Sucedió en Sáenz Peña. La mujer volvía de trabajar.
Un lamentable suceso de inseguridad ocurrió en los primeros minutos del pasado viernes en Sáenz Peña, cuando una empleada gastronómica regresaba a su casa en su motocicleta tras cumplir con sus horas de trabajo. En cercanías del nuevo complejo de viviendas en el barrio Matadero, fue interceptada por dos peligrosos delincuentes armados quienes la amenazaron de muerte apuntándola con un revólver, exigiendo que les entregue la moto y todo lo que llevaba. La mujer se resistió al asalto y se trenzó en lucha con ambos. Eso enfureció a los malvivientes que le gatillaron en la cara, pero el proyectil no salió. No obstante, antes de robarle la moto y lo poco que tenía encima, a modo de represalia los ladrones le propinaron una brutal paliza en el suelo, aplicando patadas y golpes de puño a la vez que la insultaban con epítetos irreproducibles. «Quedé bañada en sangre y la Policía quería llevarme en el patrullero al Hospital porque estaba muy golpeada. No quise ir porque mi hijo me esperaba en casa y ya era de madrugada. Los delincuentes eran mayores de edad», explicó la víctima.
La víctima de 53 años, de ocupación cocinera, denunció en la comisaría 6º que en la medianoche del viernes regresaba a su domicilio en el barrio Mitre, al sur de Sáenz Peña. Cuando circulaba por calle 20, en su motocicleta Ghiggeri Vita, de 110 cilindradas, color negro, bajando de la ruta 16 a la altura de calle 35 del barrio Matadero, fue interceptada por dos peligrosos delincuentes armados quienes se desplazaban en una motocicleta de 110 cilindradas, sin carenados. Los ladrones la chocaron de atrás para hacerla caer al suelo, pero al no lograrlo le cerraron el paso y descendieron del rodado.
Allí la indefensa mujer empezó a gritar pidiendo auxilio desesperadamente y se trenzó en lucha con ambos. «Uno de ellos me apuntó a la cara y gatilló, pero el tiro no salió. Yo tenía el casco puesto y no me quería sacar porque me pegaban culatazos en la cabeza sobre el casco, hasta que al final me voltearon al suelo y ahí me dieron una paliza porque sí nomás, por haberme resistido. Después se fueron robándome mi moto, uno en cada moto. En el baúl tenía mi billetera, los papeles de la moto, DNI y documentaciones varias. Los vecinos escucharon los gritos y salieron a ayudarme, pero los delincuentes ya se habían ido. Tengo toda cortada las manos y moretones en todo el cuerpo, todavía estoy en cama con fuertes dolores por los golpes recibidos, y sin poder ir a trabajar. Encima me quedé a pie y mi trabajo me queda bastante lejos de aquí, de mi barrio», lamentó finalmente, según publica el portal local Periodismo365.