El jurado comenzó a deliberar a las 9:30 y el veredicto llegó: Marcelo Oscar Ortiz, el motochorro, único imputado, fue declarado culpable del homicidio en ocasión de robo de Carla Retamozo.
El jurado popular declaró culpable por unanimidad a Marcelo Oscar Ortiz por el delito de homicidio en ocasión de robo, conforme a lo requerido por la acusación, por la muerte de Carla Retamozo el 4 de abril de 2024. Fue al término del quincuagésimo segundo juicio por jurados realizado en Resistencia en la causa 9.101/2024-1. Ortiz quedó detenido.
Después de tres intensos días de juicio, el jurado popular emitió un veredicto unánime: Marcelo Oscar Ortiz es culpable del homicidio en ocasión de robo de Carla Retamozo. El fallo fue leído este jueves al mediodía en el Centro de Estudios Judiciales, lugar donde se desarrolló el juicio y donde el acusado escuchó el veredicto sin mostrar ninguna reacción: la mayor parte de la lectura se mantuvo con la cabeza gacha. Ya al final, se cruzó de brazos.
Ahora, solo queda conocer la pena que le corresponderá a Ortiz. Según el artículo 165 del Código Penal, las penas por homicidio en ocasión de robo van de 10 a 25 años de prisión. En los próximos días, el juez camarista Ernesto Javier Azcona deberá dar a conocer cuántos años deberá cumplir tras las rejas Ortíz.
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LOS ALEGATOS: UN ROBO, UNA PERSECUCIÓN Y UNA MUERTE EVITABLE
La reconstrucción del hecho fue clave. El 4 de abril de 2024, Carla Retamozo iba circulando en su moto cuando Ortiz, también a bordo de una motocicleta, le arrebató el celular. La mujer reaccionó de inmediato y comenzó a perseguirlo durante siete cuadras. En ese trayecto, le pidió desesperadamente que le devolviera el teléfono, pero el ladrón hizo caso omiso a su súplica. La desesperación de Carla culminó en tragedia: perdió el control de la moto y cayó al asfalto, sufriendo lesiones mortales.
El fiscal de Cámara, Martín Bogado, señaló en su alegato final: «Ortiz tuvo dos oportunidades para evitar la tragedia: la primera, no salir a robar; la segunda, devolver el celular cuando Carla se lo pidió. Pero no lo hizo».
Además, destacó la actitud posterior del acusado, quien intentó borrar las pruebas vendiendo el teléfono y deshaciéndose de su pechera para evitar ser identificado. «No le importó lo que pasó con Carla. No hay duda de que su comportamiento fue clave en su muerte», afirmó.