Alejandro Salgado, se refirió a los efectos del levantamiento del cepo cambiario y su impacto en el sector. En diálogo con LA VOZ DEL CHACO expresó que «es muy pronto para dar una opinión definitiva» y que, por ahora, se observa una fuerte disparidad en los precios de los materiales.
«Lo que yo percibí es una gran heterogeneidad: desde comercios que no modificaron sus listas, pasando por otros que no vendían, hasta algunos que aumentaron en la misma proporción que el dólar oficial, y otros que subieron menos. La disparidad fue total», explicó Salgado.
Consultado sobre la evolución de los precios en los próximos meses, señaló: «Suponiendo que el dólar se mantenga en este valor, no debería haber una inflación mayor al 2% o 3% en el rubro construcción. Pero en realidad es futurología, porque todo es muy dinámico».
En cuanto al abastecimiento de materiales, admitió que hubo faltantes puntuales y resistencia por parte de algunos comercios a poner precios. «Hoy el comercio virtual obliga a muchos a retroceder rápidamente. El lunes encontré, por ejemplo, un sillón odontológico con precio publicado y razonable. Increíble que te vendan eso y no un metro cúbico de arena», ironizó.
A pesar de estas tensiones, Salgado aseguró que la situación no paraliza obras en marcha. «Siempre hay alguien que vende. Nadie está por parar una obra por esto», subrayó y agregó: «Inclusive, si uno lo mira desde otro ángulo, podríamos decir que el dólar bajó. El dólar MEP, que era el único legalmente accesible, cayó bastante, así que hasta podría considerar una buena noticia».
Obra pública
El referente del sector valoró el avance del acueducto en la provincia, aunque lamentó la postergación del segundo puente Chaco-Corrientes.
Por un lado, tenés la buena noticia del acueducto, y por el otro, la mala del puente. En el informe del jefe de Gabinete, Guillermo Francos no se incluyó presupuesto para esa obra en 2025», comentó.
Para Salgado, la falta de presupuesto es evidente, aunque matizó: «Se habla de impacto ambiental, pero en realidad es un enganche para decir que no hay plata. Es una obra necesaria hoy, ni hablemos dentro de cinco o diez años».
Reactivación pendiente
Respecto al estado general de la actividad, fue claro: «Falta mucho. Mientras siga el ajuste, la obra pública no va a reactivarse. Siempre que hubo ajuste, la construcción fue uno de los primeros sectores en sentir el golpe».
También pareció que en el ámbito privado todavía hay herramientas para activar. «Lo de las hipotecas divisibles todavía es ciencia ficción. Se habló mucho, pero hasta ahora no se implementó.
En la región no hay ningún caso. Lo único que se está dando, y sobre todo en Capital, son créditos hipotecarios tradicionales sobre propiedades ya construidas».
La urgencia de la obra pública
Salgado subrayó que el déficit de infraestructura básica en la provincia obliga a pensar en la necesidad de reactivar la obra pública, aunque admitió que es difícil prever cuándo sucederá.
«Yo creo que la obra pública algún día va a volver, no por un interés personal, sino porque el déficit es muy grande», señaló.
«Un ejemplo sencillo: las cloacas. El porcentaje de población con acceso al sistema cloacal es bajísimo. Y eso genera enfermedades, algunas de largo plazo, que afectan sobre todo a los niños», dijo.
Emigrar no es una opción
Sobre el futuro de las empresas locales, afirmó que algunas se trasladaron al Paraguay: «A mí no me interesa, bajo ningún punto de vista. No me siento cómodo trabajando en otro país. El que logró algo trabajando aquí debería hacer el esfuerzo de seguir invirtiendo en la Argentina. La demanda está, hay que buscarle la vuelta».
Respecto a la ejecución actual de viviendas, precisó: «Muy poco. El Instituto de Vivienda está trabajando con fondos del Fonavi, haciendo lo posible para terminar barrios avanzados o con problemas de infraestructura, y atendiendo casos urgentes». Y agregó: «No tengo información precisa, lo ideal sería hablar con el presidente del Instituto».
Inflación y esperanza
Sobre el contexto macroeconómico, reconoció que el panorama es duro, pero rescató una mirada esperanzadora: «Hace años que la inflación es un problema muy serio, no solo para nuestro sector, sino especialmente para los que menos ingresos tienen.
Pero dentro de todo este sinsabor, queda la esperanza de salir definitivamente del desastre que genera la inflación en todos los rubros».
Por último, se refirió a la relación con el gobierno provincial y destacó la predisposición del gobernador Leandro Zdero.
«Cada vez que pedimos una reunión, se genera. Y sabemos que tiene una gran vocación por hacer obras.
Él mismo reconoce que el presupuesto provincial tiene un porcentaje muy alto destinado a sueldos, lo que deja poco margen para obras. Está buscando cómo manejar esta situación compleja, tanto a nivel nacional como provincial», concluyó.
«El Estado no puede regalar casas»
El presidente de la Cámara también se refirió al déficit habitacional y aclaró que «el Estado no puede regalar casas a todo el mundo, eso es una locura».
Salgado explicó que «incluso en las mejores épocas de construcción nunca se pudo satisfacer ni el 10% de la demanda.
Hay que buscar mecanismos para que la gente acceda a una vivienda con algún plan subsidiado en los intereses, pero no regalando casas. Porque después de dos o tres años, las cuotas terminan siendo simbólicas y no permiten recuperar fondos para nuevas viviendas».
Consultado sobre la actividad en el sector privado, Salgado reconoció que «hay muy poca obra en altura y emprendimientos inmobiliarios».
Si bien valoró algunos esfuerzos de los municipios en mejorar los procesos de aprobación, advirtió: «Todavía falta mucho trabajo. Si logramos dinamizar las aprobaciones, podríamos tener más obras en ejecución».
«La mayoría de las empresas
está tratando de sobrevivir»
Consultado sobre el panorama actual de las constructoras, Salgado fue contundente: «Las empresas constructoras están tratando, la mayoría de ellas, de sobrevivir.
Salen algunos tipos de obras, pero no de gran importancia, y aún así intentan mantenerse activas».
En esa línea, destacó que «no hubo un cierre masivo de empresas», pero sí un fuerte ajuste interno.
«La mayoría achicó muchísimo su estructura, no solo en el plantel de obreros, sino también en el equipo profesional y administrativo», dijo.