El Parque Nacional Iberá celebró la reintroducción de Takajay, un joven yaguareté macho proveniente de El Impenetrable chaqueño, que ahora habita en libertad en los esteros correntinos.
Hijo de Qaramta, un yaguareté silvestre, y Tania, una hembra criada en cautiverio, Takajay no solo refuerza la conexión entre los ecosistemas del monte chaqueño y los humedales correntinos, sino que también aporta diversidad genética clave para la creciente población de esta emblemática especie en el Iberá.
La llegada de Takajay es un hito más en el ambicioso programa de reintroducción de especies que lidera la Fundación Rewilding Argentina, una organización que ha transformado los paisajes del norte argentino al recuperar especies emblemáticas que se encontraban extintas localmente.
Este modelo de conservación, iniciado hace más de una década, busca no solo devolver a la naturaleza especies clave como el yaguareté, el oso hormiguero gigante, el pecarí de collar o el guacamayo rojo, sino también restaurar el equilibrio ecológico perdido tras décadas de presión humana sobre estos ecosistemas.
La presencia de estas especies reintroducidas atrae turismo ecológico y genera nuevas fuentes de ingresos para las comunidades aledañas, promoviendo actividades sostenibles como el avistamiento de fauna, el ecoturismo y la creación de empleos relacionados con la conservación.
En el caso del yaguareté, su retorno al Iberá y su conexión con el monte chaqueño son esenciales para el equilibrio de la cadena alimentaria. Este superpredador cumple un rol fundamental en la regulación de las poblaciones de otras especies, lo que, a su vez, ayuda a mantener la salud de los ecosistemas. Su regreso también tiene un profundo significado cultural, ya que representa un símbolo de la identidad natural y el patrimonio de las provincias del norte argentino.
Con la incorporación de Takajay, ya son al menos 35 los yaguaretés que recorren libremente el Parque Nacional Iberá, consolidando una población que décadas atrás parecía destinada a desaparecer. Este avance también refuerza el vínculo entre los parques nacionales El Impenetrable y el Iberá, demostrando que la colaboración entre provincias y organismos puede transformar paisajes y asegurar un futuro prometedor para especies en peligro de extinción.