En el primer día del año, tradicionalmente dedicado a la paz, el Papa Francisco ofreció un mensaje profundo y emotivo durante el rezo del Ángelus desde el Palacio Apostólico.
Su reflexión se centró en la figura de las madres, especialmente aquellas que han perdido a sus hijos debido a la violencia, el odio y la soberbia.
“¡Qué inhumana es la guerra, que rompe el corazón de las madres!”, exclamó el Pontífice, destacando la necesidad de valorar la paz como un don supremo.
El Papa inició su mensaje recordando el misterio de la Natividad y la gratuidad del amor de Dios manifestado en Jesús. “Dios eligió nacer por nosotros”, afirmó, subrayando que la llegada de Cristo al mundo es la revelación de un amor eterno e infinito que trae la paz. En contraste, lamentó cómo la violencia y el odio desfiguran ese propósito divino, dejando a muchas madres sumidas en el dolor.
EL CORAZÓN ESPERANZADO DE MARÍA
Francisco destacó la figura de María como modelo de esperanza y contemplación. Su corazón, lleno de fe y confianza, fue el primero en escuchar el anuncio del arcángel Gabriel, en acoger al Hijo de Dios y en abrazar la redención prometida. «En el corazón de María late la esperanza de redención para toda criatura», expresó el Papa, invitando a los fieles a reflexionar sobre cómo responder al don de la paz con gestos concretos de perdón y reconciliación.
UN LLAMADO A LA PAZ Y LA RECONCILIACIÓN
El Papa concluyó su reflexión con un llamado a todos los cristianos: contemplar el misterio de la Natividad y actuar en consecuencia. Invitó a devolver gratuitamente gestos de paz y reconciliación en un mundo fracturado por conflictos. “¡Qué hermosa es la paz, que alegra la vida de los pueblos!”, exclamó, instando a valorar este don divino como una prioridad en nuestras vidas.