicionales. Esto se debe, principalmente, a los incendios y la deforestación en el Amazonas, que están impactando directamente en el nivel de humedad que llega al país, afectando gravemente el régimen pluvial.
El especialista advirtió que en los últimos 20 años, Brasil ha perdido aproximadamente 28 millones de hectáreas de bosque primario, en su mayoría por incendios y deforestación. Estas cifras, que en 2022 alcanzaron los 1,7 millones de hectáreas y en 2023 los 1,2 millones, reflejan un deterioro alarmante.
En ese sentido, subrayó que los incendios de este año ya proyectan superar esos números, lo que aumenta la preocupación sobre el impacto climático en Argentina, donde la humedad proveniente del Amazonas es clave para las lluvias en la región.
CONDICIONES DIFÍCILES DE PREDECIR
Elorriaga señaló que las estadísticas climáticas de los últimos 30 a 60 años, que se utilizaban para predecir el comportamiento de las lluvias, ya no son confiables.
Explicó que a medida que disminuye la humedad que llega del Amazonas, la dependencia de factores como el fenómeno de El Niño/La Niña y otros elementos regionales se intensifica, haciendo que las lluvias sean más difíciles de predecir.
El especialsita remarcó que este cambio ha generado alteraciones en los calendarios agrícolas, con un aumento en la dependencia del maíz tardío.
FUTURO AGRÍCOLA
INCIERTO
Elorriaga indicó que el cambio estructural en el régimen pluvial obliga al sector agrícola argentino a prepararse para enfrentarse a precipitaciones cada vez más impredecibles.
Remarcó que las ventanas de humedad, esenciales para la siembra y los periodos de mayor rendimiento, se están reduciendo, añadiendo que aunque se espera que el impacto de La Niña entre noviembre y febrero sea moderado, y que la neutralidad regrese en abril de 2025, el reto es evidente.
El especialista concluyó que la adaptación será clave para garantizar la sostenibilidad del sector, lo que implicará un enfoque más proactivo y una mayor dependencia de la investigación climática actualizada.