El norte del país se ve afectado por fuertes inundaciones a causa de las crecidas de los ríos Bermejo y el Pilcomayo hace algunos días. Tanto en Salta como en Chaco, en el límite con Formosa, se registraron las primeras viviendas afectadas por el agua. Los caminos son intransitables, las casas inundadas y muchas familias han quedado aisladas, sin acceso a luz, agua y comida.
Las crecidas también impactaron a las comunidades Wichí, Qom y Toba, dejándolas incomunicadas y sin acceso a alimentos, agua potable y otros recursos básicos. En algunas zonas, el nivel del agua ha comenzado a descender tras el desborde del río Bermejo. Sin embargo, en la cuenca del río San Francisco, la situación sigue siendo alarmante, ya que el caudal continúa en aumento.
En este contexto desolador, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) alertó sobre la probabilidad de precipitaciones en la región, lo que podría agravar el panorama en las próximas horas. El traslado de asistencia y la evacuación de los damnificados se complican, ya que los caminos rurales están intransitables y varias rutas provinciales permanecen bloqueadas.

Las comunidades más afectadas están en Salta y son Las Vertientes, Larguero y El Chañaral, e incluso las complicaciones se trasladaron hasta el límite de Chaco con Salta. Además, la empresa provincial del agua del Chaco (SAMEEP) se encuentra trabajando para evitar que el agua, producto de las crecidas, afecte la planta potabilizadora de Wichí El Pintado.
Los gobiernos provinciales de Salta y Chaco han advertido sobre los posibles brotes de enfermedades relacionadas con las inundaciones y el estancamiento de agua, como el dengue y la leptospirosis. Se movilizaron equipos sanitarios para proporcionar atención médica y distribuir suministros en las áreas malditas.