El papá de los primeros. El primer argentino, el primer latinoamericano, el primer jesuita, el primero en llamarse Francisco. El Sumo Pontífice de los gestos simples y las palabras profundas. Ayer, a las 7.35 de Roma (2.35, hora de la Argentina) falleció a los 88 años Jorge Mario Bergoglio, dejando una huella imborrable en la historia de la Iglesia y en la conciencia del mundo. Su último acto público fue tan simbólico como su vida entera: con el rostro visiblemente agotado, reunió fuerzas para impartir la Bendición Urbi Et Orbi, a la ciudad y al mundo, con un mensaje final de paz dirigido a todas las naciones. Así se despidió un Papa extraordinario, cuya eminencia no se midió por el poder, sino por la cercanía con los pueblos, los descartados y la esperanza.
En la mañana de ayer, la santa sede emitió un comunicado oficial confirmando el fallecimiento de su santidad el Papa Francisco. El anuncio fue realizado por el cardenal Kevin Joseph Farrell, camarlengo de la Iglesia Católica, en una conferencia de prensa convocada de urgencia en la Sala Stampa del Vaticano.
El comunicado, leído con evidente conmoción, informó que el Pontífice había fallecido a las 7.35 en su residencia de Casa Santa Marta de Roma (2.35 hora Argentina).
«El santo padre partió en paz, acompañado por sus más cercanos colaboradores y bajo atención médica permanente», expresó el camarlengo, destacando que el Papa había recibido la unción de los enfermos la noche anterior.
La noticia se conoció mundialmente minutos después, cuando las campanas de la Basílica de San Pedro comenzaron a sonar en señal de luto y la bandera vaticana fue izada a media asta.
El Vaticano detalló que, durante los últimos días, el estado de salud del sucesor de Pedro había empeorado notablemente. Si bien se mantenía en observación médica desde febrero por complicaciones respiratorias, en la última semana su deterioro fue «irreversible», según precisó el vocero papal Matteo Bruni.
El Papa estuvo consciente hasta la noche del domingo, cuando, según testigos, pronunció sus últimas palabras: «Confío en la misericordia de Dios».
El último parte médico había sido emitido el viernes 18, indicando una recaída grave de su cuadro pulmonar. Francisco había sido diagnosticado con neumonía bilateral compleja, sumada a insuficiencia renal leve y crisis respiratorias recurrentes.
El Vaticano había optado por no hospitalizarlo nuevamente, respetando su deseo de permanecer en la residencia pontificia donde transcurrió buena parte de su papado.
Tras el anuncio, el cardenal Farrell activó el protocolo Sede Vacante, dando comienzo al periodo de luto institucional y preparando el inicio de las deliberaciones para el próximo cónclave. En paralelo, la Secretaría de Estado informó a las conferencias episcopales del mundo, a los jefes de Estado y a las principales organizaciones religiosas internacionales.
La santa sede confirmó que, de acuerdo con su voluntad, los restos de Francisco no serán colocados en la cripta vaticana, sino en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Esta decisión, ya manifestada por el propio pontífice en 2023, refleja su estilo pastoral austero y su profundo vínculo con la figura de la Virgen María, a quien visitaba con frecuencia en esta basílica.
El vocero papal también señaló que se respetará el deseo de Francisco de que sus exequias se realicen de forma sencilla, sin los ornamentos tradicionales ni el triple ataúd, según las reformas litúrgicas que él mismo introdujo durante su pontificado. El cuerpo del Papa será expuesto en la Basílica de San Pedro durante tres días para la veneración de los fieles.
El anuncio oficial concluyó con un mensaje del Colegio Cardenalicio, en el que se destacó el legado de Francisco como el papa «de la ternura, la justicia social y el diálogo interreligioso».
La Iglesia Católica, sumida ahora en duelo, comienza así a despedir al Pontífice que reformó su rostro contemporáneo y dejó una huella profunda en la historia de la humanidad.
Un legado de pensamiento y acción
La vida intelectual del Papa Francisco se caracterizó por una profunda formación académica, una vasta experiencia docente y una producción teológica que ha influido significativamente en la Iglesia Católica contemporánea.
Nacido en Buenos Aires en 1936, Bergoglio se graduó como técnico químico antes de ingresar al seminario diocesano de Villa Devoto en 1957.
En 1958, se unió a la Compañía de Jesús, iniciando un riguroso proceso de formación intelectual y espiritual. Durante su noviciado en Chile, profundizó en estudios de humanidades, incluyendo historia, literatura, latín y griego.
Entre 1964 y 1965, ejerció como profesor de Literatura y Psicología en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe, y en 1966, en el Colegio del Salvador en Buenos Aires. Estas experiencias docentes reflejan su compromiso con la educación y la formación integral de los jóvenes.
Bergoglio obtuvo una licenciatura en Filosofía y otra en Teología en el Colegio Máximo de San Miguel, donde fue influenciado por pensadores jesuitas franceses como Henri de Lubac, Gaston Fessard y Michel de Certeau. Estas influencias moldearon su enfoque teológico, caracterizado por una síntesis dinámica y una apertura al diálogo.
Ordenado sacerdote en 1969, asumió roles de liderazgo en la Compañía de Jesús, siendo superior provincial en la Argentina entre 1973 y 1979.
Posteriormente, fue rector del Colegio Máximo de San Miguel y de las Facultades de Filosofía y Teología, consolidando su perfil como formador y guía espiritual.
Durante su tiempo en Córdoba (1990-1992), vivió un período de introspección que él mismo describió como una «purificación interior». Este retiro contribuyó a profundizar su espiritualidad y su comprensión de la Iglesia y el mundo.
Como Papa, Francisco ha producido una significativa obra teológica y pastoral. Entre sus escritos destacan las encíclicas «Laudato si’» (2015), sobre el cuidado del medio ambiente, y «Fratelli tutti» (2020), sobre la fraternidad y la amistad social.
También publicó exhortaciones apostólicas como «Amoris laetitia» (2016), abordando la familia y la inclusión, y «Querida amazonia» (2020), enfocada en la región amazónica y sus pueblos.
Las silenciosas batallas
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco enfrentó numerosos problemas de salud que requirieron hospitalizaciones y tratamientos médicos.
- Julio de 2021 – Cirugía de colon por diverticulitis: el 4 de julio de 2021, el Papa Francisco fue internado en el Hospital Universitario Gemelli de Roma para someterse a una cirugía programada por una estenosis diverticular sintomática del colon. La intervención fue exitosa y el Pontífice permaneció hospitalizado durante diez días, recibiendo el alta el 14 de julio.
- Marzo de 2023 – Infección respiratoria: en marzo de 2023, Francisco fue hospitalizado nuevamente en el Hospital Gemelli debido a una infección respiratoria. Aunque se descartó que fuera Covid-19, el Papa presentó síntomas como dificultad para respirar y fatiga. Tras recibir tratamiento antibiótico y cuidados médicos, fue dado de alta pocos días después.
- Junio de 2023 – Cirugía abdominal por hernia: el 7 de junio de 2023, el Papa fue sometido a una laparotomía en el Hospital Gemelli para corregir una hernia incisional con riesgo de obstrucción intestinal.
La operación transcurrió sin complicaciones y Francisco permaneció hospitalizado durante varios días antes de regresar al Vaticano. - Febrero a marzo de 2025 – Neumonía bilateral y complicaciones respiratorias: el 14 de febrero pasado, el Papa fue ingresado en el Hospital Gemelli por una bronquitis que evolucionó a una neumonía bilateral.
Durante su hospitalización, enfrentó complicaciones como insuficiencia renal en etapa inicial y episodios de insuficiencia respiratoria aguda, requiriendo ventilación mecánica no invasiva. Tras 38 días de internación, recibió el alta el 23 de marzo.
El Sumo Pontífice universal
La trascendencia ecuménica del Papa Francisco se manifestó a lo largo de su pontificado en un compromiso constante con el diálogo interreligioso y la promoción de la fraternidad entre distintas confesiones. Este enfoque le valió los apelativos de Papa de la Amistad y Papa Universal, reflejando su dedicación a construir puentes entre comunidades de fe.
Desde el inicio de su papado en 2013, Francisco mostró una apertura sin precedentes hacia otras religiones. Su elección fue bien recibida por diversas comunidades, incluyendo la judía, debido a sus relaciones previas en Argentina y su participación en eventos interreligiosos.
Durante su pontificado, continuó fortaleciendo estos lazos, promoviendo encuentros y colaboraciones con líderes de distintas confesiones.
Uno de los momentos más significativos fue su encuentro en 2016 con el Patriarca Cirilo de Moscú, líder de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Esta reunión histórica, la primera desde el Gran Cisma de 1054, culminó en una declaración conjunta que abogaba por la unidad cristiana y la cooperación en temas sociales y morales.
Francisco también se acercó a la Iglesia Ortodoxa Copta, reuniéndose con el Papa Tawadros II en varias ocasiones.
En el ámbito del diálogo con el Islam, el Papa Francisco realizó visitas a países de mayoría musulmana, como Egipto y los Emiratos Árabes Unidos. En 2019, firmó junto al Gran Imán de Al-Azhar el «Documento sobre la Fraternidad Humana», un llamado conjunto a la paz, la tolerancia y la convivencia entre religiones.
Su relación con el judaísmo también fue notable. Mantuvo una amistad cercana con líderes judíos y participó en eventos conmemorativos, como la visita al Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. Estas acciones reforzaron el compromiso del Vaticano con la lucha contra el antisemitismo y el fortalecimiento de los lazos judeo-cristianos.
El Papa Francisco no limitó su diálogo a las religiones abrahámicas. Durante su viaje a Mongolia en 2023, se reunió con líderes budistas, destacando la importancia del entendimiento mutuo y la colaboración en la promoción de la paz y la armonía social.
En sus discursos, Francisco enfatizaba la necesidad de una «cultura del encuentro», donde las diferencias religiosas no sean motivo de división, sino una oportunidad para el enriquecimiento mutuo. Esta visión se reflejaba en su participación en encuentros interreligiosos y su apoyo a iniciativas conjuntas en temas como la justicia social y el cuidado del medio ambiente.
El legado ecuménico del Papa Francisco se caracteriza por su enfoque pastoral y su disposición a escuchar y aprender de otras tradiciones religiosas. Su liderazgo inspiró a muchos a seguir su ejemplo de apertura y diálogo, contribuyendo a un mundo más unido y comprensivo.
Gestos inolvidables de Francisco hacia el Chaco
A lo largo de su pontificado, el Papa Francisco cultivó un vínculo entrañable y sostenido con el Chaco, nutrido por gestos de cercanía, palabras que reconfortaron y una atención constante a los desafíos que atravesó esta región del norte argentino.
Lejos de tratarse de un lazo meramente institucional, Francisco construyó con el Chaco un diálogo profundo, donde la fe se entrelazó con la realidad social, y la espiritualidad se convirtió en puente de esperanza y compromiso colectivo.
En octubre de 2024, recibió en audiencia privada al gobernador Leandro Zdero, en un encuentro donde primaron la cordialidad y la preocupación compartida por el bienestar de los chaqueños.
Francisco expresó entonces su afecto por la provincia y envió su bendición «para que el pueblo chaqueño siguiera forjando caminos de unidad y desarrollo con justicia y dignidad».
Aquel gesto, más allá del protocolo, reafirmó su constante interés por las comunidades del interior argentino y su voluntad de acompañarlas en el camino hacia un futuro más equitativo.
Un año antes, en mayo de 2022, también había recibido al entonces gobernador Jorge Capitanich, en el marco de una actividad organizada por la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes.
En ese espacio se puso de manifiesto el compromiso chaqueño con el Pacto Educativo Global, la iniciativa impulsada por el Papa que promovía repensar la educación desde valores universales como la solidaridad, el cuidado del planeta y la inclusión social.
El Chaco había adherido formalmente a esta propuesta, involucrando a universidades, escuelas y comunidades en un proceso transformador que colocaba a la persona en el centro de toda política pública.
En esa misma sintonía, la Universidad Nacional del Nordeste (Unne) -con fuerte presencia en territorio chaqueño- participó activamente en las acciones del pacto, impulsando jornadas de reflexión, talleres y encuentros intergeneracionales. Esa participación concreta tradujo en hechos el mensaje papal: «Educar es un acto de esperanza», una esperanza que, en contextos de vulnerabilidad como el del Chaco profundo, cobraba aún mayor relevancia.
En marzo de 2023, al conmemorarse los diez años del inicio del pontificado de Francisco, el gobierno provincial organizó una jornada especial en la Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus).
Durante el acto, Capitanich destacó que las encíclicas del Papa -especialmente «Fratelli tutti» y «Laudato si’»- ofrecían un horizonte ético para el presente, y reafirmaban a Francisco como un líder espiritual que promovía el bien común, la cultura del encuentro y la justicia social a escala global, pero con los pies firmemente plantados en la realidad concreta de los pueblos.
La preocupación del Papa por el Norte Argentino también se hizo evidente en sus encuentros con referentes de la justicia federal, como la jueza chaqueña Zunilda Niremperger.
En uno de esos diálogos, Francisco se interesó profundamente por la modalidad del narcotráfico en la región y sus consecuencias sociales.
Manifestó su honda inquietud por el avance del crimen organizado, la corrupción estructural y la desigualdad creciente, fenómenos que -según sus propias palabras- «erosionaban la dignidad de los más vulnerables y destruían los lazos comunitarios».
Cada uno de estos gestos -audiencias, bendiciones, compromisos educativos y pronunciamientos sociales- reveló una constante: el Papa Francisco no solo miró al Chaco, sino que lo comprendió. Supo de sus luchas, sus silencios, sus heridas y su potencial.
Acompañó con la palabra justa, pero también con el silencio orante. Entendió que desde esas tierras humildes y a menudo postergadas, florecía una fe popular que resistía y renovaba.