El Diccionario de la Real Academia Española (RAE) incluye, entre sus páginas, varios términos que parecen mal pronunciados pero que están aceptados.
Muchas veces el lector u oyente cuestiona a las personas que las pronuncian y creen que están mal, sin embargo, las acepciones (sentido en que se puede tomar una palabra o expresión y que, una vez aceptado y reconocido por el uso, se expresa en los diccionarios a través de la definición) son correctas.
Mostramos el ejemplo de algunas de ellas: murciégalo, palabro, culamen, madalena.
En la actualización de 2021 se sumó cubrebocas, hisopado o nasobuco, así como nuevas acepciones para términos como cribado, o las formas complejas burbuja social y nueva normalidad.
Cada año, la Real Academia Española actualiza su diccionario con palabras que entran como válidas, así como otros términos, anteriormente incluidos, que salen del glosario por su desuso, poca utilización o tal vez antigüedad. Los nativos del castellano (o español), además de las personas que han aprendido nuestro idioma, tendemos a usar ciertas palabras que, por pronunciación o escritura, cometemos varios errores, sobre todo ortográficos o gramaticales. No obstante, algunas palabras que nunca imaginarías están admitidas por el DRAE.
Como sucede desde hace cinco años, a finales de diciembre la Real Academia Española (RAE) presenta las novedades del Diccionario de la Lengua Española. Este año son 3.836 las modificaciones de lo que es ya la versión electrónica 23.5 del diccionario, consensuadas entre las 23 corporaciones de todo el mundo que conforman la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale).
Las nuevas palabras que fueron incluidas en 2022 son: en gastronomía cachopo (sí, no estaba como alimento), típico de la gastronomía asturiana; la quinoa y la crudité, plato compuesto de legumbres y hortalizas que se consumen crudas.
En tecnología son aceptadas las palabras bitcóin, criptomoneda, gentrificación, geolocalizar, quinoa.
En en lo que se refiere a los social, la RAE añade algunos términos relativos a la sexualidad y el género, como poliamor, transgénero, cisgénero o pansexualidad.
Seguro que usted ya ha dicho y escrito esas palabras, pero ahora ese reflejo de la sociedad forma parte del diccionario. En un acto en la RAE con el director de la institución, Santiago Muñoz Machado; la directora de la vigesimocuarta edición del DLE, la académica Paz Battaner, ha subrayado la cantidad de novedades de esta ocasión, mientras que “en 2019 fueron unas 1.100 y cerca de 2.500 en 2020″. Este crecimiento se debe sobre todo a “la digitalización y tecnificación de la sociedad”.
¿Se dice fiscal o fiscala?
Pero, “fiscala”, ¿desde cuándo es reconocida?. Se usa desde 2014. LA VOZ DEL CHACO la usa, y cada vez que se publica se genera polémica entre los lectores. Aquí la explicación.
Dudas que surgen entre dos formas que son igual de correctas: fiscal y fiscala, al igual que ocurre con juez y jueza, alcalde y alcaldesa, concejal y concejala, intendente e intendenta, presidente y presidenta, ministro y ministra.
Fiscala entonces es la persona que representa y ejerce el ministerio público en los tribunales.