El ingeniero Hugo Rohrmann anticipó que las temperaturas extremas se extenderán en el Chaco hasta mañana, cuando se registrará un leve descenso.
No obstante, consideró que el cambio «más evidente» se dará a mediados de la semana siguiente.
«El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) y el Servicio de Alerta de la APA están indicando que estas condiciones de altas temperaturas, tanto las máximas como las mínimas, se mantendrán casi inalterables hasta el miércoles de la semana que viene.
Si bien el jueves y el viernes de esta semana existe la posibilidad de algunos chaparrones aislados, en algo puede bajar la temperatura, pero solo dos o tres grados», explicó Rohrmann.
Actualmente, se están produciendo tormentas y lluvias en el sur de Santa Fe y en La Pampa húmeda, producto de un frente frío más fresco, «pero que llega hasta ahí, o sea, no tiene la fuerza necesaria para modificar el estado de situación en el norte del país», dijo.
Sin embargo, adelantó que «a partir de la mitad de la semana que viene, se prevé la entrada de un frente frío a nuestra región, con lluvias y una baja sensible de temperatura».
En diálogo con LA VOZ DEL CHACO, Rohrmann explicó: «Van a ser prácticamente dos semanas con las mismas condiciones. Si bien jueves y viernes puede haber tormentas aisladas, su impacto dependerá de la localización, pero en general no habrá grandes modificaciones hasta la próxima semana».
¿Pueden darse eventos extremos como en Brasil?
Consultado sobre la posibilidad de que se produzcan lluvias intensas como las registradas recientemente en Camboriú (Brasil), donde se acumularon más de 100 milímetros en pocas horas, Rohrmann indicó que si bien este tipo de precipitaciones pueden ocurrir en el Chaco, no se espera que sucedan en el corto plazo.
«Históricamente, hemos tenido eventos con lluvias superiores a los 100 o incluso 200 milímetros en pocas horas. No es algo descartable, pero en el contexto actual es poco probable», aclaró.
El especialista señaló que este tipo de lluvias intensas son más frecuentes en marzo y abril, meses en los que históricamente se registran los mayores acumulados de precipitaciones en cortos períodos de tiempo.
«El 3 de marzo del año pasado, por ejemplo, Corrientes sufrió una inundación por este tipo de fenómeno. Actualmente, el SMN prevé precipitaciones por debajo de lo normal para febrero en la Mesopotamia, lo que incluye a Misiones, Corrientes y el este del Chaco».
La situación
del río Paraná
En cuanto a los niveles del río Paraná, Rohrmann señaló que ha habido una lenta recuperación desde comienzos de año. «Empezamos el año con niveles muy bajos, de aproximadamente un metro y medio en Corrientes y Barranqueras.
Sin embargo, las precipitaciones en la cuenca del Paraná, en el sur de Brasil, han sido normales, lo que permitió que el nivel del río oscile ahora entre los 2,5 y 3 metros», detalló.
A pesar de esta recuperación, el especialista advirtió que el incremento podría haber sido mayor si Brasil no estuviera reteniendo agua en sus represas hidroeléctricas.
«Históricamente, las decisiones sobre la liberación de caudales se toman en Brasil y afectan directamente el nivel del Paraná en nuestro país», explicó.
¿Será un año lluvioso o seco?
El Chaco se encuentra en plena temporada de lluvias, que se extiende de octubre a abril. Según Rohrmann, hasta ahora las precipitaciones han estado dentro de valores normales o ligeramente por debajo del promedio histórico. «No se esperan grandes cambios en la tendencia actual, aunque el pronóstico a largo plazo es menos preciso.
Cada mes se actualiza la perspectiva trimestral, y si bien tiene buena precisión en el primer mes, la confiabilidad disminuye en los siguientes», aclaró.
A partir de mayo, el clima de la región entra en su temporada seca, que se extiende hasta septiembre.
Durante este período, las precipitaciones disminuyen significativamente, y las lluvias fuertes recién vuelven a registrarse a fin de año.
«Todavía no podemos anticipar con certeza cómo será el próximo ciclo de lluvias. Se requieren más datos para hacer un pronóstico fiable», agregó.
Influencia de las lluvias en Brasil
En relación con las recientes lluvias intensas en la costa de Brasil, el ingeniero aclaró que estos eventos no afectan directamente a los ríos de la región.
«Las lluvias que impactaron Camboriú y Florianópolis no influyen en el caudal del río Iguazú ni del Paraná.
Sin embargo, Brasil prevé para febrero algunas lluvias por encima de lo normal en la cuenca del Iguazú, lo que podría generar una leve recuperación en el Paraná», explicó.
¿Qué pasa con El Niño y La Niña?
Respecto a los fenómenos climáticos globales, Rohrmann indicó que actualmente no se ha declarado formalmente un evento de La Niña, aunque sí hay algunas señales de variabilidad en el comportamiento atmosférico.
«El año pasado se había anunciado la posibilidad de un enfriamiento en las aguas superficiales del océano Pacífico, lo que habría implicado un fenómeno de La Niña, pero fue muy débil y no llegó a manifestarse completamente», sostuvo.
El especialista explicó que el Pacífico es la mayor fuente de evaporación del planeta y que cualquier variación en su temperatura tiene un impacto en el régimen de lluvias de América del Sur.
«En general, las aguas están en niveles normales, con un ligero enfriamiento, lo que ha generado una menor disponibilidad de humedad en la región», comentó.
¿Cambio climático
o variabilidad climática?
Al ser consultado sobre el cambio climático, Rohrmann sostuvo una postura cautelosa y argumentó que la evidencia disponible no es suficiente para hacer afirmaciones contundentes. «Yo prefiero hablar de variabilidad climática.
La historia de medición de precipitaciones y temperaturas en nuestra región es relativamente corta. Tenemos registros de lluvias de unos 70 años y de temperaturas de 50 o 60 años. En comparación con la historia del río Paraná, que fluye hace más de 10 mil años, esto representa apenas el 1% de su existencia», explicó.
Rohrmann también mencionó que los modelos climáticos actuales proyectan escenarios hasta 2100 basándose en estos registros limitados.
«A nivel mundial, hay organismos que trabajan en estas proyecciones, pero la base de datos sigue siendo corta. En el Chaco, la principal característica del clima es su alta variabilidad. Tenemos años secos, normales y otros en los que nos tapamos de agua. Esa variabilidad es una constante en nuestra región», afirmó.
Finalmente, el especialista destacó que la percepción de calor extremo en el Chaco es algo que ha existido históricamente.
«Si uno dice ‘vengan al Chaco en enero’, la gente responde que no, porque hace mucho calor. Esto no es una novedad.
Desde hace décadas, en el inconsciente colectivo, el Chaco, Corrientes y Formosa son vistos como las regiones más calurosas del país. Es parte de nuestra identidad climática», concluyó.