El diputado nacional Lisandro Almirón, entrevistado por Radio Sudamericana, compartió su perspectiva sobre las tensas escenas que protagonizó en la sesión del jueves con el legislador Oscar Zago.
Afirmó que la oposición planeaba un ataque al orden institucional, como parte de una maniobra económica que pondría en riesgo la estabilidad del país, vinculándola a «grupos económicos» que atentan contra el bienestar de los argentinos.
Acusó a Zago de traición a su bloque en pos de dar quórum al kirchnerismo, y destacó la importancia de apoyar las reformas que buscan evitar el regreso a un sistema inflacionario y populista.
-¿Cómo está todo por ahí?
La verdad, fue un día difícil para los argentinos, sobre todo. Por ahí no se entiende muy bien lo que pasa y lo que está en juego muchas veces en cada sesión. Lo de ayer fue una sesión muy difícil. Creo que hubo acuerdos incumplidos.
Es lo que señala un poco la situación dentro del recinto. Pero más allá de las cuestiones técnicas y de, de alguna manera, llamarlo una emboscada política, porque lo que se vivía adentro y afuera claramente era un ataque al orden institucional, volver a un sistema de inflación y pobreza con un claro interés económico, que es la búsqueda de la devaluación.
Y eso los argentinos lo tienen que saber, porque no es la primera vez que pasa.
DEFENSA DE LA ESTABILIDAD INSTITUCIONAL
-Pero ¿cómo empieza eso con Zago? ¿Quién los llevó a tomar?
-Zago cumple un rol fundamental porque quienes estaban sentados, dando el quórum para que la banca del kirchnerismo tuviera dos opciones.
La primera, quitarle las facultades delegadas al presidente de la Nación. Había una intencionalidad y una maniobra política para incorporar un tema que no estaba acordado en la labor parlamentaria. Y, por otro lado, la confirmación de las autoridades de juicio político, algo que el presidente de la Cámara no había convalidado porque se había suspendido la confirmación de la Comisión de Juicio Político.
En la que, justamente, Zago no solamente demuestra deslealtad con su bloque, que le cuesta la presidencia del bloque, sino que también en aquel momento muestra episodios y arranques de este tipo de violencia que por ahí son inusitados.
Y la verdad es que yo no me lo esperaba, y más allá de las cuestiones personales, acá lo importante es cuidar al presidente y cuidar las instituciones.
-Dice la crónica: «Lisandro Almirón trataba de arrancar de su asiento a Oscar Zago, jefe del MID, que en la sesión dio la sorpresa colaborando con el quórum. Zago se resistió a la apurada de Almirón y comenzó a revolear trompadas mientras lo empujaban para la salida. «La concha de sus madres», le dijo el jefe del MID al correntino». ¿Fue así?
-Sí, la verdad es que no me detengo a escuchar los insultos. Los insultos, en ese momento, lo único que uno piensa es en ponerle el pecho y soportar las balas que sean necesarias, primero por la Argentina y, segundo, por el presidente de la Nación, que está haciendo un enorme esfuerzo.
El año pasado fue un año de ajustes y que la posición, para que se entienda, cuando uno está sentado en la banca y está dándole el quórum a la oposición. En este caso, concretamente, el Estado asentado. Y lo que le pedía la secretaria de bloque nuestra, Nadia Márquez, era que cumpliera con lo acordado, que era no dar quórum para cuestiones que afecten la institucionalidad y, justamente, que cumpliera con la palabra empeñada.
Y cuando no le dije más que lo que uno piensa en términos políticos, yo le hablé de algo que, por ahí, es muy usual en política. Él era presidente de bloque, todos nos sentimos un poco traicionados y defraudados, y me parece que, en ese sentido, a veces la palabra que uno dice con total honestidad a otro puede no caerle bien.
Y me parece que inmediatamente él y su bloque se levantaron de sus asientos logrando, justamente, que no haya quórum y que se pudiera levantar la sesión para algo que era inminente: una maniobra destituyente provocada por un grupo de gente que tiene otros intereses que no son los intereses de que a los argentinos les vaya bien.
Intereses golpistas
-Le preguntaba esto y quería leerle esto porque ayer, en las primeras informaciones que llegaban, decían que vos habías tirado los primeros golpes.
-No. Primero, más allá de esto, sé que hay muchas operaciones políticas en muchos medios, sobre todo en algunos locales. Por eso aprovecho para aclarar: nosotros dialogamos mucho, y la tarea del parlamentario es el diálogo. Yo, más allá de las cuestiones personales que pueda tener Zago conmigo, porque una situación análoga se dio en la constitución de la Comisión de Juicio Político, claramente, la historia te da la razón en cuanto a las posturas que uno fija.
Mi lealtad es con los argentinos, con el trabajo que viene haciendo el presidente Javier Milei y con el respeto a todos de que no volvamos a ese sistema empobrecedor. Sepamos que lo que estaba en juego ayer es la devaluación, sepamos que este acuerdo con el Fondo es fundamental y que hay otros intereses, hay grupos económicos detrás de esto.
Uno se da cuenta, está sentado ahí, y hay que tener la valentía, muchas veces, de decirlo, porque es también la tarea del legislador y afrontar la responsabilidad, que es, muchas veces, manejar situaciones muy difíciles como la de ayer.
Y la verdad, yo estoy muy orgulloso del bloque, del trabajo que se hizo en equipo y, más allá de estos improperios, en los que se terminó dando el resultado por una actitud y un arranque de ira que debió haber sido un arranque de sensatez, de racionalidad y de poner en la balanza que, más allá de los intereses personales, lo que está en juego en cada votación es la vida de todos los argentinos.
Me parece a mí que hay que darle un mérito enorme a quienes están trabajando para que al país le vaya bien: al Presidente, al ministro de Economía, que está haciendo un trabajo extraordinario, a la ministra de Seguridad, que, por esas horas, estaba tratando de proteger, como siempre lo hace, situaciones muy difíciles en la calle, agitadas por este grupo, una barrabrava. Yo, de hecho, salí y era algo que estaba pensado, armado, dentro y fuera del Congreso.
Hay que ser honestos también en esto. Es una medida muy sucia de grupos que tienen intereses económicos y que apuntan a lo institucional. Y hay que defender, la verdad. Yo, como correntino, si tuviera que volver a dar la vida por mi patria, ya sea frente a una votación o frente a situaciones difíciles, lo voy a hacer.
Un grupo salvaje quiere envolver a la economía empobrecedora, que le beneficia solamente a un sector de la Argentina. No estamos dispuestos a negociar ese tipo de cosas, y en ese sentido estaba la palabra empeñada de algunos de los que estaban sentados en sus bancas, esperando a que el kirchnerismo diera ese golpe de suerte y ese cambio de timón, porque en las encuestas no le va bien.
Llamado a la unidad
-Zago entonces está yendo en contra y estaba actuando a favor del kirchnerismo, ¿eso es lo que sucedió?
-Sí, sí, era funcional a los dos proyectos que tenían como objetivo incorporar cuestiones que no estaban acordadas, incluso por el mismo bloque de Zago, que pertenece a otro partido, pero que muchas veces acompaña a La Libertad Avanza y que, por momentos, tiene cierta sensatez, y por momentos hay una situación bastante rara. Yo creo que, básicamente, pasa por ahí.
Espero que recalcule, que considere que, más allá de las cuestiones personales que tiene, acá hay que ponerse del lado de los argentinos y que piense bien de qué lado quiere estar en la Argentina que viene. Si el lado correcto de la historia es el que trataron de seducir grupos sediciosos y claramente golpistas, violentando la manera en que vivimos los argentinos que queremos vivir en paz, queremos tener una moneda estable, queremos abandonar esta situación en la que cada vez que hay una sesión difícil en el Congreso, al otro día hay un proceso inflacionario o una devaluación.
Pongamos bien la lupa y veamos bien qué tenemos que votar en las próximas elecciones, porque lo que se avecina es eso: lo que se quiere evitar es llegar a octubre para que quienes quieren volver a un sistema inflacionario, de emisión monetaria, de populismo barato y de venderles a los argentinos papelitos de colores sean los mismos de siempre. En ese sentido, me parece que mi postura fue clara.
No fui yo quien fue a hablar, fue Nadia Márquez, que es la secretaria de bloque, y simplemente le dije algunas cosas que, evidentemente, tomó a mal y reaccionó de una manera que yo no me esperaba.
Afortunadamente, eso quedó en un episodio del cual no hay que enorgullecerse por las actitudes que por ahí son violentas, pero también hay que tener la claridad de que, en determinados momentos, hay que tener el coraje suficiente para ponerle el pecho a las balas y saber manifestar posturas. Y fue, claramente, una actitud por parte del Estado de defender algo que era indefendible.