El pasado jueves 6 quedaron instaladas las primeras tres esculturas del Sendero de las artes «Aires de ribera» en el Parque Nacional Impenetrable. El Instituto de Cultura, a través de sus direcciones de Patrimonio Cultural y de Promoción Sociocultural, formó parte de este proyecto que vincula cultura y naturaleza, paisaje e identidades locales, a través de técnicas artísticas y saberes comunitarios.
Se trata de una experiencia de creación colectiva en la que conviven técnicas escultóricas y artesanales, materialidades naturales y manifestaciones identitarias, con el fin de potenciar el atractivo turístico del Parque sin generar agresión o deterioro del entorno. Por ello, las materias primas utilizadas en esta oportunidad fueron chaguar, barro, troncos decomisados y palma.
Esta primera experiencia pretende sentar las bases de futuras convocatorias vinculadas a experiencias en el territorio, en un ambiente de intercambio entre pares con el asesoramiento de y en plena convivencia respetuosa con la biodiversidad. Las creaciones no suponen ninguna agresión o deterioro del parque, su entorno o instalaciones.
El proyecto es producto de una articulación interinstitucional entre la Administración de Parques Nacionales y el Parque Nacional Impenetrable, junto al Instituto de Cultura, el Instituto de Turismo y el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Territorial Sostenible del Chaco. Cuenta con el apoyo en territorio de la Mesa de Gestión Impenetrable.
Las obras
«Ser parte»
Volver a las raíces, a lo ancestral, juntas, como estrategia de vida. Detenerse a sentir el bosque, sus ruidos, sus olores. Aceptar, dejarse invadir por el entorno para encontrar nuevas formas, nuevos mundos.
Obra realizada por la escultora Tati Cabral de Resistencia junto a las artesanas Elda Rojis de Nueva Pompeya, Bernarda Arias de Nueva Población y Gregoria Claudio de Olla Quebrada. Santiago Dimartino de Resistencia participó como asistente del equipo.
«Tiempo de vida»
Nuestro paso sobre la tierra está marcado simplemente por una cosa, el tiempo. El tiempo para todos los seres vivos, pero sobre todo para los animales representados en el reloj «Tiempo de vida» es incierto. El hombre ha avanzado en el territorio a pasos agigantados -impulsado por la agricultura, la ganadería y la industria- sobre sus hábitats naturales y por ello cada vez tienen menos espacio donde vivir, siendo desterrados de sus lugares, lo que hace que se disminuya aún más su reproducción y que cada vez sean menos, lo que nos advierte sobre lo incierto de su tiempo sobre esta tierra, su tierra.
La obra fue elaborada por el artesano Carlos Leiva, oriundo de Miraflores, se encuentra trabajando con los escultores Federico Rosciani y Sebastián Novak de Misión Nueva Pompeya y Villa Río Bermejito respectivamente. Además, participó como asistente Carlos Marciano Leiva.
«El portal del monte»
Los portales simbolizan la transición de una realidad a otra. Sean estas realidades emocionales, sociales, culturales o simplemente mentales. El cambio y la incertidumbre hacia el futuro es constante, el paso inevitable de la vida (lo que es) a la muerte (lo que fue). Este portal simboliza el paso hacia lo natural, lo místico, lo que hubo, lo que hay, a lo desconocido del paisaje.
La creación fue realizada por los escultores Héctor Zimmer de Miraflores, Rubén Flores de El Sauzalito y Juan Bengler de Resistencia.