La historia de la protección animal en la Argentina encuentra en Ignacio Lucas Albarracín a uno de sus protagonistas fundamentales. Cada 29 de abril, el país honra su memoria, no solo como símbolo de la defensa de los animales, sino también como iniciador de un movimiento que marcó un antes y un después en la legislación y en la conciencia social.
La fecha también invita a reflexionar sobre otras celebraciones que homenajean a las mascotas más cercanas al corazón humano: perros y gatos, quienes tienen sus propios días especiales en el calendario.
Quién fue Ignacio Lucas Albarracín
Ignacio Lucas Albarracín nació en la ciudad de Córdoba el 31 de julio de 1850. Tras graduarse como abogado en 1873, optó por un camino poco convencional para la época, dedicó su carrera a la defensa de los derechos de los animales. Fue secretario de la Sociedad Argentina Protectora de los Animales desde su fundación en 1879 y, más tarde, presidente de la institución tras suceder a Domingo Faustino Sarmiento en 1885.

Era conocido como “el loco” debido a sus conductas consideradas excéntricas para su tiempo, tales como interponerse delante de carruajes para impedir el maltrato de caballos o encabezar campañas contra prácticas sociales ampliamente aceptadas como las corridas de toros, las riñas de gallos y el tiro a la paloma. Albarracín también se manifestó en contra de los zoológicos y los circos que utilizaban animales.
Cuáles fueron sus aportes a los derechos de los animales
Ignacio Lucas Albarracín fue el principal impulsor de la Ley Nacional de Protección de Animales N° 2.786, promulgada el 25 de julio de 1891, conocida también como la Ley Sarmiento. Esta legislación estableció por primera vez en Argentina la obligación de brindar protección a los animales, prohibiendo su maltrato y caza.
La profundidad de su trabajo fue tal que su legislación sirvió como base legal para la Liga Internacional de los Derechos del Animal en 1977 y posteriormente para la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Albarracín también propuso la incorporación en los programas escolares de la materia “Educación Humanitaria”, destinada a fomentar la bondad hacia los animales en las futuras generaciones.