El taekwondo es un arte marcial que va mucho más allá de la competencia y el combate. En diálogo con Noticiero 9, Adrián Gianechini, director e instructor de Temple Taekwondo, explicó que esta disciplina contribuye a la formación de valores, la disciplina y el desarrollo personal.
«El taekwondo, como otras artes marciales, trata de introducir la disciplina, valores y un modo de comportamiento», señaló.
Desde su experiencia, recomendó que la edad ideal para comenzar es entre los 6 y 7 años, aunque hay niños que se inician antes a través del juego.
Uno de los aspectos clave en la formación es el proceso de competencia. No todos los niños y niñas que practican taekwondo buscan competir, y la decisión de hacerlo depende de cada persona.
«Hay chicos que desde una temprana edad muestran interés por la competencia, y otros que recién lo hacen cuando llega el despegue hormonal», explicó Gianechini. En este sentido, destacó que el acompañamiento del instructor es fundamental para guiar a los alumnos según sus intereses y capacidades.
Para quienes deciden dedicarse al taekwondo deportivo, el entrenamiento es exigente y requiere un compromiso especial. «El taekwondo olímpico es la máxima expresión del deporte, y los atletas deben entrenar muchas horas, no solo en el gimnasio, sino también con nutricionistas y psicólogos», sostuvo.
Además, resaltó la importancia de lo que llamó «entrenamiento invisible», que implica hábitos como una alimentación adecuada y el descanso necesario.
El instructor también subrayó el rol de la familia en la formación de los jóvenes taekwondistas. «No solo es el chico que va a practicar, sino que es su entorno el que tiene que acompañar», indicó.
La presencia de los padres y su apoyo pueden marcar la diferencia en la motivación y el desarrollo del niño dentro del deporte. Por ello, en Temple Taekwondo trabajan con un enfoque de comunidad, donde las familias cumplen un papel activo.
Otro punto clave en la enseñanza es el manejo de la frustración, algo inevitable en un deporte de combate. «Va a haber golpes, desafíos y frustración, pero la clave no es evitarlos, sino saber manejarlos y acompañarlos», explicó.
En este sentido, destacó que su formación como psicólogo le permite aplicar estrategias para que los alumnos aprendan a sobrellevar estos momentos y fortalecer su carácter.
Finalmente, Gianechini destacó el crecimiento del taekwondo en la región y la importancia del apoyo institucional para que más niños y jóvenes puedan acceder a la disciplina.
«Funcionamos como Fundación Temple y tratamos de facilitar recursos para que el costo económico no sea una barrera», afirmó, agradeciendo a los sponsors y al Instituto del Deporte Chaqueño (IDCH).
Con un plantel de jóvenes promesas en formación, el taekwondo sigue creciendo como una opción deportiva y formativa en la comunidad.
