*Por Virginia Burich, Redacción
El mismísimo hecho de que Babasónicos haga una única presentación en el Nordeste, promocionando sus últimas canciones, era una noticia impactante; al mismo tiempo una invitación atrevida, que desaprovecharla resultaría en una carga de por vida, llena de doloroso arrepentimiento y desazón por lo que pudo ser y no fue.
El 14 de octubre tenía un enorme círculo rojo en el calendario (de Google, obvio).
La cita era a las 9, en el Concepto Yapiré, un lugar que apreció en la boca de muchos resistencianos a partir del momento exacto en que las entradas salieron a la venta on-line (obvio). Y allí estuvimos.
Previa extensa cola, tan larga como la ansiedad de un espectador que sabe, casi como un íntimo secreto, lo extraordinario de la puesta, logramos ingresar a un lugar como nos gusta a los amantes de la libertad: escenario al aire libre (creo que hasta a los griegos le gustaba esa onda).
Un espacio modesto, un público sin frenesí criminal y un sonido finamente cuidado eran el combo justo que uno espera de esta banda de larga trayectoria, no solo por la cantidad de tiempo en vigencia y actividad, sino por la exploración en ritmos, texturas y potencia acústica.
Desde hace diez años, cuando resaltaban por encima de las miles de bandas que copiaban solo una única corriente y tipo de «rock», se conocía su aporte lleno de desparpajo y genio desafiante al género, en tiempos donde ya a nadie le importaba qué era eso ni de dónde venía ni a dónde iba.
Es esa exploración sonora llena de experimentos frankenstenianos y hits hegemónicos sumado a un compendio poético encuadernado en sátira, imanta a seres que, agrupados, son una mezcla social de un comportamiento intachable. No se necesitaba de policías ni de patovicas que controlen ningún desmadre de más de 3.500 personas, simples amantes de la poesía y la música, que se acercaron de ciudades y provincias vecinas.
En 2022, parece tonta la aclaración, ya que el rock hace miles de años y kilos de polvo y telaraña no es sinónimo de desmadre sino incluso, todo lo contrario. El público es gente que no va zarpada a querer entrar colada, sino que tienen sus trabajos pagan la entrada como sus impuestos y hasta va en familia.
No olvidemos que el primer disco de Babasónicos llega a determinada juventud a principio de los 90. Haciendo los cálculos correctos más de32 años de existencia hicieron que progenitores y vástagos compartieran un excelente show, como en el caso de quien escribe.
Por ese lado nada que lamentar y todo que celebrar.
el festival de la canción
«Excelente show» es una expresión fría y distante como para describir esta particular noche (demasiado parecida a un finde año). Cuando en 2003 Irresponsables saturaba, lo medios de comunicación en general (ya que YouTube todavía no lo abarcaba todo), cansaba. Pasaba igual con «Putita», «El loco» y bueno, como sabemos que pasan con los hits. 20 años después, alejados de aquel bombardeo insufrible, hoy volverlo a escuchar, resignifica y revaloriza algo demasiado desgastado (como pasa con las prendas de vestir retro, ¿quizás?).
Sin orden alguno para esta crónica, sonaron «Deléctrico», «Fauno», «Como eran las cosas», «Carismático», «Yegua», «La pregunta», «La lanza», «Los calientes», «Cretino» y «El ingrediente» que se mezclaron entre los gritos y coros de les fans.
Sin embargo, Babasónicosnestán promocionando lo que se solía conocer como LP, Disco, Cassette, CD, pero que ahora se reproducen en las plataformas streaming de música habidas y por haber. Y la lista de canciones se agranda y se enriquece, con dos gemas que jamás pisaron suelo nordestino.
Trinchera, este conjunto de canciones nuevas que los anduvo llevando no solo por el país, sino también por el mundo, compuesto de 11 canciones estuvo disponible desde abril en las plataformas (también no faltó el genio que lo subió en mp3 por descarga directa, para los que prefieren no estar conectados más que con la música).
Como manda la actualidad y la modernidad ya estaban rotando canciones como la «Izquierda de la noche» y «Bye Bye que también tocaron este pasado 14. Madera Nórdica estuvo entre las gemas que según anuncio Andrián Dargelos a sus fans locales, era la primera vez que la tocaban en vivo y fue todo un regalo para su fiel público norteño.
Pero la gema subjetiva que verdaderamente dio gusto que tocaran fue la canción que le da nombre al disco, «Trinchera», lanzada mucho después. Un hit de una belleza deforme que polinizó la acústica correntina.
Tras más de dos horas de show, y un repaso por lo mejor de su discografía, de ya no sé cuántas décadas, quedó demostrado una vez más que Babasónicos sigue haciendo lo que quieren y es justo lo que nosotros queremos que haga.