El pasado 10 de mayo el puente General Manuel Belgrano cumplió 50 años y con ello también el lapso de tiempo de su vida útil. Si bien se habla del colapso de esta vía de comunicación entre provincias, esto no es estructural, que se encuentra en general en «buen estado», sino vehicular, debido al intenso flujo de tránsito, lo que sigue poniendo de manifiesto la imperiosa necesidad de contar con un segundo cruce, proyecto anunciado en reiteradas oportunidades, pero que su concreción se dilata en el tiempo. Así lo explicó a La Voz del Chaco el ingeniero Osvaldo Giménez, titular de la cátedra Hormigón Armado II (FAU Unne).
«El puente cumplió su vida útil, normalmente se hacen para 50 años. Eso significa que después de ese tiempo uno tiene que replantearse el puente. A lo mejor puede seguir 200 años más, como muchos puentes en Europa, pero se refuncionalizan. Es decir, se cambia el destino», y seguidamente diferenció: «El puente está colapsado en su capacidad vehicular. Ahí está colapsado. Es decir, ya la cantidad de vehículos que pasan por hora supera a la capacidad de la obra. Es muy difícil hacer trabajo de mantenimiento, es muy difícil operar dentro del puente porque está permanentemente con vehículos».
Buen estado
El ingeniero comentó que «como facultad, y yo como calculista, hicimos una evaluación desde el punto de vista estructural y también una parte de la cátedra de Mecánica planteó algunas modelizaciones de los problemas más serios que podía haber tenido el puente y que estaba basado en los impactos que tuvo: más de 40 choques de barcos de mayor y menor dimensión», recordó. «El más importante fue hace unos cinco años, seis, si mal no recuerdo, en ese momento se había corrido inclusive la pila de apoyo donde impactó el barco. O sea, se podía observar la desalineación del puente, pero no había peligro de colapso de ninguna manera», recordó el especialista en primera medida.
Más adelante recordó que «nosotros comenzamos con un puente como único vínculo en la mesopotamia y al poquito tiempo se incorporó el puente de Zárate Brazo Largo y muchos años después el puente de Victoria y el puente de Encarnación, Posadas. Ahora ya hay cuatro puentes que vinculan. La realidad nos dice que nuestro puente, que es uno chiquito, de dos trochas, una de ida, una de vuelta, cualquier accidente, cualquier inconveniente, un camión que se descompone, para el puente. Hay que llamar a una grúa, es un lío porque pasa una frecuencia de vehículos tan grande», describió las situaciones que a menudo se registran en esta vía.
En este punto resaltó: «Ahí está colapsado. Es decir, ya la cantidad de vehículos que pasan por hora supera a la capacidad del puente. Ese es el problema realmente que tiene nuestro puente», aseveró.
mantenimiento
Ante las medidas que requiere la estructura para su mayor conservación y la extensión de su vida útil, el ingeniero indicó: «Se pueden inventar muchas cosas, pero la verdad es que de acuerdo a las características del puente, de cómo están conformadas las pilas, de cómo están conformadas los tableros del puente, etcétera, en mi opinión humilde no amerita que se tenga que hacer ningún trabajo para ampliarlo. Lo que hay que hacer es otro puente. Así de simple».
Al mismo tiempo aclaró que «las obras necesarias para este puente sí son las defensas. Las defensas nunca se hicieron. Se había planteado incorporarlas dentro de este segundo proyecto de puente que va a pasar unos kilómetros al sur, allí estaba pensado incorporarse dentro de esa licitación internacional, aprovechar el equipamiento porque es un equipamiento importante, hacer los pilotes en el agua, para las defensas del Belgrano, pero de acuerdo a la última información se borraron dos cosas. Una es la parte ferroviaria que también era uno de los requerimientos que se planteaba, porque no tenemos ni un cruce de ferrocarril. Desde Zárate para acá no hay ni un cruce de ferrocarril. Y se borraron también las defensas del puente Belgrano».
Tras estas aclaraciones, opinó: «Si me preguntan qué se debería hacer con el puente es tratar de cuidarlo, a lo mejor regular el tránsito para que en determinados horarios de menor frecuencia, por ejemplo a la madrugada, se canalicen los vehículos pesados para que la densidad de autos, que es en los horarios pico de trabajo, no haya tanta complicación ni tanta congestión dentro del puente», coincidió con sus pares especialistas que también sostienen medidas similares.
A lo que añadió: «Y el trabajo que sí se debería encarar en algún momento lo antes posible serían las defensas. El tránsito sobre el puente es intensísimo y el tránsito bajo el puente es intensísimo. Pasan barcazas enormes, de unos pesos enormes. Cualquiera de esas barcazas puede llegar a provocar realmente una desgracia y nos quedamos absolutamente sin puente desde Encarnación hasta Rosario. Así que eso sería gravísimo», reconoció.
Segudo puente
Por esto el ingeniero aseveró: «En lo que hay que hacer mucho hincapié es en el nuevo puente. No hay vuelta que darle. Es el que va a dar alguna solución razonable al tránsito actual», resaltó.
Seguidamente reiteró: «Pero el puente Belgrano estructuralmente ya cumplió su vida útil, a pesar de esto está en condiciones normales. Los cables, que es lo que más se deteriora, fueron sustituidos, tienen cables de última generación. Esos son trabajos que se van controlando. La misma gente que hace el peaje en su contrato tiene la obligación de ir verificando y registrando las posiciones de los tableros para ver si tienen descenso. Y el control de todo lo que es cables de atirantamiento. Y eso está reparado a nuevo. Fueron reemplazados todos los cables originales por cables de última generación. Son realmente de muy buena calidad y eso está funcionando normalmente», precisó.
Giménez aseguró: «Sin tener ningún otro dato importante que me haya llegado, diría que la condición del puente está perfecta desde el punto de vista estructural, no tiene problema, sí demasiados autos arriba».