Hoy, un calco de relevancia global de «El David» de Miguel Ángel arribará a Resistencia. La cita será en el Museum, ubicado en el Domo del Centenario, Avenida de los Inmigrantes 1001, a las 11.
Tal como la sociedad del renacimiento que, en 1501, se encargó de transportar a través de las angostas calles de Florencia las más de seis toneladas de mármol que Miguel Ángel talló a mano, la Fundación Urunday se comprometió con su sueño y lo cumplió: traer a su tierra un David propio.
En este contexto, en esta edición especial de La Aventura Escultórica (LAE) sobre el calco del David de Miguel Ángel, dialogamos con María del Carmen Magaz, quien hizo un abordaje integral sobre esta escultura, el espacio público y la visión de Fabriciano.
Magaz es licenciada y profesora en Historia de las Artes por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Es doctora en Historia, con orientación en arte público, por la Universidad del Salvador.
En 1999, obtuvo la beca del Programa Fulbright, como Junior Fellow Researcher en la George Washington University, en Washington D.C.
Fue becaria posdoctoral en Dumbarton Oaks, Research Library and Collection (Trustees for Harvard University), en Washington D.C.
Además, fue asesora de María Eugenia Estenssoro en el honorable Congreso de la Nación Argentina, en las comisiones de Cultura y del Bicentenario y en la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Es profesora emérita por la Universidad del Salvador. Creadora y directora de la carrera de Gestión e Historia de las Artes y de los posgrados: especialización y maestría en Curaduría de Arte Contemporáneo, aprobadas por la Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria (Coneau). En la actualidad es jurado de tesis y está a cargo de la tutoría de alumnos de dichos posgrados.
Lev Tolstoi, Humberto Eco, Pierre Bourdieu, Giorgio Vasari, y muchos pensadores más circularon, de manera sustancial, en esta conversación con Magaz. Y se encuentra a través de un Meet con una ondulante conexión de internet que iba y venía, que pausaba y reiniciaba las voces, pero nada de esto importó. En no más de 40 minutos de llamada, Magaz abrió un abanico de categorías, un sin fin de posibilidades para el próximo emplazamiento del David.
la relación de
«el David» con la comunidad
Georges Didi–Huberman considera que la imagen nos plantea que delante de ella estamos siempre frente al tiempo. No importa si se trata de una obra contemporánea o antigua, el pasado y la memoria siempre estarán presentes y desde aquí quiero partir: el arte nos informa sobre el mundo y sobre el hombre.
Asimismo, ofrece un registro de la vida humana, nos permite conocer cuáles son las mentalidades de época en la obra que estamos observando, cómo son los pensamientos, incluso los sentimientos y las pasiones de aquel momento.