El salario mínimo sufrió una caída del 28% en lo que va de 2024, debido al fuerte aumento de la inflación y el alza de las tarifas, según un estudio del Instituto Interdisciplinario de Economía Política de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA . El informe señala que, en términos reales, el salario mínimo actual está por debajo de los valores registrados en 2001.
Entre noviembre de 2023 y octubre de este año, el salario mínimo real acumuló una disminución del 28%. Esta caída colocó el salario mínimo por debajo de los niveles de 2001, justo antes del colapso de la convertibilidad. El estudio también destaca que el salario mínimo perdió casi un 60% de su valor en comparación con el máximo alcanzado en 2011.
El informe titulado «Panorama del empleo asalariado formal y de las remuneraciones» explicó que el poder adquisitivo del salario mínimo siguió cayendo en octubre, con una baja del 1,3%. Esta caída es parte de un proceso más largo que comenzó en diciembre de 2023, cuando el salario real ya había disminuido un 15%. En enero de 2024, la caída fue aún mayor, alcanzando el 17%.
Aunque en los meses posteriores la caída se desaceleró, en junio volvió a bajar un 4,4%. En julio, hubo una pequeña recuperación de 4,3%, pero en los tres meses siguientes se registraron nuevas caídas. A pesar de estos altibajos, la tendencia general fue una pérdida continua del poder adquisitivo.
El estudio también analizó el número de trabajadores asalariados en el país. A pesar de la pérdida de poder de compra, la cantidad de asalariados registrados se mantuvo estable. En agosto de 2024, había cerca de 10.124.000 trabajadores registrados en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA), en los sectores público, privado y en las casas particulares.
Durante los primeros siete meses del año, las caídas mensuales en el empleo asalariado formal mostraron una tendencia a la baja, pero el número de ocupados formales no sufrió cambios significativos en términos absolutos en agosto. Esto indica que, aunque la crisis económica afectó a los salarios, no tuvo un impacto tan grande en el empleo formal.
El informe también resalta que, aunque el empleo asalariado se mantuvo estable, la caída del salario mínimo generó una mayor presión sobre los trabajadores, que vieron cómo su poder adquisitivo se reducía de forma considerable. Esto refleja un panorama económico difícil, en el que los trabajadores enfrentan tanto la pérdida de poder adquisitivo como la incertidumbre en el empleo.