Resistencia vivió en las últimas semanas un nuevo repunte de denuncias vecinales por la presencia de minibasurales en diversos puntos de la ciudad. Ante esta situación, Carlos Alabe, arquitecto y referente de la Fundación Ciudad Limpia, se pronunció con firmeza sobre la problemática, apuntando tanto a la falta de compromiso ciudadano como a la inacción estatal. “Nosotros desde que nacimos venimos insistiendo en eso: tenemos que educarnos para poder mejorar nuestra convivencia”, sostuvo en diálogo con Radio Radio Facundo Quiroga.
En la entrevista, realizada el pasado jueves en la capital chaqueña, Alabe expresó su preocupación por la persistencia de conductas nocivas relacionadas con el descarte de residuos y por el debilitamiento de iniciativas oficiales que anteriormente promovían el reciclaje.
“El municipio dejó de hacer cosas básicas. Los eco puntos ya no existen, y las campañas de recolección tecnológica también desaparecieron”, afirmó.
Una mirada crítica y con fundamento
La Fundación Ciudad Limpia viene trabajando desde hace más de veinte años en la promoción del reciclaje y la reutilización de materiales, a través de campañas educativas, recolección voluntaria de residuos clasificados y la concreción de grandes obras solidarias financiadas en parte por estos recursos.
“Hicimos dos obras de nueve millones de dólares en total, más otra de medio millón en Buenos Aires. Todo esto se hizo mostrando que entre todos podemos hacer las cosas, rescatando material que desechamos”, explicó Alabe.
A su entender, el problema de fondo no radica exclusivamente en la basura, sino en la mirada cultural que la sociedad construyó sobre ella.
“La basura no es un problema. Es parte de la solución”, expresó, y agregó: “La conclusión, así como en la seguridad vial la solución es la educación, en el tema de los residuos la solución sería la colecta selectiva”.
abandono oficial y compromiso
Durante su exposición, el titular de Ciudad Limpia detalló el retroceso que percibió en las políticas públicas vinculadas a la gestión ambiental. “Antes se promovía el reciclaje desde el Estado. Ahora no hay continuidad. Muchas organizaciones que estaban trabajando con esto ya no lo hacen de manera activa”, remarcó.
Frente a ese escenario, destacó que su fundación continúa funcionando como punto de recolección voluntaria en su sede de Falucho y Chaco, frente a la casa Garrahan. “Estamos recibiendo papel, cartón, botellas plásticas y de vidrio, latas de aluminio. Todo lo que la gente tiene dudas sobre dónde llevar, lo recibimos”, explicó. También mencionó que los residuos electrónicos son derivados a la UTN.
Una postal dolorosa
Uno de los momentos más crudos de la entrevista ocurrió cuando Alabe relató lo que observa a diario en los contenedores de su fundación. “Vemos que hay gente que se zambulle en estos contenedores a comer. Eso me da este mal estómago, ¿no?”, confesó conmovido. “Es muy triste ver a un ser humano dentro de un basurero buscando comida. Y no es que buscan para reciclar: buscan comida”.
La imagen, lejos de ser excepcional, se ha vuelto habitual en algunos sectores de la ciudad, y Alabe la vinculó directamente con la situación económica y la falta de respuestas estructurales. “Nosotros por ahí disponemos de un paquete de arroz, de fideos, pero lo van y lo venden, y vuelven a hurgar. Es un problema de desarrollo humano”, reflexionó.
activar la guardia
municipal
Consultado sobre posibles soluciones inmediatas, Alabe planteó la necesidad de establecer presencia estatal en los puntos de mayor conflictividad. “Yo creo que lo que habría que hacer es activar una guardia municipal cerca de los basureros y poner un poco de orden. Lamentablemente somos hijos del rigor y vamos a tener que llegar a eso”, sostuvo.Carlos Alabe no esquivó la gravedad del fenómeno urbano que, según él, ya se volvió estructural en la capital chaqueña: “En cada barrio hay al menos un mini basural fijo, y lo más grave es que la gente ya lo asume como parte del paisaje. Eso es resignación”, denunció. Afirmó
Pese a ello, insistió en que la verdadera transformación requiere un cambio profundo en la educación y en las prácticas cotidianas de la población. “Falta conducta, pero también falta decisión política. Nosotros hacemos nuestra parte, todo impecable lo nuestro, pero no alcanza con eso”, concluyó.